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Luis Suárez (@Luije77)

"Resultado no doy nunca, pero River va a ganar", decía Rodolfo Donofrio, presidente de River, a Fox antes del partido. Lamentablemente para el directivo, su equipo salió a cubrirse bajo el paraguas.

Por Copa Sudamericana, estallaba 'La Bombonera' por revivir otro Boca Juniors - River Plate. La última vez que se midieron por competencia internacional fue en la semifinal de la Libertadores 2004. River ganó 2 (Cristian Nasuti y 'Lucho' González) -1 (Carlos Tévez) en los 90', pero Boca triunfó en los penales.

Ahora, 10 años después, Boca salía así: 




Por su parte, este era el dibujo inicial del 'Muñeco' Gallardo: 



El partido inició con un vértigo tremendo que hacía que las transiciones defensa - ataque de cada equipo se ejecutarán con una velocidad que rayaba en lo impreciso. Aquí, las 3 razones de por qué el juego no pasó del empate:

1) La pelota no pasó por Pisculichi y Chávez: ambos jugadores, más allá de aparecer junto al balón en alguna pelota parada, deambularon sobre el césped de 'La Bombonera' haciendo símil a Aníbal sobre los Alpes. Los jugadores de técnica y criterio necesitan alimentar sus ideas con segundos de posesión, cosa que no tuvieron esta vez.

2) River, y en especial Ponzio, fue una máquina de pegar y no de jugar: el exZaragoza quizás debió ver la roja por reiteración de faltas, luego de llegar tarde a en muchas ocasiones. River no tuvo una primera salida clara en las pocas ocasiones en las que le tocó proponer para llegar al arco de Agustín Orión. Al sentirse perdido en un horizonte de piernas azules, al 'Millonario' no le quedaba otra que pegar; lo curioso es que Boca cayó en el juego y también repartió. El partido terminó con 9 amonestados. River cedió espacios porque llegó tarde en todo el encuentro





3) Gago, Erbes y Meli jugaron de a ratos: a pesar del poco material ofensivo que se puede rescatar del encuentro, el trío de volantes de Arruabarrena anuló por completo el trabajo que intentaban hacer Carlos Sánchez y Ariel Rojas. En las primeros minutos, la triangulación de los mediocampistas xeneizes hizo que Barovero tuviera que responder a la llamada de peligro, luego se limitaron a anular el flujo del poco juego de River. El dominio de los locales fue inocuo.




El temor a ser vulnerado y perder, influyó en quel compromiso no apuntara a un vencedor. El 27 se decide el finalista, el miedo quedará como anécdota.

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