"Cuando me dio la noticia, en el primer
momento no me lo creí. Luego me llamó mi esposa llorando y me puse a llorar con
ella, no me lo podía creer, fue muy emocionante", cuenta Wendell a la AFP
aún aturdido por el terremoto de las últimas 24 horas.
Este nómada del fútbol curtido en los gramados
terrosos de los estadios humildes de Brasil compartió escenario este 11 de
enero en Zúrich con la estrella del Barcelona Lionel Messi y el delantero de la
Roma Alessandro Florenzi, los otros dos finalistas al Premio Puskas de la FIFA.
El galardón, que ya conquistaron Cristiano Ronaldo,
Ibrahimovic, Neymar y James Rodríguez, se le entregó al brasileño durante la
gala del Balón de Oro, una pasarela de trajes de gala, brillantina y sonrisas
de diseño seguida en millones de hogares del planeta.
OBREROS DEL BALÓN
Aunque el increíble viaje del gol de Wendell ya
había hecho su primera parada el 6 de noviembre. Fue entonces cuando supo que
la FIFA había seleccionado su tanto como uno de los diez más bonitos de los que
se marcaron y filmaron este año en los torneos oficiales de todo el mundo.
En aquel momento, este delantero que cobraba 5.000
reales (unos 1.300 dólares) por mes cuando marcó el gol de su vida llevaba tres
meses sin empleo, después de su salida del Goianesia al final del campeonato
regional y su breve paso por el Tombense de la serie C brasileña.
Como muchos obreros del balón que regatean para
sobrevivir en el país del 'futebol' -el colectivo Bom Senso FC calcula que unos
20.000 profesionales quedan desempleados cuando terminan las ligas regionales
en mayo-, Wendell buscaba un club para seguir viviendo de la pasión que cultivó
admirando la magia de Ronaldo.
"La vida del futbolista que no está en primera división es muy complicada, se pasan muchas dificultades, muchas veces no se
recibe el salario y tenemos que mantener a nuestra familia", relata este
jugador que en 2013 tuvo que buscar trabajos suplementarios para poder pagar
sus cuentas.
TRAS LOS PASOS DE
NEYMAR
Atraído por el revuelo que estaba generando, el
Vila Nova, uno de los clubes de su ciudad, fichó a Wendell como el refuerzo
estrella para su regreso a la serie B el próximo año.
"Me ha cambiado la vida. La gente me conoce,
quieren sacarse fotos conmigo, me piden autógrafos y ahora tuve nuevas ofertas,
pero gracias a Dios ya tengo trabajo. Es una locura", explica.
Todavía hoy, Wendell no sabe cómo su tanto viajó
casi 10.000 kilómetros desde Goiania hasta Zúrich para llamar la atención de la
FIFA.
El 11 de enero, él, su gol y su familia
desembarcaron en Europa por primera vez gracias a los internautas que votaron
para que fuera finalista y que lo eligieron por internet para ser el sucesor
del colombiano James Rodríguez, ganador el año pasado.
Hoy Wendell Lira, quien transitó
por clubes de tercera y cuarta división de Brasil, en los que cobra salarios
inferiores a los 5000 reales, según él mismo ha admitido; y se quedó
desempleado en julio pasado es el ganador del Premio Puskas.
Fuentes:
Publicar un comentario