Agustín
Vigo (@agusvigo)
La
salida de Carlos Tévez significaría un quiebre en la vida de Boca
Juniors, tanto a nivel futbolístico como institucional. Guillermo
Barros Schelotto había encontrado un lugar para el “Apache” y
formaría alrededor suyo un equipo que funcionaba de gran forma a
fines del 2016.
El
después de Tévez estuvo repleto de incertidumbre, cambios de
esquema y jugadores pero siempre con la convicción y versatilidad de
un entrenador que supo adaptarse a cada momento. Boca finalizó el
2017 como líder de la Superliga, caracterizándose por mantener su
estilo de juego en una puesta en escena con el número telefónico
4-3-3.
El
2018 comienza con las incorporaciones de Julio Buffarini y Emmanuel
Mas, quienes van a reforzar los laterales sin necesidad de cambiar la
cantidad de defensores en la última línea. También llega Ramón
Ábila, luego del préstamo a Huracán, pero la gran incógnita surge
con el anuncio del retorno de “Carlitos”.
La
primera opción táctica puede ser mantener los tres delanteros, con
Tévez como centrodelantero. Dicho esquema solo implica el ingreso
del “Apache” por Gustavo Bou o Ramón Ábila, lo cual es positivo
porque los roles del resto del equipo se van a mantener. Pero como
negativo, “Carlitos” debe jugar en una posición en la cual no
juega desde hace tiempo. Además le va a impedir conectarse con la
pelota por el suelo y participar del armado del juego.
La
segunda opción es aplicar un 4-2-3-1, lo cual va a implicar la
salida de Nahitán Nández, repartiendo el medio entre Pablo Pérez y
Wilmar Barrios. Detrás del nueve se va a ubicar Edwin Cardona para
combinar con Tévez y crear juego por el centro. Por el otro extremo
Cristian Pavón va a jugar cerca de la línea de banda y va a abrir
la cancha. Dicho cambio le otorga la posibilidad de intercambiar al
creador de juego, asociar de mejor manera y generar movimientos que
desorienten al rival cuando marque en defensa.
Estos
son los aportes que le puede brindar Tévez al Boca de Guillermo en
cuanto a lo futbolístico. Aunque también va a influir a nivel
grupal. Es un gran motivador, es el ídolo del hincha y consigue
quitarle la presión que logran sentir algunos jóvenes en momentos
difíciles y decisivos de los distintos torneos. Asimismo, va a
generar un clima de euforia entre los fanáticos que asistan al
estadio no solo para ver a Boca, sino para deslumbrarse con él.
Los
cambios son normales en los equipos y la llegada de Tévez va a poner
a Guillermo ante la pregunta y la posibilidad de modificar un esquema
que funciona de gran forma pero que va a necesitar renovarse.
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