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(foto de ABC Color)


Adolfo Ríos (@Adolfoarios

Hacemos el ejercicio de emular la función de Emiliano Díaz, asistente de su padre Ramón, director técnico de la Selección de Paraguay, tomando apuntes sobre los partidos disputados para analizar cuál es el panorama con el que se encontrará el estratega cuando levante la mirada y apunte al futuro.

Decíamos que Paraguay había mostrado buenos fundamentos en la fase de grupos y que su juego había sido convincente ante Brasilen los cuartos de final, antes de encontrarse con la dura realidad que representó el 1-6 ante la Argentina en semifinales, e inclusive la derrota ante Perú en el partido por el tercer puesto. Lo primero no la convertía en una maravilla, ni tampoco lo segundo la convirtió en un desastre, pues hubo factores que contribuyeron a que se hayan presentado ambos extremos.

En las primeras presentaciones, Paraguay había dado muestras no solamente de carácter cuando salió a buscar revertir el resultado adverso ante Argentina, Uruguay y Brasil, sino que de capacidad, por haber conseguido tal objetivo en cada una de esas ocasiones. Ante Jamaica, no fue una descollante presentación, pero había cumplido con el deber de ganar. Luego, para las semifinales ante Argentina, se presentaba con menos de 72 horas de descanso (a diferencia de la semana completa de la que dispuso en la previa ante Brasil); pudo demostrar unos 15 minutos de buen juego hasta que con el primer gol argentino y las lesiones de Derlis González y Roque Santa Cruz, terminó de desmoronarse. Luego, en el partido de consolación, que generalmente nadie quiere jugar, pero que para Paraguay adquiría cierta relevancia por el rival y el premio económico mismo, se dieron algunos cambios pero no supo qué hacer con la pelota y, en conjunción con el desgaste acumulado y el bajón anímico, hizo que volvieran algunos fantasmas.

En general, el lavado de cara fue hecho, la Selección Paraguaya se plantó ante rivales de renombre y consiguió llegar hasta la última semana del torneo, renovando ciertamente su confianza en sí misma. Sin embargo, en este tipo de torneos, y principalmente en la Copa América (donde se puede pasar la fase de grupos como mejor tercero) un equipo puede permitirse a jugar primeramente a no perder, y de esa manera podrá seguir avanzando hasta el final, como lo había hecho la Albirroja propiamente en 2011. De cara al próximo desafío, que son las Eliminatorias, el mismo principio no será válido y Ramón Díaz deberá lograr imprimir en su equipo mayor fluidez en la generación de situaciones para buscar las victorias, sobre todo cuando le corresponda jugar en condición de local. Citamos entonces algunos apuntes que deberían figurar en el cuadernillo del cuerpo técnico de cara al largo camino al Mundial que inicia en nada más que 3 meses:

Aspectos positivos

Los días de convivencia de los que dispuso el grupo, y la cantidad de juegos de fogueo a ritmo de competencia, con rivales de gran nivel como son todas las selecciones sudamericanas, que fomentaron la fortaleza del espíritu de grupo, y la primera gran ocasión para el cuerpo técnico de transmitir sus ideas a los futbolistas.

  • La reacción en el primer juego ante Argentina. Con cambios y una figura táctica que demostraron la intención de buscar los goles, se logró complicar al rival y se alcanzó el objetivo. Como dato queda que los únicos 3 goles que recibió la Albiceleste en la Copa fueron obra de Paraguay: 2 en el primer partido, 1 en la semifinal. Luego Uruguay, Jamaica, Colombia y Chile no pudieron vulnerar la valla argentina.
  • La capacidad de desborde por los costados, que alcanzó su pico más alto ante Brasil, con Edgar Benítez por izquierda y Derlis González por derecha; ambos mediapuntas convertidos en alas para lograr el cometido. 
  • Pelota parada en ataque. Los empates ante Argentina y Uruguay llegaron por esa vía, y además en todos los partidos se iban sucediendo situaciones de gol generadas a través de balones parados, con distintos rematadores finales. 
  • Altos rendimientos de Bruno Valdez y Derlis González, de lo mejor en defensa y ataque respectivamente, los cuales de mantenerse los convierte en fijos del plantel de aquí en adelante. 
  • Vigencia de Víctor Cáceres para patrullar toda la mediacancha y recuperar balones. Así mismo la de Nelson Haedo, para ensuciar la salida del rival y ejercer de pivot en función de ataque. Este último sin embargo ya deja de ser una fija en el onceno base, para pasar a ser opción de acuerdo al juego del equipo contrario.
  • La aparición goleadora de Lucas Barrios, máximo anotador del equipo con 3 tantos, a pesar de que no dispuso de tantos minutos como otros jugadores de su misma posición.
  • Buenas presentaciones de Anthony Silva e Iván Piris cuando fueron llamados, sin ser figuras precisamente, cumplieron con las funciones básicas que les fueron requeridas, convirtiéndose en alternativas válidas. Ambos vieron su oportunidad ante lesiones de sus compañeros.



Aspectos que deben ser mejorados

  • Néstor Ortigoza puede convertirse en la manija del equipo, con una visión del campo y precisión notables en la entrega de pases, pero su lentitud y la falta de movilidad de sus compañeros lo convierten un blanco fácil de la presión rival y por consecuencia se debe sufrir la gestación de contragolpes desde muy cerca del área propia.  
  • Miguel Samudio se convirtió en una vía de salida clara por el lado izquierdo para la Albirroja con tenencia del balón. Sin embargo, su prestación en  defensa dejó mucho que desear, desde su error en el primer juego ante Argentina hasta los desbordes constantes a sus espaldas en el encuentro ante Perú. 
  • Óscar Romero es considerado una variante interesante para el cuerpo técnico. No estuvo presente en la fase de grupos, pero sí fue llamado en los últimos tres juegos. En los pocos minutos que vio ante Brasil, logró un par de desbordes por la zona izquierda. Ante Argentina y Perú también fue probado por derecha, buscando el enganche hacia adentro. El aspecto a mejorar en definitiva son sus centros, puesto que la mayoría de ellos no solamente no pudieron llegar a destino, sino que generalmente quedaron a mitad de camino. 
  • Raúl Bobadilla es un jugador con buenos recursos como la potencia y técnica. En ocasiones bajó algunos balones áereos, devolvió pases de 1-2, encaró rivales y además colaboró en defensa, pero nunca terminó de alejar la sensación de que se encontraba incómodo en la cancha. Un jugador al que si el cuerpo técnico le encuentra el lugar y acompañamiento adecuado en el equipo, puede resultar muy útil para sus pretensiones. 
  • Algunas decisiones llamativas de Ramón Díaz, como la reposición de Justo Villar en lugar de Anthony Silva, a pesar de que este último había tenido buen desempeño, o la escasa rotación de jugadores de cara a la semifinal ante Argentina a sabiendas del corto descanso previo. Una consecuencia de esto (además del resultado ya conocido) fue la baja de Roque Santa Cruz, un jugador propenso a las lesiones, tras haber sido expuesto a jugar dos encuentros de alta exigencia en 72 horas. Sin dudas que el trabajo de Ramón deja una impresión mayormente positiva hasta aquí, pero el éxito llega siempre de la mano de los detalles.








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