El Nuevo Gasómetro
bajo una intempestiva lluvia fue sede del clásico enfrentamiento entre
blaugranas y xeneizes. Por un lado San Lorenzo llegaba con un fútbol errático
desde que logró quedarse la Copa Libertadores. Los de Bauza están pensando en
el mundial de clubes desde que aseguraron su plaza y eso los ha perjudicado en
el torneo local. Del otro lado estaba Boca Juniors, urgido de sumar de tres
para evitar que River, eterno rival, consiga el bicampeonato. Los de
Arruabarrena deberán jugar la vuelta de los cuartos de final entre semana. Con
la mente en otras latitudes, uno de los dos salió airoso.
San Lorenzo salió
con Sebastián Torrico, Julio Buffarini, Mauro Cetto, Walter Kannemann, Emmanuel
Más; Matías Catalán, Néstor Ortigoza Juan Ignacio Mercier, Enzo Kalinski; Gonzalo
Verón y Martín Cauteruccio. Un 4-4-2.
Por su parte, Boca
jugó con Agustín Orión, José Fuenzalida, Mariano Echeverría, Komar, Emanuel
Insua; Cristian Erbes, Pablo Ledesma, Gonzalo Castellani; Juan Manuel Martínez,
Emmanuel Gigliotti y Federico Carrizo.
Durante los 90
minutos de juego cayó una incesante lluvia que dejó un gramado húmedo y
resbaladizo para el juego de choque. El encuentro inició con un San Lorenzo
predominantemente con el dominio del balón, creando opciones con buenas
aplicaciones de la táctica fija; no así efectivas. Boca jugaba como si la
lluvia corrompiese la gestación de juego. Difícilmente conseguía llegar al área
rival sin la suerte de un error no forzado.
Estuvo cerca la
primera anotación cuando Mercier bombeó un balón al área mientras la defensa de
Boca adelantó la línea defensiva para dejar en offside a Cauteruccio, pero este
y otros dos receptores quedaron habilitados. Orión tuvo que hacer veces de
líbero para alejar el peligro. Este era el primer indicio de que los de Bauza
proponían el pase sencillo para avanzar.
Esta contra fue lo
más destacado del accionar ofensivo de los azul y oro. Por desgracia, se diluyó
por un mal pase en el que influyó la condición pantanosa del campo.
Arruabarrena veía a
los suyos sufrir para asociarse y se optó por los pases largos en diagonal, que
en contadas ocasiones sorprendían a los defensas del otro bando. El Ciclón
esperaba en su terreno para encarar y aislar los espacios a los costados, zona
donde se cortaba el juego de los visitantes.
El tiempo no era lo
único gris al término de la primera mitad.
Llegan los goles
Se pueden señalar
dos villanos que con sus fallas de visión perjudicaron irreparablemente a su
oncena. En el primer gol, el lateral chileno Fuenzalida no advierte que Verón se corre a un extremo y le gana la
espalda para centrar al otro delantero; Cauteruccio, que pierde la marca y cabecea detrás de Komar, central que
debutaba con el primer equipo. El ex Quilmes rompía el cero y abría el partido.
Los villanos
volverían a hacer de las suyas, esta vez los campeones continentales repetían
su juego simple de toque tras un mal despeje de Komar que dejó mal
parado a su equipo. Aquí el despliegue de volantes es menester para la llegada
del segundo tanto:
Tras este circuito,
Verón sacó a pasear con gran habilidad a Fuenzalida y definió al borde del área
chica el 2-0 en las narices de Komar. Partido para el olvido de los defensores
de Boca.
Los cambios en el
ataque no llegaban con el movimiento del banquillo xeneinze. El posicionamiento
y la entrega de los volantes de marca le dieron rasgos de equipo rocoso a San
Lorenzo.
La zona de creación
quedó en dominio de camisetas blaugrana y solo el “Burrito” Martínez tuvo la
ocasión del descuento, esta vez Buffarini se resbalaba en el área y el 20
definió al travesaño. Boca se murió ahogado por la inteligencia de sus
oponentes que supieron adelantarse aprovechando errores en el momento justo. La
dinámica para defender el resultado y la sapiencia para llegar a la cabaña de
Orión con el esférico son cualidades dignas de un cuadro campeón de América.
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