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Víctor Grao (@VictorGrao)

El cáncer es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial; en 2012 se le atribuyeron 8,2 millones de muertes, según relata en su página web la Organización Mundial de la Salud. De hecho, el 70% de todas las muertes por cáncer registradas en 2012 se produjeron en África, Asia, América Central y Sudamérica.

Abogados, médicos, niños y deportistas han sido atacados por esta enfermedad que no distingue ni dinero, ni colores. Al fútbol también ha llegado, algunos como Erick Abidal son los más conocidos, pero hay siete sudamericanos que le han ganado la batalla al cáncer y se los traemos a continuación:



Marcelo Tabárez (Uruguayo)

Marcelo dio positivo en un control antidoping. El presidente de su club, Danubio, lo citó para comunicárselo. Tabárez no sabía qué hacer, pensó que le habían hecho “la cama”, porque él nunca consumió ninguna sustancia.

Luego de buscar la hormona, se percató que se crea en el organismo en defensa de ciertos casos y de tumores testiculares. Este último lo tenía desde hace unos meses, pero pensaba que era algo pasajero. Finalmente no fue así.


Fue operado de inmediato y comenzó las quimioterapias. Constantes sesiones por cuatro meses le hicieron superar el daño. Marcelo está recuperado y tiene contrato hasta 2017 con Danubio, club en el que volverá a jugar.




Mario González (Colombiano)

Fue diagnosticado el 24 de agosto de 2013 de leucemia cuando cumplía 2 meses de ser traspasado desde Once Caldas a Millonarios de Bogotá. Durante un entrenamiento, Mario sufrió un desmayo y, luego de los exámenes de rigor, el resultado arrojaba el mensaje menos ansiado: tenía cáncer en la sangre.

Mario estuvo al borde de la muerte, luego de haber sufrido una hemorragia en el pulmón, su hermano, Juan Carlos, le brindó un trasplante de médula.

El 27 de enero de 2015, Mario dio los tres pitazos finales en el peor partido de su vida. 521 días estuvo en la agonía, pero se colocó el chaleco de entrenamiento y comenzó a hacer un suave trote con los colores de Millonarios.

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Jonás Gutiérrez (Argentina)

“Cuando me confirmaron que era cáncer me fui a casa llorando”, así relataba Jonás Gutiérrez su primera impresión del tumor que le sería encontrado en 2013. Luego de un partido contra el Arsenal, en un choque contra Bakary Sagna comenzó a sentir un fuerte dolor en los testículos, que no se le quitaba.

Ahí comenzó un año de quimioterapias y constantes citas médicas. Jonás estaba inmiscuido en un cáncer testicular que duró hasta el 3 de noviembre de 2014. Atrás quedaba el año de pesadilla.

Pero no finalizaría el mal momento del Newcastle. El club de las Urracas estaba inmerso en el descenso, debía ganar para lograr la salvación. Al minuto 84, Jonás entraría y marcaría el tanto que le daba la salvación. Su nombre fue coreado en el St. James Park.




Germán “Mono” Burgos (Argentino)

“Fue algo inesperado. Vienen un día y te dicen, te tienes que operar que es cáncer. Yo tenía que jugar ese fin de semana contra el Mallorca y le dije al doctor: me opero el lunes. Pero los médicos y Luis me dijeron que me tenía que operar ya, decidimos hacerlo lo más rápido posible y fue acertado”.

Así contaba su historia en 2003 el guardameta argentino ex Atlético de Madrid. A diferencia de Mario o Sebastián, Burgos no regresaría a las canchas, o por lo menos no como jugador de cancha.

Diego Simeone acogió a Germán como parte del equipo técnico de Racing de Avellaneda en 2011 y, posteriormente, fue con el “Cholo” como asistente técnico del Atlético de Madrid.
  


Carlos “Lechuga” Roa

"¡Puya, por qué a mí, que soy vegetariano, que no bebo, que no fumo, que no tomo ni vitaminas, que soy el más sano!". En junio de éste año le diagnosticaron un cáncer de testículos. Nadie se enteró. "Quise estar tranquilo, no quería preguntas, suficiente tenía encima", así contaba Carlos Roa al Diario “El País” su vivencia contra el cáncer testicular que lo azotó en 2004.

El Albacete no le renovó, ni le llamó cuando le salió un segundo quiste en cinco meses que le confirmaba que tenía cáncer. Pero lo superó.




Sebastián Ariosa (Uruguayo)

Jugaba la Copa Libertadores 2013, con Olimpia. Su equipo sería finalista, pero él no llegaría. En medio de la competición, a Ariosa le diagnosticaron cáncer de mediastino por lo que informó en un comunicado que dejaría el fútbol para bailar con la mujer que viste de negro.

En enero de 2014, sufrió el golpe más duro. No venía de su condición, sino de un agente externo: su club, Olimpia, le rescindía el contrato al saber que no podría jugar al fútbol. Un golpe anímico fuerte.

A pesar de ello, el uruguayo no desistió. Luego de más de dos años de lucha, Ariosa venció al fantasma. Se enfundó con la camiseta de sus amores y salió al engramado en la Copa Sudamericana. El Defensor Sporting, club con el que jugó desde el 2004 hasta el 2013 le abrió las puertas.

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