Roy
Galdos (@chinodelarisa)
Cuando
en Monarcas Morelia oficializaron la incorporación de Raúl Ruidíaz
a sus filas para afrontar el Torneo Apertura 2016, además del
difícil camino para no descender, nunca imaginaron que la calidad y
categoría del peruano marcase diferencias tan rápido en suelo
azteca. La palabra adaptación no estuvo en el vocabulario
futbolístico del ex Universitario de Deportes. Como resultado, desde
su llegada, ‘La Monarquía’ salvó el descenso – para
variar, con gol de Raúl en los descuentos al Monterrey – y, en el
Apertura 2017, terminaron entre los mejores 4 del certamen cayendo en
semifinales.
El
mérito de todo ello termina siendo, en definitiva, del equipo en
conjunto, sin embargo, es innegable que la influencia de Ruidíaz
termina siendo grande. Los reconocimientos individuales, incluyendo
el bicampeonato de goleo, dan fe de ello.
Ahora
bien, todo lo mencionado anteriormente no son hechos que estén
aislados al fenómeno que ha invadido al fútbol mexicano: la masiva
llegada de futbolistas peruanos a la Liga MX.
El
desempeño de Ruidíaz con el Monarcas Morelia, si bien no fue el
único motivo, sirvió, en gran medida, como el mejor termómetro
para que el mercado azteca les abriera las puertas a más
compatriotas de ‘La Pulga’.
Junto
a él, además, de las destacadas participaciones de Pedro Gallese en
los Tiburones Rojos de Veracruz daban señales de que invertir en un
jugador peruano no era una moneda al aire. Así, la llegada de Andy
Polo a inicios del 2017 (Morelia) tampoco terminaría siendo una
sorpresa.
Luego
llegaron Luis Advíncula y Pedro Aquino. El primero, quien tuvo un
breve paso por Tigres UANL, se encontró con el segundo, ex Sporting
Cristal, en Lobos BUAP. En el elenco licántropo ambos no
desentonaron, participando como titulares en buena parte del Torneo
Apertura 2017.
Cada
jugador, con marcadas diferencias por la transcendencia del equipo al
que llegaron, dejaron en claro algo que con Ruidíaz quedó
demostrado en un primer momento: la adaptación pasa a un segundo
plano.
La
Liga MX es competitiva por naturaleza, debido a la inversión que los
equipos hacen en cada draft, por ello, además de ser un
indicador importante en favor del futbolista peruano, el poco tiempo
de adaptación es una buena noticia en cuanto al roce internacional
que adquieren de manera rápida.
Los
éxitos y el gran 2017 de la selección peruana también tienen mucho
peso en este fenómeno. La clasificación al Mundial de Rusia no ha
pasado desapercibida, y a raíz de ello, el jugador peruano es visto
con otros ojos. Un logro colectivo de la trascendencia de una
clasificación, con toda seguridad, potencia individualmente a todos
los que participan del proceso, y que estos lleguen a clubes
mexicanos termina siendo un salto de calidad tanto para ellos como
para el torneo.
Con
calidad demostrada, el crecimiento individual tras el éxito
internacional, el mejoramiento de la imagen ante los ojos del mundo,
el bajo costo del futbolista peruano a comparación de otros
jugadores de Sudamérica termina por completar el paquete para que
los equipos decidan fichar.
Hay
equipos a los que su economía les permite pagar exorbitantes sumas
por chilenos, colombianos o ecuatorianos, pero eso no quita que al
llegar peruanos a un ecosistema tan competitivo por menor precio,
estos no puedan destacar. Las pruebas están para revisarlas.
Para
este 2018, al ritmo en el que se está moviendo el mercado, no
sorprendería que la legión de peruanos en México siga creciendo.
Ya llegaron Alexi Gómez, Roberto Villamarín (Atlas), Irven Ávila
(Lobos BUAP), Anderson Santamaría (Puebla), Carlos Cáceda, Wilder
Cartagena (Tiburones Rojos de Veracruz) y Ray Sandoval (Monarcas
Morelia).
En
el pasado retumbaron con fuerza en México nombres como los de Juan
Reynoso, Gerónimo Barbadillo, Juan José Muñante, Roberto Palacios,
Johan Fano, entre otros. Ahora, en un tiempo donde el nivel de
exigencia es cada vez mayor ante la llegada de jugadores de distintas
partes del mundo y de peso internacional – el América acaba de
fichar a Jeremy Ménez, por ejemplo –, que el futbolista peruano
compita, conviva y esté en un torneo de primer nivel como la Liga
MX, es una buena señal de crecimiento. De los pequeños pasos se
aprende y el techo puede ser mayor. De los que llegan depende.
Publicar un comentario