Julián Giacobbe (@JuliGiacobbe) en Deporte Interno (@DeporteInterno)
El
encuentro disputado en La Bombonera el pasado domingo fue un encuentro clave
para ambos equipos, no por similitud de objetivos sino por la significación que
tenía lograr la victoria. Boca, sabiendo del empate de San Lorenzo, tenía su
chance de sacar una distancia considerable en la recta final del torneo.
Banfield, buscaba demostrar que el invicto de siete fechas no era casualidad y
que encontrarse con el líder no era un escollo sino una oportunidad de marcar a
fuego a este conjunto. Por eso, en el programa radial lo
catalogamos como el encuentro de la fecha y luego como uno clave para analizar
tácticamente: ¿Cómo jugó cada conjunto?
En
un principio, la idea de cada entrenador no distaba mucho de la del rival. El
local iba desde el arranque con Orión; Peruzzi, Tobio, Díaz, Monzón;
Erbes, Bentancur, Colazo; Lodeiro, Calleri, Tevez. Frente a él, Banfield
formó a Bologna; Civielli, Vittor, Bianchi Arce, Yeri; Rossi, Erviti,
Domingo; Cazares, Cuero y Simeone. Como vemos, defensas de cuatro hombres,
un mediocampo con un volante de contención y dos sueltos, un exponente de
enlace y dos puntas que, a pesar de arrancar definidos, tenían retroceso,
pivoteo y movilidad hacia los costados.
El
equipo del Vasco arrancó sólido. Dominó el mediocampo en los primeros compases
del encuentro, destacando su transición, con componentes de gran
movilidad y buen manejo de las velocidades del partido. Como si de una
demostración se tratara, el rival, que había maravillado a todos con un gol de
fisionomía barcelonista frente a Crucero del Norte, veía como su par le tocaba
la pelota 9 veces, lateralizándola continuamente, para que en el
triángulo Peruzzi – Bentancur – Calleri se dilucide la cuestión desde un
principio. Una cesión para el ex All Boys significó el gol del lateral
derecho, que a los 4’ ya gritaba por primera vez en Boca, gracias a un certero
remate al arco defendido por Bologna.
Hasta
ahí, todo del Xeneize. Banfield arrancó desacomodado, sin un plan de
juego claro a la hora de cumplir las principales facetas del ataque,
aquellas que lo habían catalogado, en las últimas fechas, como un equipo de
gran virtud en la recuperación y el ataque posicional. Tal vez, por su
intención de salir a jugar a algo que no sabía: especuló desde un principio con
aprovechar la velocidad de Mauricio Cuero y Nahuel Yeri en el contragolpe. Las
pocas acciones claras de este tándem metieron en problemas al bloque izquierdo
de la defensa de Boca, ya que Monzón subía por demás, tardaba en volver y
la protección de Tobio no era suficiente para que, principalmente el
colombiano, haga de las suyas.
Carlos
Tévez se mostró desde un principio: un pivoteo y un pase en cortada para
Lodeiro, que definió sin puntería, significó una de las claras acciones para
estirar la ventaja. La movilidad de estos dos, sumado a la de Bentancur, que se
mostraba como opción de pase continua, le daba a Boca un aire
particular para afrontar los minutos siguientes que, claro, tocaron el
orgullo de Banfield, aunque no lo suficiente.
A
medida que la primera etapa iba terminando, el Taladro encontró la
posesión en ¾ de cancha gracias a una presión efectiva en la salida
del rival –que no encontraba otra manera de salir que dividir la pelota- pero
no podía capitalizarlo en jugadas de riesgo, salvo un disparo de media
distancia que Orión atajó sin problemas. Es más: el riesgo llegaba para sí
mismo. Volcarse al ataque le significaba desacomodar sus líneas y darle a
Calleri una invitación al ataque constante, cosa que el ex All Boys no
aprovechó, con varias ofensivas punzantes pero sin definición.
Llegó
la segunda mitad y con ella, un partido más dinámico que el
mostrado en los primeros 45’. Boca siguió dominando la posesión de la pelota
pero ésta vez se animó más. Un remate de Lodeiro obligó a Bologna a
empezar a erigirse como figura de su equipo, un par de jugadas siguientes Bentancur
volvió a exigir al arquero con un disparo sorpresivo y en el rebote Tévez
tuvo una clarísima para estirar la ventaja pero su tiro se fue rozando
el palo derecho. Para colmo, cuando el Xeneize más obligaba, cuando era más
punzante que nunca, una amonestación para Yerif significó también su expulsión
y el fin de Banfield.
Ante
la decisión de Vivas de mantener la línea de 3 (ahora con Vittor sobre la
derecha), Tévez y Calleri dispusieron de más espacio y empezaron a encontrarse
con mayor soltura en ataque. Carlitos le cedió un pase de banda a banda para
que el segundo defina y, aunque se quedó sin ángulo, su remate, desviado por
Bologna, tocó el travesaño y se fue al corner. Desde ahí, un saque de esquina
con doble ejecutante (Tévez y Lodeiro) definió que el uruguayo lanzara el
centro para que, de una vez por todas las que no pudo, Calleri ponga el
2-0 de zurda. A los 16’, Boca estaba más vivo que nunca y Banfield,
Banfield sufría.
Claudio
Vivas decidió que era hora de jugársela: hizo un cambio de puesto por puesto
(Lucas Viatri, ex Boca, por Gio Simeone) y no sólo reforzó la defensa
sino que también buscó mayor salida con la pelota de la mano de Gonzalo Bettini (entró
por Walter Erviti). Con pocas asociaciones en el juego, Bianchi Arce retrocedió
y junto a Civielli se acoplaron para aguantar lo que quedaba. Sergio Vittor,
por su parte, se animó e intentó pasar varias veces al ataque, encontrándose
con la solidez de un mediocampo de Boca en el que, dado un
momento, ya contaba también con Franco Cristaldo, reemplazante del reconvertido
en volante Colazo.
Minutos
luego, Jonathan Calleri englobó una actuación destacable cuando
recorrió más de veinte metros con la pelota, abriéndose más y más hacia la
derecha, hasta poder ganarle la posesión a su marcador, Bianchi Arce, que
perdió levemente la estabilidad y le dio el suficiente espacio para que el ex
All Boys coloque el centro para finiquitar la cuestión de la mano de Carlos
Tévez. El 3-0 dejaba tiempo para una buena decisión más: el Vasco
Arruabarrena reemplazó a Tévez (superó la astronómica cifra de los 70 partidos
jugados en la temporada) y a Bentancur (fomentando un aplauso reconciliador en
la vuelta a La Bombonera, después de la fatídica tarde frente a San Lorenzo)
para darle unos minutos a Andrés Chávez y Pedro Fuenzalida.
Culminada
la fecha, Boca Juniors llegó a los 58 puntos y le sacó una ventaja
importantísima a San Lorenzo, escolta con 54. Este dato es clave: la semana
próxima, el Ciclón enfrentará al tercero de la tabla (Rosario Central) y un mal
resultado de local podría terminar de inclinar la balanza en favor de Tévez y
compañía. “Lo más difícil es cerrar el torneo”, dijo el Apache terminado el
encuentro. Sabe que la clave está en no bajar los decibeles, en
continuar con la misma concentración para cuando se puede jugar, jugar y cuando
no, aportar carácter para superar los partidos. Le queda Racing y también Central, tiene
claro que sus chances son mayores que cualquier otro aspirante por el título pero
conoce de sus limitaciones y necesita mantener la senda victoriosa. Sin
embargo, un cortejo de esta característica, sin dudas, es un partido de
campeón.
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