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Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
Uno de los ejercicios más difíciles del aficionado del fútbol es hacer que sus ojos les presten total atención a los veintidós hombres que corren tras un balón. El interés se inclina sobre aquellos futbolistas diferentes, que hacen cosas que te hacen soltar un “increíble” o un “impresionante”. Siempre la vista va a buscar al distinto. Imagínense mirar un partido del Barcelona o el Real Madrid y no maravillarse por Messi o Cristiano. Algo así pasa en el América de México. Con un paraguayo lleno de talento: Cecilio Domínguez.

Su fútbol enamora al ojo del fanático del fútbol por su picardía, por sus fantasías, por sus desequilibrios, por saber cuándo cambiar el ritmo. Y por esa capacidad de ser referente que, a pesar de su corta edad, la ha demostrado continuamente, como en la Copa Sudamericana 2016 con Cerro Porteño.

Sus fantasías provocan caras de asombro. Posee la capacidad de desequilibrar y escaparse de zonas reducidas, y también encarar para superar en campo abierto al rival. Todo eso se debe a su drible y su gran técnica. Pero, como comprende cuándo cambiar el ritmo, debe entender cuándo y en dónde realizar sus fantasías, porque, en ocasiones, abusa y pierde el balón por simplemente intentar un lujo para provocar esas caras de asombro.

Aunque el párrafo anterior pueda indicar la definición de un futbolista simplemente encarador. Cecilio posee condiciones que invitan al juego asociativo; ya que, por ejemplo, no tiene ningún problema en apoyarse atrás, con un defensa o su portero, para reiniciar la jugada y buscar nuevos espacios, también realiza movimientos internos para crear un espacio en el sector izquierdo – zona donde se desempeña – para el lateral (Miguel Samudio), con el que se entiende a la perfección, o sencillamente tocar para combinarse y seguir generando volumen de juego. Además tiene un buen pie para filtrar balones a los desmarques de sus compañeros.

Su físico invita, quizás, a pensar que no es un tipo veloz, pero todo lo contrario; claramente no es el tipo más rápido, sin embargo tiene velocidad para atacar la espalda de la defensa rival o conducir para superar al contrario. Posee chispa.

Juego asociativo, movimientos por fuera y por dentro, desequilibrio en el uno contra uno, velocidad, cambio de ritmo, regate. Y sobre todo definición. Cecilio Domínguez entiende muy bien qué es jugar al fútbol y cada fin de semana asombra a algunos aficionados de este deporte. Pero debe mejorar detalles como timing y toma de decisión, y evitar, a veces, las fantasías para dominar con mayor facilidad. No es Cristiano o Messi, no es perfecto; pero seguramente asombrará y maravillará a tu ojo.

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