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Gabriel González (@Gabochini)
Si exploramos las exigencias que demanda la dinámica del fútbol actual -hablando de laterales-, la versatilidad se alza como una fuente de tamaño con respecto a las demás. Versatilidad en función del desarrollo de juego para potenciar el plan colectivo; marcando, gestando, llegando y finalizando.

Fabricio Bustos (1996), lateral derecho del Club Atlético Independiente, se muestra obediente a una de las máximas del profesor Luis María Bonini, quien alguna vez tuvo la brillantez de sentenciar que “la fuerza motriz más grande de todas es la voluntad”. Cargado de un despliegue impactante e intervenciones -en defensa y ataque- llamativas, el joven ladero a las órdenes de Ariel Holan ha sido una pieza de gran relieve en el rojo de Avellaneda.

La serenidad que muestra fuera del césped no aporta ni una pista sobre su conducta como futbolista. En su hábitat es feroz como león acechando la presa. De movimientos fugaces pero llenos de sentido. Su desempeño es completo porque se concentra en la búsqueda de situaciones favorables para sus compañeros, exhibiendo valentía para atacar como esfuerzo para defender. Complemento de brillo para un equipo que cada vez reluce mejor.

Pegajoso e incómodo en el marcaje, Bustos no sucumbe con facilidad contra los extremos rivales. Ese condimento de velocidad que forma parte de su repertorio lo hace complicado de superar en enfrentamientos 1 vs 1. También posee una gran capacidad de interpretación para saber en qué instante debe ir a por la pelota; timing preciso para interceptar y dejar el balón a servicio de sus compañeros. Mantiene buen perfil para responder a las necesidades de la situación que se presente y es un fino medidor para las barridas.

En la siguiente acción, notamos algunas características de su marcaje: mantener referenciado al potencial receptor, guardar distancia para no anunciar las intenciones de quite y buen perfil para ir a interceptar.


Siendo un jugador de baja estatura (1,64 cm), maneja muy bien su centro de gravedad y se denota reacio permanentemente. Intenta no conceder ventajas en el mano a mano, lo que lo hace aún más complicado de batir. Con mucho por mejorar, lo positivo es que reúne características importantes para cumplir el trabajo defensivo. No tiene techo.

En su carta de presentación, sobresale por demás su carácter ofensivo. Atrevido, encarador, punzante. El cordobés carece de temor para ir al frente; rompe barreras con aceleración y decisión, sin detenerse en su transito efímero por la banda. Fabricio, con pasajes vividos como seleccionado argentino (juvenil y absoluto) se expone filoso y de múltiple utilidad cual najava suiza. Comprende la importancia de los apoyos en un equipo que profesa un juego dinámico en ataque y se presta para cooperar en últimos metros como una vía más de conexión.


En las puertas del área también es decisivo. Armado de habilidad para superar duelos individuales, sus llegadas siempre terminan siendo trascendentes en zona de finalización. Utiliza muy bien a su favor el recurso de romper hacia dentro; consigue desorientar a los rivales que no lo esperan cerca de la meta y va derrumbando el orden contrario a una marcha distinta. Otro efectivo desequilibrante en ataque.


Su debut en el primer equipo de Independiente se produjo bajo la tutela de Gabriel Milito. Sucedió en un partido de local frente a River Plate (05/12/2016) en el que los diablos rojos de Avellaneda vencieron al equipo de Marcelo Gallardo (1-0). Una de las notas altas fue la aparición de este chico nacido en Ucacha, quien luego de ese partido no se alejó más del plantel de Primera. Dada su capacidad, tampoco soltó la titularidad por el costado derecho de la defensa. Hoy es una de las grandes joyas que atesora este Independiente, escuadra que va recuperando su supremacía internacional de antaño (ahora en la Copa Sudamericana) de la mano de Ariel Holan. En el presente, los elogios le llueven. Uno de los encantados por el rendimiento de Bustos es el entrenador argentino Jorge Sampaoli, quien destacó más de una vez lo interesado que está en arroparlo como potencial jugador de Selección Argentina si continúa mostrando este nivel de actuaciones. Su ímpetu desenfrenado y la voracidad que muestra al jugar van consolidando el pensamiento común: tiene todo para ser un futuro futbolista de élite.

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