Por: Hovannes Marsuaian
(@HMarsuain_)
Su nombre pertenece a una larga lista
de herederos de Riquelme. Y es justo que pertenezca a esa nómina, porque
similitudes tiene. Su nombre: Leandro Paredes. Nacido en 1994.
En Empoli, entendieron que sus
condiciones mejorarían si dejaba de ser enganche. Y mejoró. Observó el fútbol
de otra manera, desde atrás, como un “5”. Se vio un Leandro Paredes más feliz
jugando al fútbol. Ahí se creyó el Maradona en esa posición.
Desde Boca se le veía que tenía
condiciones para jugar más retrasado; ya que era un media punta que se
desplazaba a la base de las jugadas para estar en continuo contacto con el
juego y crear desde atrás. Eso sí, poseía muchos atributos técnicos del fútbol
sudamericano, como pisar el balón. Además, era incapaz de seleccionar y
sostener el ritmo del partido.
Pero esa historia cambió, Leandro
maduró en el Empoli y en la Roma está demostrando ser un jugador
completamente distinto al que jugó en Boca. Creció futbolísticamente. Se adaptó
a las condiciones. Y descubrió nueva virtudes.
Capaz se convenció completamente de que
era el Maradona centrocampista; ya que ahora sí es capaz de controlar la
velocidad del juego para ejecutar cada acción. Juega más fácil, más simple. Es
sensato y vivo a la vez.
Actualmente, Leandro Paredes es un
futbolista que disfruta de gestar las jugadas, ya sea como “5” o como interior.
Y que técnicamente ha mejorado, apoyándose de su aceleración y conducción,
recursos que ya destacaba en Boca. Su agilidad creció y con ella progresó su
conducta corporal para orientar su cuerpo al recibir y pasar el balón. Además,
él un jugador con entendimiento de juego: tiene visión.
Es decir, él posee una combinación de condiciones
soñada, al poseer tempo más visión de juego. Entiende dónde y en qué momento
debe circular el balón. Además, sabe cómo filtrar pases; ya que es un
futbolista mentalizado y obsesionado con el área rival, así que busca escalar
líneas de juego. En fin, es futbolista con pausa que comprende en cuándo tiene
que ser diagonal, horizontal o vertical.
Es responsable a la hora de dar pases
largos; pero al mismo tiempo agresivo. Busca las zonas vacías para que sus
compañeros ataquen el espacio y reciban con ventaja.
Su habilidad para superar rivales bajo
presión es destacable. Eso se debe a su driblaje y a la utilización de sus
brazos para eliminar al rival.
Otro de los puntos, que hace bueno a
Leandro Paredes, es su capacidad de leer al rival para marcarlo y robarle el
balón. Se barre de manera agresiva y sensata, ya que su principal objetivo
siempre es conseguir el esférico. Sabe qué espacios ocupar defensivamente.
Tiene una gran pegada desde fuera del
área. Además, su buen pie derecho le permite ser dueño de algunas jugadas a
balón parado.
No debería poner más nunca su teléfono
en vibrador, porque el llamado de Bauza tendría que llegar pronto. Argentina necesita
sangre nueva y Leandro Paredes – aunque no es Maradona – tiene lo necesario
para pertenecer a ese grupo.
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