Carlo Ancelotti ha
sido lo mejor que le ha pasado a James Rodríguez. El colombiano ha vuelto a
nacer futbolísticamente en la casa blanca, pues el técnico merengue le ha
encomendado tareas en distintos sectores de la cancha a los que ha respondido
con claras muestras de acoplamiento a la idea del campeón de Europa.
En esta ocasión,
Rodríguez jugó de volante ofensivo
por la derecha en un claro 4-4-2 ante Liverpool en el Santiago Bernabéu.
Naturalmente crea juego por su banda
haciendo triángulos con Modric e Isco, aunque también suele ir por adentro
como un enganche para juntarse con
Benzemá y Cristiano Ronaldo (un lujo). Suele bajar a cortar circuitos ocasionalmente.
Su distribución del
esférico durante su participación es claramente de un mediocampista por la
derecha, fallando solo 4 pases en poco más de una hora.
En ofensiva:
Durante los primeros instantes de juego se
ubicó pegado a su costado, pero a los 3 minutos sorprendió a la defensa “red”
cuando recibió al borde del área el fin del circuito Isco-Benzemá. Mignolet
tuvo que sacar su disparo. Así es como
suele abrirse el espacio.
Real Madrid ha
cambiado algo elemental en su ofensiva para esta temporada: su poderío en posesión del balón. El
juego asociado de los merengues admite paredes, triangulaciones y pases
habilitadores en zonas para remate de corta y media distancia. Un fútbol más
vistoso que alegra las tribunas de La Castellana. De este accionar forma parte
nuestro protagonista, que pone en bandeja de plata el espacio para que Arbeloa
defina dentro del área luego de una mágica gestación colectiva.
Colaborando en el fondo:
El ex Banfield se vio
obligado a bajar a bloquear espacios de juego rival. Esta labor de volante de
marca no es frecuente en el 10 del Madrid. Cuando Markovic penetró velozmente
en el terreno blanco, James obstaculizó
su perfil izquierdo. El peligro cesó sin mayores apuros. El croata volvería a estorbar varias veces
en el partido.
Una de las últimas
intervenciones de James en el encuentro fue una falta en contra del desbordante
Markovic, a quien detuvo con falta
por detrás. Otra vez se escapaba el jugador del Liverpool con tres huestes
madridistas en persecución. El principal esgrimió el cartón amarillo al
goleador del mundial de Brasil y Ancelotti decidió preservar una hipotética
baja dando ingreso a Gareth Bale,
fichaje más costoso de la historia del fútbol, en su lugar.
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