Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Hay una frase polémica de Luis Aragonés sobre el fútbol de selecciones: “Es
cierto que muchas selecciones buscan la contra como arma principal, porque es
simple y no se dispone del tiempo suficiente para desarrollar otros mecanismos
de juego”. Hay detractores y defensores de esta idea. Lo cierto es que con el
tiempo que dispone el seleccionador tiene que invertirlo en métodos que ayuden
ganar un partido de fútbol. De lo que más se trabaja en los escasos días de
concentración es la pelota parada.
Se le dice meta-lenguaje porque es el lenguaje que se utiliza para hablar
sobre la lengua misma; un lenguaje dentro de un lenguaje. Como cuando en los
diálogos de una película hablan de cine. En ese sentido, el fútbol es un
meta-juego. Existen los penales, las faltas directas e indirectas, los corners,
los frontales largos y hasta los tiros libres dentro del arco. Todas son parte
del fútbol, pero se dan luego de una pausa, como si fuese otra dimensión del mismo
juego. Para bienaventuranza de los entrenadores con poco tiempo, estos juegos
dentro del juego hacen la diferencia.
Nada más vale la pena recordar cómo entrenadores, con mucho o poco tiempo
para trabajar, le sacan provecho a la táctica fija. En la fecha FIFA más
reciente el técnico paraguayo Francisco Arce olvidó un papel
con las especificaciones del partido ante Chile. O podemos recordar la
famosa Copa Sudamericana 2014 en la que dos grandes memorables cuadros
sudamericanos como el River Plate de Gallardo y el Atlético Nacional de Osorio
se pelearon en la final. El título fue para los de Núñez por dos goles desde el
tiro de esquina.
Incluso la jugada más famosa de la historia reciente del Real Madrid es un córner ejecutado por Luka Modric y cabeceado por Sergio Ramos. El gol de "la décima".
Para hacer gol en el balón detenido indirecto hacen falta tres elementos
fundamentales: un buen lanzador, buen(os) cabeceador(es) y la información que une
a los dos anteriores, que solo conoce el que la ejecuta. Un analista de rivales
puede estudiar las acciones de balón detenido (llamémoslas ABP) de un equipo y
conocer los dos primeros, pero dónde se va a colgar el balón y quién estará
allí para rematarlo a lo sumo puede especularlo salvo que un equipo repita los
mismos movimientos en cada partido. La información es la clave.
Las ABP son una solución fácil de trabajar en poco tiempo. A futbolistas
profesionales es más efectivo enseñarles tres jugadas específicas que los
principios y sub-principios (o meta-principios, como quieran) de un modelo de
juego. Incluso hay técnicos que le dedican varias horas a la semana a la práctica
de estas ejecuciones. Quizá el estilo de estos meticulosos estrategas no sea el
más vistoso, pero parece que en el llamado “fútbol moderno” se utiliza para
marcar la diferencia en el resultado cuando la diferencia en el juego no es
tanta.
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