Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Ciertamente el fútbol es un deporte
democrático, como dice Juan Villoro. El escritor mexicano se apoya en que a la
pelota pueden jugar tanto bajos como altos. Si Messi le puede hacer un gol con
la cabeza al imponente Van der Sar, está demostrada la relatividad sobre la
importancia del tamaño. Pero no quiere decir que el tamaño no importe.
Uno de los rivales de Argentina en
esta Copa del Mundo es la debutante Islandia. Los nórdicos, luego de una
sorprendente presentación en la Eurocopa de Francia el año pasado, clasificaron
de primeros en su grupo, por encima de rivales como Croacia (otro rival en
Rusia), Ucrania y Turquía.
La pequeña isla de menos de un
tercio de millón de habitantes posee un modelo de juego que ha crecido en su
accionar luego de la Eurocopa pasada. Heimir Hallgrimsson le ha dado rienda
suelta a un estilo de juego directo en las transiciones ofensivas con respecto
al entrenador sueco anterior. Hallgrimsson piensa que jugar contra el equipo de
Messi como debut en la Copa del Mundo puede ser “romántico”.
Si hay algo que caracteriza a los
jugadores de Islandia es la altura. Basta con sentarse a verlos para notar
cierta superioridad en cuanto a su estatura con respecto a cualquier rival.
Puede parecer que el seleccionador tiene un fetiche con la altura, pero si se
revisan las convocatorias del cuadro insular observamos que el futbolista
profesional islandés suele ser alto.
De modo que la altura es una certeza
que el cuerpo técnico puede explotar, así que incorpora a su modelo de juego
este aspecto. Leemos a la prensa argumentar sobre técnicos que gustan de las “jugada
de laboratorio”, como si en vez de practicar estas acciones en una cancha lo
hicieran con ratones y en jaulas. Las acciones a balón parado merecen trabajo
empírico, son producto del ensayo y error. Hallgrimsson, que nunca ha dirigido
fuera de su país, las practica porque sabe que puede ganar por arriba.
Otra falacia del mal periodismo es
repetir que “dos cabezazos en el área es gol”, como si solo hubiese una manera
de jugar al fútbol. Porque el mal periodismo no se instruye y prefiere la
comodidad de los lugares comunes. Islandia ha hecho goles en jugadas de pelota
parada con dos cabezazos. También hasta de tres cabezazos en el área. Y no todos
son gol.
El juego aéreo es quizá una tercera
dimensión del juego que se ha marginado en algunos banquillos por ser azaroso.
Los pases largos por los aires son de difícil recepción y requieren de un
excelente pasador. Pero tener a un jugador como Gylfi Sigurdsson y compañeros
con la altura suficiente como ganar por centímetros (en un salto por el balón,
si ambos ocupan la zona de rebote adecuada, el factor altura puede ser
diferencial). En el juego aéreo, Islandia no parece un equipo improvisado.
Para el partido falta un semestre y
los analistas de video de Jorge Sampaoli seguro que ya saben estas cualidades
sobre su primer rival. Será divertido conocer el planteamiento para evitar que
un equipo que se arriesga a jugar de una manera que parezca arriesgada cumpla
con los objetivos que se plantea, Y con el hambre de ser debutante. Quizá su
homólogo islandés tenga razón: será romántico.
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