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Agustín Vigo (@Agusvigo)

Hace algunos meses escribí tras la derrota contra Brasil “Ganar como sea, jugar sin ideas”, un artículo en el cual se ponía el foco en la falta de conceptos tácticos y la poca generación de juego por parte de la Selección de Bauza. Luego de la victoria contra Chile, el mismo artículo podría servir para explicar algunos de los problemas que tuvo Argentina en el Monumental. Han pasado meses pero las ideas futbolísticas escasean, no hay una clara idea de lo que pretende el entrenador y el juego es manejado por el rival.

El partido comenzó con Argentina intentando presionar con sus cuatro jugadores ofensivos sobre la salida de Chile, pero cuando no prosperaba retrocedían rápidamente a su mitad de cancha dejando la pelota de lado. Aquella situación los colocó en la peor función que pueden desarrollar, jugar sin la pelota y correr para ocupar espacios, sometidos por el dominio chileno.
En doce minutos del primer tiempo Argentina se replegaba y dejaba que Chile manejara el juego
Sumado a la mala presión, los mediocampistas no lograban imponerse cada vez que se recuperó la posesión. Mascherano y Biglia jugaban delante los defensores buscando una salida clara pero sin asociación con los delanteros, lo cual evidencia la falta de un nexo entre ellos. Además, fue muy buena la presión de Chile que no pudo resolver Argentina para lograr salir con claridad y disponer de la pelota para atacar, obligando a salir a los defensores con pelotazos para sus delanteros.
Agüero jugó en el centro del ataque, por detrás de Higuaín, intentando hacer de enlace y elaborar juego con Messi y Di María, una función que Sergio no está acostumbrado a realizar y tampoco es por lo que se destaca en su club. Desde la mala salida desde el fondo, la falta de asociación de Mascherano y Biglia con los delanteros y la ausencia de un jugador que fuese capaz de llevar la pelota hacia los ofensivos, el ingreso de Banega podía darle aquella posibilidad, siempre y cuando el concepto del equipo fuese controlar el balón, buscando la posesión y el arco rival.

Ocurrió que Chile continuó jugando en campo argentino, con la mayoría de sus hombres en ataque y sometiendo al local a defender. Una de las virtudes de los equipos de Bauza era que la defensa se volvía muy difícil de vulnerar, la prioridad eran el arco propio y luego el ataque. Sin embargo, Chile generó muchas situaciones de gol que no supo aprovechar y dejó en duda el bloque defensivo que propuso el entrenador argentino y su premisa que dice “el mejor ataque es una buena defensa”. Pues, la defensa no fue buena y el ataque mucho menos, aun teniendo jugadores de gran jerarquía para desarrollar un fútbol ofensivo.
De antemano se suponía que Bauza pretendería un equipo argentino equilibrado, con ataque, mediocampo y defensa conectados  y coordinados. Quizás relegando el ataque pero defendiendo de buena manera para lograr solidez y luego buscar el arco rival. Sin embargo ninguna de las situaciones se está dando, las fortalezas de los anteriores equipos de Bauza son debilidades en Argentina y no se evidencia una idea futbolística que lleve a la Selección a un buen rendimiento. El ganar como sea ya no cuenta, los rivales están superando a Argentina, la capacidad individual de los jugadores para resolver situaciones es lo que sostiene al equipo y le otorga resultados pero el juego está ausente.

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