Y
cuando parecĆa que habĆa encontrado el once, pero ademĆ”s el funcionamiento
ideal, Fernando Gago, capitĆ”n y sĆmbolo futbolĆstico del equipo quien sufrĆa
una lesiĆ³n de ligamentos cruzados que lo alejarĆa de las canchas hasta mediados
del prĆ³ximo aƱo.
Su
figura tĆ”ctica es el viejo conocido 4-3-3. LĆnea de cuatro defensores, un
volante de marca, dos volantes interiores, dos wings y un centro delantero. Uno
de los wings, Cardona, mƔs volante que delantero, a pesar de arrancar en
posiciĆ³n de alero por izquierda, tiende a tirarse al centro a distribuir el
juego y convertirse en el cuarto volante que a veces el equipo xeneize requiere
para generar la superioridad necesaria en el medio campo.
Por
lo general, la Ćŗltima lĆnea del equipo se para a 30 o 40 metros de su arquero,
dejando a sus espaldas mucho espacio que puede llegar a ser aprovechado por los
equipos rivales. Sin embargo, la marcaciĆ³n en ataque - viejo concepto tĆ”ctico -
de referenciar a los delanteros rivales mientras el equipo propio ataca sumado
a la velocidad de Goltz, Magallan, Jara y Fabra, permiten que Boca pocas veces
quede mal parado y mƔs bien, pueda atacar con muchos jugadores.
Sumado
a ello, uno de los rasgos mĆ”s caracterĆsticos del Boca de Guillermo es la
asfixiante presiĆ³n que ejerce sobre el rival. Por momentos son entre 5 y 7
jugadores los que presionan la Ćŗltima lĆnea del contrario y muchas veces
recuperan el balĆ³n sin dejar que el equipo rival pase de mitad de cancha.
4-1-4-1. Cuando no se tiene
el balĆ³n, los dos wings retroceden a formar la doble lĆnea de cuatro sostenida
en Wilmar Barrios.
Ya
en la faceta ofensiva, debido al funcionamiento del ātriĆ”ngulo defensivoā, los
laterales pueden estar constantemente en ataque permitiendo que los wings
(PavĆ³n y Cardona jueguen por dentro) y los volantes interiores puedan llegar y
pisar el Ɣrea. Sumado a ello, el excelente presente de Dario Benedetto, que
tiene un escandaloso promedio de 0,8 goles por partido desde su llegada a Boca,
hacen que el poderĆo ofensivo de Boca sea abrumador. Y es que los nĆŗmeros no
mienten: en lo que va corrido de la SuperLiga ha marcado 21 goles (promedio de
3 por partido) y tan solo ha recibido 2.
El triƔngulo defensivo
permite que los dos laterales se lancen al ataque y el tridente ofensivo juegue
por dentro.
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