Fue
el primer entrenador sudamericano en la Champions League. Hoy en día abundan
los técnicos de esta procedencia, desde Simeone, hasta Pellegrini
Luis Antonio Carniglia
nació el 4 de octubre de 1917 y comenzó su carrera en la cuarta división del
Club Olivos, en 1932, pero fue tres años más tarde cuando se cristalizó su
sueño de llegar a Boca, el club que siempre lo había desvelado. Por aquel
entonces, existía la "cuarta especial" y en esa categoría fue en la
que recaló.
Su debut fue en un
amistoso, en Paraná, y resultó bastante particular: a los 3 minutos convirtió
un gol y a los 5 tuvo que abandonar el campo por una fractura en el brazo
izquierdo. Con la camiseta azul y oro se presentó oficialmente ante Atlanta, en
la cancha de los Bohemios y con victoria boquense por 3 a 0.
La consagración no tardó
en llegar, pero en 1942 una grave fractura estuvo a un paso de cortarle la
carrera. La recuperación tardó tres años, pero sirvió para templar su ánimo. Si
bien dudó entre los estudios de medicina y el fútbol, finalmente prevaleció el
deporte.
En México fue campeón con
Atlas y en Francia con Niza, como jugador y DT. En su carrera de entrenador,
sin embargo, los días de mayor gloria los vivió en España, cuando tuvo la
oportunidad de dirigir a Real Madrid, que contaba en sus filas, con Di Stéfano,
Kopa, Puskas y Gento. Y fue campeón de Europa dos veces.
Para esa época, el Real
Madrid necesitaba un técnico ganador y con carácter de urgencia. Lo encontró en
el tándem formado por Luis Carniglia e Ipiña, quien enseñó al preparador
sudamericano la filosofía del Real Madrid. Las cosas se hicieron bien y el
equipo era una maravilla, por lo que los resultados no se hicieron
esperar. Se da la circunstancia de que
sólo estuvo tres meses en el banquillo madridista y en ellos únicamente le dio
tiempo a dirigir un encuentro liguero que finalizó en empate.
Hasta que llegó su gran
día: el 3 de junio de 1959, cuando el Real Madrid conquistó su cuarta Copa de
Europa al vencer al Stade de Reims. Esta victoria adornó el palmarés de Carniglia (quien por cierto también sumó la
sexta Liga merengue)
Cuenta que su visión no
coincidía con la de Santiago Bernabéu y que, por eso, el presidente blanco
prescindió de sus servicios al finalizar la campaña 1958-59. Aun así, la
impresión que dejó el argentino en la entidad merengue fue buena.
Siempre hubo controversias
sobre su carácter, ya que Yiyo no se guardaba nada a la hora de pegar cuatro
gritos para tratar de revertir una baja producción de su equipo. Algunos, tal
vez erróneamente, lo tildaron de fastidioso. "Me acusaron de tener mal
cáracter. Y no es cierto -solía argumentar-; lo que yo tengo es carácter. Digo
lo que siento, lo que pienso, y entonces digo verdades. Si veo algo que no
funciona, lo digo. Exijo trabajo y disciplina. Si me callara la boca o mirase para
otro lado cuando algo anda mal, para evitar choques, entonces no tendría
carácter. Ni bueno ni malo".
Probablemente, su
definición más categórica.
Defensa
Central y La Nación
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