Tras
su experiencia como futbolista y periodista en Venezuela, pretende asumir
nuevos retos que catapulten su carrera a otro nivel. Tiene como meta principal
ser el primer presidente de la Federación Venezolana de Fútbol luego de la
gestión Esquivel
Por: Luis Suárez (@Luije77)
El hombre promedio amante del fútbol crece con la ilusión
de llegar a ser profesional, aunque sea en el PlayStation. No todo en la vida se puede cumplir; por ello, la
opción inmediata para seguir ligado al deporte de los 22 en campo es el periodismo
deportivo. Presumir de haber logrado las dos cosas con éxito es casi utópico,
pero “Tony” pudo hacerlo. Antonio Carrasco Candela nació el 28 de mayo del año
1966, en Caracas. Hoy es reconocido como una de las figuras principales de la
comunicación de nuestro país por su aparición en las pantallas de Meridiano
Televisión y Venezolana de Televisión. Con cada gran evento del fútbol
internacional que se aproxima, es común asociarlo a su presencia in situ. Ha cubierto mundiales,
Eurocopas, Copas América y Copas Confederaciones; ha entrevistado a jugadores
de la talla de Lionel Messi, Iker Casillas y Fabio Cannavaro. Ahora tiene un
reto más grande: ganar las elecciones para presidir la Federación Venezolana de
Fútbol, luego de 28 años dirigida por el mismo frente.
Binomio
familia-fútbol
Su pasión por el fútbol es inmanente: “Siempre digo que
comencé a dar patadas desde el vientre de mi madre, sobre todo por esa herencia
de sangre que me describe. Mi abuelo fue socio fundador del Real Madrid, de los
primeros mil socios. De hecho en mi casa hay un libro de cuando el Real Madrid
cumplió cincuenta años, con la dedicatoria a esos primeros inversionistas. Mi papá
nació y, antes de tener la partida de nacimiento, ya era socio del Madrid”.
El padre de Carrasco llegó a Venezuela en los años 50. En
aquellos compases, España sufría las consecuencias del proceso franquista y Antonio
Carrasco Candia decidió cruzar el charco. Siempre trató de transmitirles los
valores del fútbol a su familia y a sus dirigidos del San Ignacio de Loyola, colegio
en el que “Tony” también dio su primeros pasos: “Ese amor siempre ha estado,
crecí viendo fútbol”.
Carrasco asume que la familia es fundamental. Manifiesta
que es su motivo para todo lo que hace: “Todo lo que hago es para mis hijos.
Tengo tres: Romina, que se acaba de graduar de comunicadora social y quien fue
sub campeona nacional de gimnasia; Sabrina, que está estudiando Psicología a
mitad de carrera y Andrés, que juega en la Sub 12 de Distrito Capital. Trato de
que todo lo que hago no les afecte. Crecieron viendo cuando me iba a una
concentración los viernes y regresaba los domingos”.
Aprender
de los más grandes
Cuando se le pregunta qué partidos recuerda en su
infancia, no duda en decir que nunca olvida los encuentros del fútbol alemán que
transmitía el colombiano Andrés Salcedo: “En los años setenta, cuando Alemania
comenzó a ser una potencia, admiré mucho al Bayern y a la Selección. Fueron
campeones del mundo. Aquella famosa generación me encantó”.
La vida de un periodista que recorre el mundo queda
marcada con cada gesto de sus entrevistados y con todas las palabras que
componen una declaración. La lectura es el primer soporte de un profesional; “Tony”
no escapa de la regla. “Recuerdo que Di Stefano dijo que tenía en su casa una pelota
de bronce grande. Era un balón de esos gigantes. Decía ‘gracias vieja’. Por eso
tengo dos balones simbólicos en mi casa, para recordar lo que me ha dado el
fútbol”, puntualiza con énfasis, luego de aclarar que aquellos dos esféricos
están justo en la entrada del hogar.
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Inicios
en el fútbol profesional
Carrasco vivió en carne propia las carencias de un
deporte que no estaba en el top dentro del espectáculo venezolano. Desde
siempre, dice, supo qué se estaba haciendo mal: “La parte amateur no fue tan
complicada. Crecí en el Loyola. Estuve allí hasta juvenil e incluso competí en
las selecciones de Distrito y de Miranda”. La portería era su hábitat y los
guantes la más efectiva herramienta de defensa. Su debut en el profesional
llegó de la mano de UCV FC, el primer campeón del rentado nacional (1957). “Después
de que me vieron en unos juegos universitarios, me estrené en Primera División
con un equipo que cumplía más de 30 años desde su primera participación. En ese
instante estaba más convencido de las deficiencias profesionales de llegar a un
mundo lleno de problemas de pago, de viajes incómodos, de falta de estructuras
para los jugadores”, comenta con tono de disconformidad.
Al jugar para la mejor universidad del país, al menos
para el momento, tenía oportunidad de estudiar una carrera. Eligió Comunicación
Social: “Jugaba y estudiaba en simultáneo. Tuve la posibilidad de hacer muchas
cosas, incluso de defender la camiseta de la Selección nacional”. Todo llegó
bastante rápido para él. Lamentablemente, las lesiones no le dieron espacio de
desarrollarse a su máxima capacidad. Luego del paso por “La casa que vence las
sombras”, llegaron nuevos retos: Deportivo Italia, Rapid Omnisports Menton
(Francia) y Marítimo.
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