Jugar en Europa es uno de
los metas más importantes de un niño que sueña con ser futbolista. Llegar al
viejo continente no es fácil. Mantenerse, menos. Las ganas por trabajar y no
ceder de Renato Tapia son un buen ejemplo.
Luis Gonzales (@Luchvr)
Para ser el mejor futbolista del mundo hay que recorrer un largo camino.
La formación de cada uno es sustancial para su desarrollo y el cumplimiento de
sus objetivos como profesionales. La mentalidad que debe tener es primordial.
En Perú, varios salen a ligas extranjeras para rendir pruebas o firmar por
clubes interesados en contar con ellos. Tras no obtener la continuidad esperada,
los muchachos prefieren regresar al país y seguir una carrear timorata.
Renato es peruano. Nació en 1995. Su formación futbolística la tuvo en
su colegio, San Agustín, para luego recalar en Sporting Cristal y finalmente
establecerse en una conocida academia deportiva del país, Esther Grande de
Bentín. En las tres instituciones, fue capitán y pieza relevante, lo que lo
llevó a ser elegido como unos de los mejores futbolistas jóvenes de Perú en
2009.
Luego de pasar por la sub 17, fue convocado a la Selección sub 20 con
solo 16 años para disputar el Sudamericano en Argentina. Su entrenador, Daniel Ahmed, ante la escasez de defensores, optó por
ponerlo en esa posición, sabiendo que siempre jugó como mediocampista central y
de su convicción para jugar en el puesto que se le indicara.
Pese a quedarse a puertas del Mundial de la categoría, Renato fue una de
los mejores jugadores del equipo por su técnica y buen manejo del balón para
jugar como central. Ahmed fue uno de los más entusiastas con su carrera
profesional. “El futuro de un jugador lo
puedes medir a través de su talento y mentalidad. Renato los tiene”,
comentó a la vuelta del equipo de Argentina.
Foto: Depor
A consecuencia de su participación destacada en el campeonato, dos
clubes de la Premier League le dieron la oportunidad de asistir a una de sus
pruebas. El volante estuvo cerca de caer en Anfield. Así lo cuenta él: “Estuve de prueba en el Liverpool y
Tottenham, pero no se dio por el tema de la estatura. En Liverpool llegué para
jugar de central, pero la estatura mínima era de 1,90. Cuando me hicieron los
análisis me dijeron que solo iba a crecer hasta 1,85 y ahí quedó el tema”, reveló
en una entrevista. Pero una ocasión mejor se presentó frente a él.
En 2013, por un convenio que tenía Esther Grande de Bentín con el Twente
de Holanda, el club europeo le permitió entrenar con ellos y ser evaluado. Fue
así que tras meses de tentativa, firmó su primer contrato por cuatro años con Los Tukkers.
Por las legalidades del proyecto formativo del club, Renato tenía que
pasar por la sub 19 del club y luego el equipo filial en Segunda, el Jong
Twente. Solo le bastó disputar 19 partidos y anotar 1 un gol para dejar buenas
sensaciones sobre su futuro. Patrick Kluivert, su entrenador en el segundo
equipo vio con buenos ojos que alternara en Primera. Durante un año, jugó
llevando la 10. En agosto del año pasado, con 19 años, debutó en la Eredivisie
Su llamado a la Selección mayor no se hizo esperar. Sergio Markarían
admitió que verlo jugar “lo volvía loco”.
“En los entrenamientos, no tenía vergüenza de pegarle a Pizarro y Guerrero.
Otros muchachos son tímidos frente a los mayores”, admitió el uruguayo
cuando aún era técnico de Perú, en 2013.
Debido a su corta edad, podía disputar una vez más el Sudamericano Sub
20 de Paraguay, a inicios de este año. Pese a todas las intenciones para que
participara, el club holandés se negó a cederlo porque el torneo no era oficial
y no estaban obligados a dejarlo ir. Además, por su buen rendimiento, querían
que continuara entrenando con ellos. El
Cabezón, como lo apodaron sus compañeros en Argentina, fue la gran ausencia
en la Selección.
Renato Tapia es considerado uno de los encargados del cambio
generacional peruano. Hoy es mediocampista, pero jugar de central no le es
indiferente. Recupera, marca y se da el lujo de ser organizador. En Holanda,
adquirió esas características que lo hacen un jugador interesante. Un modelo a
seguir, el modelo Tapia.
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