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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)

El Nuevo Gasómetro bajo una intempestiva lluvia fue sede del clásico enfrentamiento entre blaugranas y xeneizes. Por un lado San Lorenzo llegaba con un fútbol errático desde que logró quedarse la Copa Libertadores. Los de Bauza están pensando en el mundial de clubes desde que aseguraron su plaza y eso los ha perjudicado en el torneo local. Del otro lado estaba Boca Juniors, urgido de sumar de tres para evitar que River, eterno rival, consiga el bicampeonato. Los de Arruabarrena deberán jugar la vuelta de los cuartos de final entre semana. Con la mente en otras latitudes, uno de los dos salió airoso.

San Lorenzo salió con Sebastián Torrico, Julio Buffarini, Mauro Cetto, Walter Kannemann, Emmanuel Más; Matías Catalán, Néstor Ortigoza Juan Ignacio Mercier, Enzo Kalinski; Gonzalo Verón y Martín Cauteruccio. Un 4-4-2.

Por su parte, Boca jugó con Agustín Orión, José Fuenzalida, Mariano Echeverría, Komar, Emanuel Insua; Cristian Erbes, Pablo Ledesma, Gonzalo Castellani; Juan Manuel Martínez, Emmanuel Gigliotti y Federico Carrizo.

Durante los 90 minutos de juego cayó una incesante lluvia que dejó un gramado húmedo y resbaladizo para el juego de choque. El encuentro inició con un San Lorenzo predominantemente con el dominio del balón, creando opciones con buenas aplicaciones de la táctica fija; no así efectivas. Boca jugaba como si la lluvia corrompiese la gestación de juego. Difícilmente conseguía llegar al área rival sin la suerte de un error no forzado. 

Estuvo cerca la primera anotación cuando Mercier bombeó un balón al área mientras la defensa de Boca adelantó la línea defensiva para dejar en offside a Cauteruccio, pero este y otros dos receptores quedaron habilitados. Orión tuvo que hacer veces de líbero para alejar el peligro. Este era el primer indicio de que los de Bauza proponían el pase sencillo para avanzar.




Esta contra fue lo más destacado del accionar ofensivo de los azul y oro. Por desgracia, se diluyó por un mal pase en el que influyó la condición pantanosa del campo.



Arruabarrena veía a los suyos sufrir para asociarse y se optó por los pases largos en diagonal, que en contadas ocasiones sorprendían a los defensas del otro bando. El Ciclón esperaba en su terreno para encarar y aislar los espacios a los costados, zona donde se cortaba el juego de los visitantes.

El tiempo no era lo único gris al término de la primera mitad.

Llegan los goles

Se pueden señalar dos villanos que con sus fallas de visión perjudicaron irreparablemente a su oncena. En el primer gol, el lateral chileno Fuenzalida no advierte que Verón se corre a un extremo y le gana la espalda para centrar al otro delantero; Cauteruccio, que pierde la marca y cabecea detrás de Komar, central que debutaba con el primer equipo. El ex Quilmes rompía el cero y abría el partido.





Los villanos volverían a hacer de las suyas, esta vez los campeones continentales repetían su  juego simple de toque tras un mal despeje de Komar que dejó mal parado a su equipo. Aquí el despliegue de volantes es menester para la llegada del segundo tanto:

 
Tras este circuito, Verón sacó a pasear con gran habilidad a Fuenzalida y definió al borde del área chica el 2-0 en las narices de Komar. Partido para el olvido de los defensores de Boca.

Los cambios en el ataque no llegaban con el movimiento del banquillo xeneinze. El posicionamiento y la entrega de los volantes de marca le dieron rasgos de equipo rocoso a San Lorenzo.

La zona de creación quedó en dominio de camisetas blaugrana y solo el “Burrito” Martínez tuvo la ocasión del descuento, esta vez Buffarini se resbalaba en el área y el 20 definió al travesaño. Boca se murió ahogado por la inteligencia de sus oponentes que supieron adelantarse aprovechando errores en el momento justo. La dinámica para defender el resultado y la sapiencia para llegar a la cabaña de Orión con el esférico son cualidades dignas de un cuadro campeón de América.

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