Gonzalo Rodríguez
(@Delapigonza)
Perú revivió a Bolivia.
Perú se ahogó en su propio discurso y perdió frente a una selección que –con
muy poco- no solo se valió de su mejor aliado, la altura, sino que también supo
capitalizar las situaciones a balón parado que tuvo. El elenco dirigido por
Ricardo Gareca sintió las ausencias de sus principales referentes y jamás se
repuso del cataclismo que significó el gol altiplánico a los 37’ del PT.
La inesperada ausencia de
Yoshimar Yotún, tras sufrir estragos por la altura, fue el punto de inflexión
del partido. El ‘Tigre’ prefirió reemplazar a un mediocentro -Yotún- rápido y
con habilidad para salir con el balón en los pies por uno –Ortiz- que cumple
con los requisitos de un ‘5’: vehemencia para la marca y despliegue físico.
Inicio
auspicioso
La ‘blanquirroja’ sostuvo,
durante los primeros 35’, una sola idea de juego: ser un equipo corto y, por
tanto, agrupado. En consecuencia, pudieron valerse del hostigamiento al rival
para recuperar rápido el balón y así defenderse con la posesión del mismo. Los
dirigidos por Hoyos, por su parte, cayeron en un traslado el balón inocuo e
intrascendente, por lo que no pudieron generar ninguna situación de peligro.
Recuperación
y contraataque
De hecho, a Perú le
funcionó muy bien la fórmula de colmar el mediocampo para, a partir de la
recuperación, buscar aterrizar en el área boliviana. La primera línea de
volantes peruana (Aquino y Ortiz) se encargó de relevar a quienes fueron los
primeros defensas: los delanteros Ruidíaz, Ávila y Polo.
El problema estaba en que
el equipo del ‘Tigre’ careció de jugadores que le garantizaran una salida
limpia, puesto que ni el debutante Abram ni el experimentado Ramos se
caracterizan precisamente por montar jugadas desde abajo y, peor aún, en los
casos de Aquino y Ortiz. No obstante, el equipo inca pudo fabricar hasta 3
contraataques que terminaron en tiros a puerta.
El
declive peruano
A los 37’ del PT, Pablo
Escobar, uno de los mejores valores ofensivos del conjunto boliviano, cobró un
inventado tiro libre de manera magistral y anotó el primer gol para su equipo.
A partir de este momento,
el elenco peruano se sumió en una desesperación que, como dije, lo terminó por
ahogar. Bolivia creció en todas sus líneas y conectó muchos pases a espaldas de
los desesperados volantes y laterales peruanos. Por muy poco no encajaron el
segundo antes de que árbitro marque el final de la primera parte.
Otra
historia
En el ST, aunque los
peruanos se hicieron de la posesión del balón, el partido se tornó parejo.
Paolo Guerrero, quien ingresó tras el descanso, se recogió en demasía para
buscar claridad en la salida. Claridad que Perú jamás encontró por la poca o
nula capacidad de sus jugadores para distribuir el balón desde los cimientos de
la defensa.
Además, Bolivia supo
neutralizar los ataques peruanos al sumar cada vez más defensores. La altura,
por cierto, jugó un papel importante, puesto que convirtió al conjunto peruano
en un equipo largo y desintegrado que tuvo que recurrir al ‘pelotazo’ para
pisar el área rival.
Los minutos pasaron y el
combinado peruano no logró penetrar una empeñosa y ordenada, aunque tambaleante
defensa boliviana.
Más adelante, y producto
del cansancio y la desesperación, la selección peruana se desentendió del balón
y sucumbió ante los avances bolivianos. Finalmente, a los 92’, el experimentado
zaguero, Ronald Raldés, sentenció el encuentro con un certero cabezazo.
En conclusión, prescindir
de los principales referentes es algo que le costó carísimo a Perú, pero, costó
más aún, la falta de recursos –tanto del técnico como de los jugadores- para
reemplazar a quien sería el encargado de empezar toda jugada que tuviera como
fin acabar en área altiplánica: Yoshimar Yotún.
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