César “Mágico” González había fichado con el Deportivo Lara, tenía contrato con el Caracas, pero no se presentó con ningún club. Desapareció del contexto futbolístico y ni periodistas, ni futbolistas, ni directivos saben algo de él
Víctor Grao (@VictorGrao)
Había sido un semestre bueno para él. Luego de algunos inconvenientes extra futbolísticos, el Caracas FC le dio la mano derecha para una segunda oportunidad dentro de los terrenos de juego al ficharlo para la temporada 2013-14. Con más de 800 minutos en su haber durante la campaña en curso, César “Mágico” González había regresado al fútbol venezolano sin tener el pleno de sus condiciones, pero siendo regular en el club de la Cota 905.
Había sido un semestre bueno para él. Luego de algunos inconvenientes extra futbolísticos, el Caracas FC le dio la mano derecha para una segunda oportunidad dentro de los terrenos de juego al ficharlo para la temporada 2013-14. Con más de 800 minutos en su haber durante la campaña en curso, César “Mágico” González había regresado al fútbol venezolano sin tener el pleno de sus condiciones, pero siendo regular en el club de la Cota 905.
Logró
renovar hasta 2016, pero un acuerdo con el Deportivo Lara lo desvinculaba del
equipo de los rojos del Ávila. Así se confirmaba. Todo estaba listo para que
César –su nombre de pila– se trasladara a unos cientos de kilómetros al oeste
del país para hacer vida en el recinto de Cabudare. El dinero había sido pagado
y tenía un apartamento listo para habitar.
Nunca
llegó. Jugadores, periodistas y directivos se preguntaban qué había pasado con
“Mágico” González. ¿Desapareció? ¿Quién sabía de él? Tenía un contrato firmado
con el Deportivo Lara, pero nunca entrenó con ellos, tampoco lo hizo en
Caracas. Se había ido sin dejar rastros. Cual David Coperfield o Harry Potter.
Hacía de su apodo todo un adjetivo para titular en los diarios, pero nadie
hablaba de él.
El
equipo capitalino donde militaba tuvo que devolverle el dinero al Deportivo
Lara. La transacción no había prosperado.
El
Caracas nunca logró comunicarse con él. Familiares del jugador comentaron que
había salido del país. ¿Su destino? Panamá. A partir de esa salida, esa
escapatoria por Maiquetía, César desapareció de los diarios, de los programas
de televisión y de radio. Poco, muy poco se habló de su partida del fútbol
venezolano, a pesar de haber jugado en las inferiores del Villarreal y en
equipos de renombre en el plano nacional. Como un plus, había debutado en la
vinotinto, además de haber hecho todas las categorías inferiores de la
selección (Sub 17 y Sub 20).
Era
un jugador desequilibrante. Por su facilidad al driblar se ganó el apodo que
mantuvo en su estadía en el fútbol criollo, donde debutó a los 17 años. A esa
edad, logró convertir su primer gol contra Guaros de Lara. Era irreverente y
ágil con el balón en sus pies, pero su indisciplina fuera del campo de juego le
mermó su buena aptitud.
Los
rumores iban y venían. Nadie conocía con certeza de su partida del fútbol
venezolano. Ni siquiera sus más allegados. Luis “Cariaco” González y Rómulo
Otero eran sus mejores amigos en el Caracas FC. Hoy por hoy, ninguno de los dos
sabe a ciencia cierta su paradero: “No sé nada de él. Ni me escribe, ni nada.
Tanto Rómulo como yo hemos tratado de contactarlo, pero nada”, comenta
“Cariaco”.
Luego
de su partida a Panamá, se decía que volvió a Venezuela. Su destino sería
Puerto Ordaz, lugar donde es oriundo. A pesar de no saberse con claridad, dicen
que los rumores siempre tienen algo de cierto. Luis “Cariaco” González cuenta:
“Se dice que está aquí, pero no tengo idea. Le he escrito para conversar y
nada, no he dado con él. Yo no lo he visto, pero creemos que está en Puerto
Ordaz”.
La
escapatoria del “Mágico” fue rotunda. No volvió a pisar un campo de fútbol y ni
sus amigos del acontecer futbolístico, o a quien hacía llamar así, saben algo
de él.
El agente
La
mayoría de los futbolistas cuentan con un agente o un representante que
gestiona sus movimientos de fichajes, los orienta en la toma de decisiones y ayuda en la declaración a los medios. Es como un segundo entrenador, un padre para muchos. Así era la relación de César González con Antonio Urdaneta, mejor conocido como “Bachaco”.
gestiona sus movimientos de fichajes, los orienta en la toma de decisiones y ayuda en la declaración a los medios. Es como un segundo entrenador, un padre para muchos. Así era la relación de César González con Antonio Urdaneta, mejor conocido como “Bachaco”.
Urdaneta
es agente deportivo. Trabaja para la firma de Manenti Sports, una agencia
deportiva con sede en Argentina y que cuenta con futbolistas de diversos
países, pero que ha tenido su mayor auge en el país albiceleste y en Venezuela.
“Bachaco” era quien había logrado la incorporación del jugador al Caracas FC y fue un gran apoyo y consejero en sus momentos difíciles. También era quien gestionaba su pase al Deportivo Lara: “Mágico no llega a Lara porque el Caracas hizo una negociación a las espaldas nuestras, el club quiso beneficiarse en cuanto a la venta sin notificarle al chamo. De hecho, fue el Caracas quien le arregló el sueldo al jugador y eso no existe”, dice Urdaneta.
Una
vez rompió el vínculo con ambos clubes, se desató otro inconveniente que el
equipo capitalino no preveía: el jugador no quería desocupar el apartamento que
le había sido asignado para que habitara mientras fuese ficha del cuadro rojo.
Era
inminente: Mágico González estaba saliendo por la puerta trasera del fútbol
venezolano. Cortó vínculos con sus amistades y también lo había hecho con
Urdaneta, quien no conoce su paradero: “La última vez que supe de él estaba muy
mal juntado. Dios no lo quiera, pero en cualquier momento podríamos tener malas
noticias de él”, cuenta.
A
pesar de que el jugador le negó esta información a su ex representante, fotos
lo revelaban pecador. Algunos periodistas de Puerto Ordaz confirmaron que el
jugador había estado en malas andanzas en la región del sur de Venezuela. Uno
de ellos, que prefirió no revelar su nombre comentó que estaba metido en robo y
hurto de vehículos, o que por lo menos eso era lo que se comentaba.
Con
Urdaneta tampoco había un vínculo cercano. El jugador solía cambiar su número
telefónico constantemente en su vida como futbolista y ahora más todavía. Poca
esperanza daba saber que su propio ex agente cerraría su conversación con un
“si logras hablar con él dile que me llame”.
Había
que buscar, hurgar un poco más para poder comunicarse con quien fuese el
jugador más talentoso que ha visto, según Antonio Urdaneta. Un jugador que
contaba con un buen sueldo en el fútbol, apartamento por parte del club y
facilidades en su vida profesional.
Después
de una semana sin respuestas ni nuevas averiguaciones, apareció una ex novia de
César. Hace unos años que ya no estaban en una relación amorosa, pero que al
menos podía dejar ciertos indicios de su paradero.
La
señorita pidió no ser identificada con su nombre en par de ocasiones, pero
accedió a la entrevista que comenzó al definir para ella quién era el Mágico
como persona: “Es callado. Esa palabra lo describe totalmente. Pocas veces
contaba cómo se sentía, no expresaba nada. Muy cerrado. Buen amigo, buen hijo,
buen hermano y siempre humilde. Súper preocupado por su familia”, comentó.
No
fue fácil el contacto con ella. Pidió una explicación de porqué todo esto y
cómo había logrado dar con su nombre. Varios comentarios sobre el trabajo,
algunos datos de las averiguaciones le hicieron entrar en mayor confianza.
Unos
meses antes habían hablado por teléfono, pero ella no tenía su número. La había
llamado de un número desconocido para conversar de su vida. Entre las cosas que
mencionó es que el estar cerca de Jehová había hecho que estuviese alejado de
las redes sociales y de las personas. La mayor parte del tiempo se la dedicaba a
su Dios. No le daba abasto para todo.
Ahí
la clave. César Mágico González había comenzado a asistir a una congregación de
los testigos de Jehová cuando estaba en Caracas. Su manera de pensar cambió
radicalmente. Poco a poco hizo que se apartara de su carrera como profesional
porque su norte había dado un vuelco. Entre otras cosas, quería meterse más de
lleno en la religión.
La
sumatoria de la búsqueda de la fe espiritual, con la mala jugada del Caracas FC
en su contrato con el Deportivo Lara, según Antonio Urdaneta, hizo que González
se deprimiera. Ahí su vida dio un vuelco. Fue el punto de inflexión para que el
famoso jugador diera un paso al costado del fútbol profesional con tan solo 24
años y bastantes comodidades.
Luego
de dos años de haber dejado el balompié,
¿Qué es de la vida del Mágico? ¿Quién tendrá la razón? ¿Cuál será su paradero?
¿Estará buscando a la religión o poniendo su vida en peligro día a día con
malas andanzas? César González no apareció. No quiere que se sepa nada de él.
Deja pocos rastros de sus movimientos por el país y decidió apartarse del
deporte de alta competencia.
El
Mágico le hizo honor a su nombre. Las personas del medio futbolístico ya no
hablan de él. Uno que otro aficionado le menciona de vez en cuando por redes
sociales y algunos equipos le intentan fichar luego del retiro. ¿Volverá a
jugar César González a nivel profesional? No se sabe. Tampoco si escogió la
religión o el hurto como norte.
Lo
único que queda por preguntar… ¿Dónde estás, Mágico?
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