José Orueta (@FutbolJuguemos)
Cristián Arán Rubio es un
entrenador de fútbol oriundo de Casilda, Argentina -misma ciudad que la del ex
seleccionador chileno, Jorge Sampaoli-. Tiene 45 años y le debe mucho al ex
entrenador de la selección chilena.
Arán Rubio ha
experimentado sus armas en el fútbol amateur y en O’Higgins de Rancagua, equipo
del que estuvo a cargo de la serie juvenil (cantera), luego de que el propio
Sampaoli lo llevase al puesto, además que dirigió el grupo de sparring con que
contaba el argentino.
O’Higgins es el llamado
“Capo de Provincia”, pese a su corta historia y pequeño palmarés, es un club
que desata una fulminante pasión en la ciudad de Rancagua y que ha despertado
aún más el fanatismo a través del título nacional conseguido en 2013, dirigidos
por el actual técnico de Celta de Vigo, Eduardo Berizzo.
O’Higgins finalizó tercero
del Clausura 2016, por detrás de Universidad Católica, dirigida por Mario Salas
y Colo Colo de José Luis Sierra. Arán y Salas son entrenadores de no mucha
experiencia, pero el casildense, principalmente, cuenta con una trayectoria
bastante corta. Tomó el primer equipo rancagüino como su primera experiencia a
nivel de primera división y ha despuntado muy bien, no solamente porque ha
obtenido resultados, sino cómo los ha conseguido.
Hay dos puntos
fundamentales en sus casi 5 meses a cargo del equipo, los cuales de una u otra
manera van de la mano: el desarrollo de
una idea central, la cual envuelve el modelo de juego y determina el quehacer
del equipo en su funcionamiento táctico, físico, estratégico y psicológico.
Esta idea es irrenunciable. Un día se puede atacar más o replegarse en vez de
verticalizar el ataque. Como también hay días en que las cosas no salen del todo bien, pero ahí
está esa idea, apoyando el rendimiento, funcionando como se trabaja y moldea
estos principios día a día.
Lo otro es el trabajo
psicológico que lleva. Perder 8-1 en el
primer partido fuera de casa debe ser un golpe K.O, a eso sumémosle un par
de resultados que no le ayudaron en su posición en la tabla. Claro, en la tabla
quedaron terceros por cómo se llevaron esas derrotas. Se convenció al jugador
de que esa idea, pese a ser vapuleada ya varias veces, era una que estaba en
potencia, que estaba recién empezando a caminar, la cual en semanas ya
empezaría a volar.
Así fue, comenzaron a
jugar, a plasmar lo trabajado y a ganar. Qué mejor. Sin esos golpes, no hubiesen
demostrado el nivel de juego desarrollado durante todo el campeonato,
enfrentándose a grandes rivales en canchas difíciles, pero esas situaciones se
manejan, se llevan y se acomodan a su favor. ¿Por qué? Porque Cristian Arán
tiene lo que algunos entrenadores creen tener, pero no: una idea que te
sostenga -y que tu sostienes a la hora de trabajar-, y manejo de camarín, esto
no solo te lo da la experiencia, sino que el sentido común, la inteligencia y
el estar claro dónde y en qué estas.
Su premio mayor se quedará
en el cómo se obtuvo y se desarrolló una idea y en general como se obtienen las
cosas en O’Higgins es digno de respetar: principios y nobleza. ¡Gracias,
queremos más de eso!
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