Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
Al estudiar las empresas surge un concepto importante
conocido como “benchmarking”, el cual
tiene como idea principal que los gerentes mejoren el desempeño de la industria
si analizan y luego copian los métodos de los líderes en diversos campos. Es
decir, para mejorar se debe aprender del mejor, por lo que se observa sus
técnicas y movimientos. Así ocurre en el fútbol. Si un equipo gana mucho, se le
intenta imitar. Algo lógico, porque los ganadores marcan la tendencia.
El ejemplo perfecto de los últimos años es el FC
Barcelona de Josep Guardiola, quien es un técnico educado por la idea del juego de posición, que es un estilo que
se ha construido en el equipo español desde la llegada al banquillo de Johan
Cruyff (1988-1996). Después ese modo de jugar se perfecciona con Louis Van Gaal
(1997-2000 / 2002-2003) y Frank Rijkaard (2003-2008).
Sin embargo, el juego de posición no es una idea empleada
por un conjunto, sino que es un estilo que a lo largo de los años se le ha
observado en distintos equipos como la Hungria de los años 50, el Brasil del
1970 y de 1982, la Francia de Platini, el Arsenal de Wenger, el Ajax de Van Gaal, la actual selección de Perú de
Gareca y muchos más.
En definitiva, el juego de posición se trata una idea en
la cual un equipo no se ordena con el balón para pretender tener la posesión, porque
eso es una simple herramienta. El objetivo es dominar el espacio. La intención
principal es pasarse el balón en zonas cercanas para después dar un pase a un hombre
libre alejado. Es decir, no se juega a pasar por pasar, sino se pasa para
ofrecer ventajas y así mejorar las posibilidades de intervención de los
siguientes (compañeros). Y para dicha ejecución es necesario dominar el concepto
de saber cuándo y dónde tocar y conducir.
En la puesta en escena, cada futbolista debe estar en
diferentes alturas para ir creando líneas de pase; por ejemplo, una de las
intenciones fundamentales del juego de posición es ofrecer amplitud, ya sea con
el extremo o con el lateral, ambos tienen que estar en distintas zonas, para que
aparezcan tanto pasillos interiores como exteriores.
No existe juego de posición cuando no hay líneas de pase
habilitadas por delante, es decir, no hay hombres libres, que se puedan
convertir en receptores que si reciben el balón van a estar sin oposición de
marca y van a disponer de mucho tiempo y espacio para generar nuevas cosas. En
un hipotético caso, hay un futbolista que recibe de espaldas a la presión y mal
orientado (sin tiempo y sin espacio), donde no puede seguir generando ventajas,
entonces, ¿por qué no se juega en largo si en corto se acelera la pérdida en
una zona dañina? No se juega a pasar por pasar.
No se basa en poseer un esquema táctico en específico, es
decir, no interesa si en la puesta en escena se utiliza un 4-3-3 o un 3-5-2, ya
que al final de cuentas eso termina siendo un simple número telefónico, que ayuda
al periodista, al aficionado o al rival a tener una idea de cómo está parado en
la cancha un equipo.
El fútbol es un caos, entonces durante un partido puede
cambiar el parado táctico. Lo fundamental es saber controlar ese desorden para
dominar algunos conceptos que permiten la aparición de hombres libres o la creación
de superioridades.
En el inicio de juego, se puede ejecutar la salida lavolpiana, donde un mediocentro
se incrusta entre los dos centrales, los laterales avanzan en el campo a la
zona de los interiores, quienes están entre líneas, los futbolistas de banda
(laterales y extremos) abiertos pero atentos porque pueden aparecer pasillos
interiores, que generan pases por dentro que faciliten la aparición de hombres
libres o la creación de superioridades. La formación de triángulos (triangulación holandesa o tercer hombre) pueden permitir dominar
zonas vírgenes.
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