"Un
gran portero se hace comiéndose 400 goles, siempre que no sean en el mismo
campeonato", Amadeo Carrizo.
Por: Juan Cruz Vigliero (@Jcruzvigliero)
Dicen que
el deporte muchas veces se reduce a un instante, un segundo que puede
convertirte en campeón y permitirte llegar a la gloria, o que simplemente te
deja con las manos vacías, con una sensación de vacío muy difícil de digerir y
olvidar. Esos momentos que marcan la carrera de un futbolista por siempre. Un
claro ejemplo de ello es Gonzalo Higuaín, quien aunque convierta goles por
doquier con la Selección argentina, difícilmente tanto el mundo del
fútbol, como él mismo, puedan olvidar los goles que despilfarró en
las últimas finales disputadas con la camiseta nacional. Es ese capítulo que
puede llevarte a la gloria eterna o simplemente condenarte aunque
muchas veces sea de forma injusta.
Igualmente,
también es cierto que el fútbol es un deporte tan pasional y cambiante, que con
buenos rendimientos sostenidos en el tiempo con regularidad y el rendir en
momentos claves (podría ser el caso de un clásico), es posible para un
jugador revertir su imagen en su club. Le pasó por ejemplo a Ramiro Funes Mori
en River, quien a partir de un gol en un superclásico en los últimos instantes
del partido le permitió ir revirtiendo su relación con los hinchas y le terminó
dando la confianza necesaria para después convertirse en pilar fundamental del
equipo campeón de Marcelo Gallardo.
Esto es
con lo que sueña y aspira a hacer Diego Matías Rodríguez, quien a pesar de ser
hace ya un tiempo considerable uno de los capitanes y referentes de su equipo,
en la actualidad ocupa un lugar en el banco de suplentes de Independiente, y su
relación con los hinchas y dirigentes del Rojo parece irreconciliable. ¿Son
injustas las críticas hacia el “Ruso”? ¿Por qué los hinchas lo reprueban tanto?
¿Podrá cambiar su imagen en el club? ¿Tiene un ciclo cumplido como arquero del
Rojo?
Antes de
entrar a analizar lo que fue rendimiento como arquero de Independiente, no
podemos olvidar que el Rojo atraviesa una racha bastante negativa en cuanto a
títulos, ya que pasaron 14 años de la obtención del último torneo a nivel
local. Si bien en el 2010 obtuvo la Copa Sudamericana, esta mochila se fue
agrandando y con el posterior descenso a la segunda categoría en el año 2013 se
agigantó aún más. Sumado a ello, como aun no pudo consagrarse campeón post
descenso la presión y poca paciencia aumentan día a día y esa presión se siente
y mucho a la hora de jugar, más cuando lo hace de local donde la tolerancia por
parte de sus propios hinchas es muy finita. El mundo Independiente no
aguanta más el ver cómo año tras año sus clásicos rivales en los últimos
tiempos se fueron consagrando campeones de distintos torneos (River; Libertadores
2015, Boca; Torneo final y Copa Argentina 2015, Racing; Torneo Final 2014…).
Este contexto no debe ni puede dejarse de lado a la hora de analizar la
situación de Diego “Ruso” Rodriguez en este infierno rojo.
Tuvo su
pico máximo de rendimiento durante el paso del club por la B nacional en el año
2013/2014. Fue tal su rendimiento, que logró el record de mayor cantidad de
minutos sin recibir goles en el profesionalismo de Independiente (819 minutos).
Quien saliera de las inferiores de dicho club y tuviese su debut un 16 de junio
del 2011, es un arquero que tiene como característica fundamental un gran juego
con los pies. Este para muchos entrenadores resulta una virtud clave a la hora
de intentar salir jugando de abajo y tener un primer pase limpio. Sin embargo,
poco puede importar esto si un arquero no se destaca también en su rol
fundamental de atajar, es decir, el evitar que te conviertan goles (si bien
esto es tarea de todo el equipo, el arquero es el último defensor):
reflejos, inteligencia, concentración, buena ubicación, buen criterio
para determinar cuándo salir a achicar o cortar un centro y por sobre todas las
cosas, personalidad. La personalidad es un elemento determinante para todo
aquel que quiera destacarse en un puesto donde se está muy expuesto y donde
cualquier error probablemente termine en un gol contrario.
Es
necesaria para sobreponerse a posibles errores propios, y como dijo el gran
Amadeo Carrizo, un arquero se va formando también con las equivocaciones
lógicas de cualquier jugador, pero el problema radica cuando esos errores se
repiten en momentos claves, en partidos determinantes, en momentos donde esas
equivocaciones te marcan y mucho.
Los
hinchas no logran perdonarle sus flojas actuaciones en partidos
importantes o denominados “claves”. Difícil olvidar el blooper contra Boca (gol
de Calleri cuando intentaba salir jugando) o su flojísima respuesta ante los
goles de Lucas Alario en el último partido contra River en el Monumental o ante
un tiro libre de Pisculichi contra el mismo rival, donde si el conjunto de
Avellaneda lograba una victoria se prendía en la lucha por el título. Sumado a
ello, tampoco será de fácil olvido la lluvia de memes en las redes sociales
cuando se quedó parado en lo que fue el golazo de Licha Lopez de chilena en el
clásico contra Racing, lo que significó el empate de su clásico rival en el
último minuto de partido y para los Diablos una decepción más. Son
imágenes que van quedando de un arquero que supo ser dueño indiscutido del arco
de Independiente pero que hoy en día fue tratado de convencer por sus propios
dirigentes a buscar otro rumbo. Eso es justamente lo que se le reprocha. Haber
fallado en momentos donde no se permiten los errores, y siempre contra clásicos
rivales. Momentos donde se esperaba un plus del capitán y referente.
Asimismo,
integra hace ya un tiempo largo un plantel de jugadores que aún no han podido
ganar ningún partido que definía cosas importantes: los ya mencionados partidos
que le hubieran permitido pelear algún título local, las flojísimas campañas en
Copa Argentina que incluyeron eliminaciones con equipos de categorías más bajas,
la mala actuación en la última edición de la Sudamericana donde quedó eliminado
en cuartos de final (ya volvernos al fatídico partido que tuvo Diego), y por
supuesto, la reciente eliminación con su acérrimo rival Racing Club cuando
definieron una plaza para que fue la Libertadores pasada.
Este
último recuerdo afectó mucho al plantel y, yendo a lo que aquí nos compete, el
“Ruso” como capitán y máximo referente de estos últimos tiempos, fue señalado
por el mundo Independiente como un arquero que jamás te “salva”. Que ya nadie
espera que tenga esa tapada “gana partidos”, esas que contagian al equipo
y desmoralizan al delantero rival. Esto parece medio absurdo, pero también hay
que poner en contexto que estamos hablando de un equipo muy grande de la
Argentina donde todo lo que hacen los jugadores dentro y fuera del club tiene
una repercusión mayor. Están mucho más expuestos y esto puede ser bueno
(grandes actuaciones en un club grande te posicionan mejor en el mercado y
hasta incluso para integrar la Selección nacional) o jugarte en contra
como en el caso de Rodriguez, a quien se lo mira de reojo siempre.
Pero el
hecho que terminó de sacarle la titularidad a Diego fue cuando tuvo su noche
para el olvido en el partido de ida en condición de local contra
Independiente de Santa Fe por la Copa Sudamericana del año 2015, donde además
de tener una muy floja respuesta en el gol visitante falló lo que hubiera sido
el gol del empate cuando despilfarró un penal. Una lluvia de silbidos lo
despidieron del Libertadores de América (situación que se repite hoy en día
cada vez que le toca atajar), y fue tal la presión por parte de los hinchas y
dirigentes al entonces entrenador Pellegrino que por su bajo rendimiento en las
últimas fechas de la temporada pasada termino perdiendo el puesto de titular.
Diego
Rodríguez, a sus ya 27 años y a pesar de ser muy resistido tanto por hinchas
como dirigentes del club y hasta ser objeto constante de burla por parte
de los demás hinchas de otros clubes, optó por permanecer en el club de sus
amores e intentar revertir su imagen. Él sabe que en un deporte tan cambiante y
dinámico y capaz con un equipo que finalmente después de tantos años pueda
pelear un título, pueda revertir todo esto. No le será sencillo, máxime
teniendo en cuenta el contexto ya descripto por el cual atraviesa el club. La
llegada de Gabriel Milito como DT de Independiente le quitará un poco de
presión a los jugadores, pero también elevará mucho las expectativas de los
simpatizantes de un club que supo tener épocas de gloria inolvidables para el
futbol argentino. Si bien desde mi humilde visión pienso que ya cumplió un
ciclo en el club, que le será muy difícil convivir con esa constante sensación
de que siempre hagas lo que hagas te van a criticar, es para destacar su fuerte
personalidad para intentar revertir esto, solo el tiempo dirá si no lo hubiese
convenido cambiar de aire o bien hizo bien quedarse. Primero deberá tratar de
recuperar el puesto de titular, y a partir de ahí lograr la regularidad
necesaria para convencer a todos que es un buen arquero y dejar atrás los malos
tragos y lo cierto es que todo dependerá de él.
Publicar un comentario