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Diego Baquero (@DiegoBaco23)
El pasado sábado, Josep Guardiola se convirtió en el primer entrenador en toda la historia del fútbol que ganó 16 o más partidos consecutivos en al menos tres de las cinco grandes ligas europeas. Con el F.C. Barcelona llegó a 16 en La Liga, con el Bayern München a 19 en la Bundesliga y con su actual equipo, el Manchester City, a 16 en la Premier League.

Después de una primera temporada en donde sus participaciones, tanto en la Premier como en la UEFA Champions League, estuvieron muy por debajo de lo esperado, Guardiola dijo que “(…) muchas de las cosas buenas que estamos haciendo ahora las trabajamos la pasada temporada. Es un proceso de 18 meses y en estos momentos está saliendo todo bien”. Los resultados están a la vista, el proyecto citizien está en su mejor momento.

Y es que el buscado equilibrio, que en el primer año no apareció, llegó en esta temporada gracias a la legión sudamericana. Ederson en el arco, Nicolás Otamendi en la zaga central, Fernandinho como eje en el medio campo y Sergio Agüero y/o Gabriel Jesús en la delantera, se han convertido en la columna vertebral de un equipo que parece imparable. 

Aplicando su ya conocida rotación, Guardiola consigue que el colectivo sea más importante que las muy buenas individualidades que tiene en su plantel. En muchas ocasiones, no juega David Silva y el equipo gana. En otras quien no está es De Bruyne y el City mantiene el nivel. A veces no aparecen en el once titular Gabriel Jesús o Sterling, pero, de todas maneras, siguen ganando, ¿por qué? La mencionada columna vertebral suele jugar la mayoría de los partidos y son ellos quien marcan el ritmo y por consiguiente, el buen momento del equipo.

A partir de esa línea de arquero, central, volante central y centro delantero, Guardiola aplicó su sistema preferido: 4-3-3: dos laterales muy profundos, tres mediocampistas en triangulo (un pivote defensivo y dos interiores), dos extremos con mucho potencial en el mano a mano y finalmente, un centro delantero.

En fase ofensiva, el equipo siempre tiene a los dos extremos abiertos, al centro delantero luchando contra los centrales y al triángulo de los centrocampistas muy cerca al área rival.  Incluso, sus dos centrales, se paran más allá del círculo central para estar atentos a una posible perdida y recuperar el balón lo más rápido posible.  Ataca con casi 6 o 7 jugadores (ya que los laterales permanentemente se suman al ataque) y en momentos en donde los duelos uno vs uno no consigue efecto, el City busca eliminar al rival a través del pase, que en palabras de Marcelo Bielsa, es el sustituto a la gambeta.

Pero para poder atacar con tanta gente, de manera tan organizada, el City empieza su labor desde su propio arco. El mecanismo de salida se sustenta en el toque. No importa si hay dar un pase atrás. El eje siempre es el volante central (Fernandinho) y recibe apoyo de toda la línea defensiva (incluido Ederson, el arquero) para poder superar la presión del rival. Con ello, el equipo, construye sus jugadas en bloque, avanza en bloque y posterior y consecuentemente, ataca en bloque. 

La importancia de la legión sudamericana es indiscutible. Guardiola consigue sacar lo mejor de todos ellos y hoy son figuras indispensables en el funcionamiento del equipo. Ahora, el mayor reto del City es mantener este nivel durante lo que resta de temporada y en mayo, levantar los trofeos, pues los partidos son para las estadísticas, pero los títulos son para la vitrina, ¿sin los nuestros sería posible? Guardiola agradece porque cuenta con ellos. 

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