Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Desde
hace un año la selección de Brasil esta mudando de piel, la continuidad de
Dunga en su banquillo es el primer signo de la mutación. Si fuera por las
ínfulas de grandeza de sus dirigentes de antaño, que creían no tener competencia
en el concierto sudamericano, le hubiesen cesado como su técnico.
Pero
sigue, y con una visión más holística desde la pasada Copa América, siendo un
sistema menos impositivo y aprovechando con holgura los recursos de cada
jugador. El desafío a corto plazo es no perder pisada en ataque sin Neymar,
teniendo dos buenas alternativas como su compañero en el Barcelona, Rafinha y
Douglas Costa.
El
elegido es Douglas, un wing de
aquellos que haría suspirar a Dante Panzeri. El jugador del Bayern de Guardiola
esta sorprendiendo en la Bundesliga, mostrándose como un velocista por la banda
izquierda. Ubicándose pegado a la su raya hace bastante daño cuando se le elige
en el cambio de frente. En Brasil esta dinámica la puede alternar con Marcelo,
dado que Costa puede aprovechar su agilidad para retroceder cuando bascule con
el lateral merengue.
Willian suelto
La
ausencia de Neymar en el esquema deja la intriga sobre quien será el distinto -el que tenga libertades
para atacar por todo el frente de ataque. En el par de amistosos FIFA se vio a
un Willian más suelto. Su condición expedita hace que Brasil parezca más
Brasil, gambetenado y enlazando con rapidez por la derecha y el centro, con Hulk como principal beneficiario. Además que
cuenta con un trivote de volantes a sus espaldas, uno de ellos el debutante
Lucas Lima, que le ayudó al del Chelsea con los apoyos posicionales –le abrió
caminos para avanzar.
The other way
La
última actuación copera reflejó a una canarinha
adoleciendo de un plan B, o por lo menos de práctica suficiente como
para llevarlo a cabo. Ante Venezuela exhibió un cambio de progresión: pasó del
juego por las bandas al pass and move. La
segunda es la que trabajaron en Estados Unidos, pero uniendo elementos
distintos al once modelo como Lucas Moura, Rafinha y Roberto Firmino. Entre
ellos rompían la línea de volantes y penetraban cuando el contrario escalonaba
marcas. Buscaban volver un caos a los estadounidenses.
Pero para hacer esto ante rivales de mayor jerarquía, hay que desordenarse. Dunga ha estado
trabajando tras el certamen de Chile en que sus piezas sean más intensas. Ahora
un lateral no se queda sujeto cuando el otro sube, si no que avanzan en la
misma medida, creando superioridad en la transición defensiva junto a los
mediocentros.
La cultura de Brasil
Luego del mundial de 1982, el "scratch" no innovó más en sus ideas. Aquel de Sócrates y Zico era más vistoso y hasta hoy más querido que el que salió campeón del mundo en 2002. Lo que predica Dunga no es el jogo bonito que las torcidas de todo el país aspiran ver, pero es efectivo para ganar partidos. Aunque en Brasil, para ser recordado, hay que simultanear ambos aspectos.
La cultura de Brasil
Luego del mundial de 1982, el "scratch" no innovó más en sus ideas. Aquel de Sócrates y Zico era más vistoso y hasta hoy más querido que el que salió campeón del mundo en 2002. Lo que predica Dunga no es el jogo bonito que las torcidas de todo el país aspiran ver, pero es efectivo para ganar partidos. Aunque en Brasil, para ser recordado, hay que simultanear ambos aspectos.
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