Jorge
González, conocido por todos como Mágico, era impredecible, tanto adentro
de la cancha, como fuera de la misma. El Salvadoreño era un amante de la noche,
pero cuando llegaba la hora de jugar los partidos, los hinchas le perdonaban
su indisciplina y disfrutaban de su fútbol. Esta es la historia
del jugador que lo tenía todo para ser una leyenda del fútbol mundial,
pero no quiso.
Nacido un 13 de Marzo de 1958, Jorge “Mágico” González es considerado por la
IFFHS como el mejor jugador Salvadoreño de todos los tiempos, y es para muchos,
el jugador más talentoso de todos. Comenzó su carrera en el ANTEL, en el año 1975. Allí, el periodista Rosalío Hernández lo bautizó como El Mago. Jugó en
la liga de su país durante varios años, hasta que llegó el Mundial de España 1982.
De la mano del Mágico, El Salvador clasificaba al Mundial de España 1982.
El Mundial no fue bueno para los Salvadoreños, quedaron eliminados en la fase
de grupos, recibiendo 15 goles y perdiendo los tres partidos. A pesar de esto,
el mundo hablaba de Jorge González,
hasta ese momento un desconocido que había impresionado a todos y se había
ganado un lugar en el once ideal del mundial. Después de su gran actuación en
dicho certamen, Cádiz CFlograba contratarlo.
En pocos partidos, el Mágico se metió en los
corazones de la afición del Submarino Amarillo. Impresionando a propios y
extraños con su talento, su pegada y sus golazos, lograba que todos hablen de
él. Lo tenía todo para ser una leyenda del fútbol mundial, pero había algo que
le impediría serlo: su indisciplina.
Cuentan que dormía entre 15 horas por día, pero
el problema no era las horas que él dormía, sino que no dormía de noche, porque
se la pasaba en bares o discotecas. Todos sabían de su fanatismo por la noche y
las fiestas, pero nadie se hacía problemas, porque el fútbol del Mágico hacía
que valga la pena soportar su indisciplina.
En un trofeo Ramón de Carranza, Cádiz enfrentaba a Barcelona y
el crack se quedó dormido. Debido a eso, no llegó a jugar el primer tiempo,
pero si la segunda parte. Cuando él llegó, su equipo perdía 0-3, pero
terminaría dando vuelta el partido con dos goles y dos asistencias suyas. Una
muestra de como era él, tanto fuera como dentro de las canchas.
En el descanso de un partido ante el Atlético Madrid en el Vicente Calderón, el Mágico
volvió a quedarse dormido, esta vez en la mesa de masajes, mientras el técnico Milosevic daba sus instrucciones. Esto produjo que
horas después, el técnico hablara con el presidente para hacer algo al
respecto, pero éste, se puso del lado del jugador, argumentando que tenía “el
sueño cambiado”. Finalmente, el entrenador fue destituido de su cargo.
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Libreta en blanco |
En la temporada de 1983/1984, varios equipos lo
buscaban tras el descenso del Cádiz, entre ellos, Atalanta, club que ofreció una muy buena cifra, tanto
para el club como para el jugador. Cuando el representante del jugador le
preguntó donde quería continuar su carrera, él preguntó: “¿Venden pescado frito como el que hay aquí?”.
Ante la negativo, el Mágico dijo que quería continuar en Cadiz, y así lo hizo.
Seguía siendo el mismo jugador de siempre, ése que era capaz de hacerlo todo
cuando llevaba la pelota en los pies, pero afuera de la cancha, era cada vez
más incontrolable. En la temporada 84/85, González se vio obligado a salir del Cádiz por sus constantes actos de indisciplina. Barcelona, que contaba en sus filas con Diego Armando Maradona, se interesó en él. Como
prueba, los Blaugranas realizaron una gira por América. ¿Qué mejor oportunidad
para probar al crack que ésta?
En la cancha, como siempre, fue el jugador
perfecto. Ése que el equipo necesitaba, pero hubo un incidente que hizo que los
Culés dieran marcha atrás con su fichaje. El plantel estaba hospedado en un
hotel, cuando la alarma de incendio sonó. Todos los jugadores evacuaron el
lugar, menos uno, el Mágico. Minutos después, los bomberos lo encontraron en su
habitación, en la cama, pero no estaba precisamente durmiendo, estaba teniendo
relaciones con una mujer. Tras su fallido fichaje con el Barcelona, González pasó al Valladolid. Allí, siguió con una intensa y alocada vida
privada, a pesar de todas las precauciones que el club había tomado para
impedir que eso suceda. En una oportunidad, en un bar, un hombre le comentó que
sus zapatos eran muy bonitos. Mágico, se los regaló y abandonó el lugar
descalzo. Finalmente, se fue del club, jugando solo nueve partidos y anotando
un gol.
Aunque el presidente del Cádiz había asegurado que Jorge González nunca más iba a volver al club, se
vio obligado a concretar el regreso del ídolo debido a la gran presión popular.
Se mantuvo en el club durante otros cinco años, lapso en el cual seis técnicos
dirigieron al equipo. Decidió volver a El Salvador en
el año 1991 tras ser denunciado por su esposa, que lo acusaba de haberla
violado.
Luego continuó su carrera en el Club Deportivo FAS, donde se retiró a los 42 años.
Intentó seguir ligado al fútbol, pero ya nada era igual. Por eso, según muchos
cuentan, se dedicó a ser taxista.
Por Pasión Fulbo
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