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Agustín Vigo (@agusvigo)
Tan sólo tres años atrás, Talleres de Córdoba se encontraba disputando el Torneo Federal A, tercera categoría del fútbol argentino. Hoy en día es uno de los mejores equipos del país, afianzándose a la Primera División y ubicándose en posición de ingreso a la Copa Libertadores 2019. La evolución del equipo cordobés está dando gracias a múltiples factores, entre los cuales se encuentra la identidad de juego que le está dando su entrenador Frank Darío Kudelka.

Guido Herrera, el portero, fue fundamental no sólo dentro del área, sino que protegió a sus defensores en cada contragolpe, jugando adelantado por el estilo ofensivo que propone el equipo. Mantuvo su arco en cero en siete partidos de doce y además, su juego con los pies fue clave para salir jugando desde atrás, una de las premisas que siempre respetó el equipo de Córdoba.


Tanto es así, que los defensores son quienes registraron mayor cantidad de pases realizados, aún más que los mediocampistas. Lucas Olaza es quien más pases realizó durante la Superliga en Talleres, 655 en total, y además fue uno de los mejores jugadores del equipo. Sorprendente con sus proyecciones en ataque y su capacidad de resolución en ataque, se sumaron a Olaza: Leo Godoy, Juan Cruz Komar, Carlos Quintana y Javier Gandolfi.


Dada la importancia de la salida desde la defensa con la pelota dominada, fue importante también el apoyo y la movilidad de los mediocampistas para recibir. Para esa tarea, Kudelka contó con Pablo Guiñazú, quien cuenta con mucho talento para recibir y pasar rápido la pelota. Fue el mejor jugador de Talleres en cuanto a efectividad de pases, con el 89 por ciento de aciertos. El pase fue el elemento que utilizó el equipo para progresar, en casi todas las oportunidades en corto y prácticamente sin envíos largos.


Dada la importancia de la salida desde la defensa con la pelota dominada, fue importante también el apoyo y la movilidad de los mediocampistas para recibir. Para esa tarea, Kudelka contó con Pablo Guiñazú, quien cuenta con mucho talento para recibir y pasar rápido la pelota. Fue el mejor jugador de Talleres en cuanto a efectividad de pases, con el 89 por ciento de aciertos. El pase fue el elemento que utilizó el equipo para progresar, en casi todas las oportunidades en corto y prácticamente sin envíos largos.

Los acompañantes de Guiñazú fueron Fernando Godoy y Emanuel Reynoso, éste último se destacó por ser uno de los más talentosos del equipo, con capacidad de desequilibrio en el mano a mano y con gran claridad para habilitar a sus compañeros. La conexión entre Reynoso, Guiñazú, Godoy, Sebastián Palacios y Joao Rojas fue el factor que suele inclinar la balanza a favor de Talleres. Ellos fueron los encargados de llevar a cabo el ataque junto con el centro delantero (Junior Arias o Jonathan Menéndez). 


Las variantes en ataque son muchas. Palacios y Rojas jugaron por las bandas, combinaron de manera excelente con los defensores y fueron claves con su recorrido para cubrir los espacios cuando no tenían la posesión. Además, su velocidad fue fundamental en cada ataque, son desequilibrantes con la gambeta y buenos asistentes. Junto con ellos, apareció Marcelo Torres, revelación de la selección argentina Sub-20, con características similares a los antes mencionados, fue una gran variante con la que cuenta el entrenador.

El equipo de Kudelka marcó un estilo de juego en el fútbol argentino desde su regreso a Primera División, su vocación ofensiva lo hizo atractivo para el público y efectivo para sus propios intereses. Un trabajo sostenido en el tiempo, acompañado de firmes convicciones, que logró sus frutos y puso a Talleres a los primeros puestos del torneo.

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