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Por: Luis Suárez (@Luije77)

El fútbol actual es vertiginoso. Transferencias por más de 60 millones de euros y despidos técnicos en plena temporada forman parte del pan de cada día. Quizás por el alcance actual de la globalización; tal vez por el gusto de la sociedad por resultados inmediatistas. Sin embargo, hay casos puntuales en los que la buena planificación garantiza ciclos a grandes jugadores y entrenadores. Este es el caso de Óscar Washington Tabárez.

El exentrenador de clubes importantes como Boca Juniors, Peñarol o Milan, llegó a la Selección de Uruguay en 2006 para suplir a Juan Ramón Carrasco. 2 participaciones en mundiales (1 semifinal) y 1 Copa América obtenida avalan el trabajo del "Maestro". Durante el ciclo hay un aspecto que llama mucho la atención: Uruguay siempre ha jugado con un "9 y medio", esa figura recurrente en los entrenadores amantes de tener un delantero que sea capaz de ser una referencia en el área, pero que al mismo tiempo no le pese bajar a la mitad del campo.


Este 4-3-3 con orden táctico, pero también con movimientos de transiciones, tiene su fuerte en un mediocampista central rocoso y de corte: Egidio Arévalo Ríos, Walter Gargano, Pablo García, Diego Pérez e Ignacio González. La labor creativa se apoya mucha en los dos "8" y ese "9 y medio" que baja a filtrar balones y desatascar los circuitos. Dentro de sus años en la Selección, Tabárez se apoyó en estos jugadores para realizar la función analizada:

Diego Forlán: el primer futbolista que ejerció con claridad lo pedido por Tabárez. La calidad de Forlán fue llevada por el "Maestro" a su máxima expresión. Entre 2006 y 2014, Diego Forlán marcó 25 goles con la Celeste. Nunca se le vio en el Manchester United, en el Villarreal o en el Atlético de Madrid con el protagonismo que le daba la Selección uruguaya. Sin duda, el Mundial Sudáfrica 2010 marcó un antes y un después en su carrera. En el ataque le acompañaron Edison Cavani y Luis Suárez, por lo que la presencia de 2 delanteros de área con potencia le permitían bajar al mediocampo e interactuar con los volantes centrales.

Fue nombrado mejor jugador del Mundial de tierras africanas:


Edison Cavani: a los cracks también les llega el ocaso. Forlán bajó el nivel luego de culminar las Eliminatorias a Brasil 2014 y llegó el momento de Cavani de ir asumiendo responsabilidades. Dentro del plantel de Tabárez, era lo más parecido al rubio de la melena. Seguía Suárez en la delantera, pero con menos protagonismo y esfuerzo físico de Diego; además ahora con otros compañeros como el irregular Abel Hernández. No deslució, pero es claro que se siente más cómodo en el área.

Diego Rolan: previo a la Copa América había preocupación porque Uruguay solo tenía 1 delantero garantizado: Edison Cavani. Luis Suárez estaba sancionado por laa FIFA y Diego Forlán la veía desde su casa. Era obvio que el del Paris Saint Germain no podía volantear porque era la principal esperanza de gol. Le llegó el chance a otro chico de la Ligue 1: Diego Rolan. Nunca fue un "9" a pesar de que marcó 15 goles en Francia. Se le llegó a ver hasta al lado de Arévalo, a pesar de que el planteamiento inicial decía que era el acompañante de Cavani en un 4-4-2.

Podría no ser casualidad que la derrota Celeste coincide con las ausencias de Suárez por temas disciplinarios y la no convocatoria de Forlán. La plantilla obligó a no jugar el esquema característico de Tabárez. No es una excusa, pero es lo más analizable.


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