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Julián Giacobbe (@JuliGiacobbe) para (@DeporteInterno

Boca mejoró y eso es indudable. Después de años donde la ilusión xeneize descansó tan solo en los nombres, llegó la hora de apoyar el sueño en el juego. El Vasco suplantó a un tal Bianchi y, a pesar de mantener algunas de sus ideas, plasmó una estrategia completamente efectiva: ser protagonista a partir de conceptos claros en lo futbolístico y un mensaje honesto y autocrítico fuera del rectángulo de juego.

El semestre en el que debutó Arruabarrena dejó un saldo de 23 partidos (12-6-5) con 33 goles a favor y 20 en contra, es decir que, sacando una estadística rápida, consiguió 42 de los 69 puntos que disputó. Para este 2015 la idea no es distinta pero ¿de qué manera conseguirá superar ese estreno, por antecedentes, positivo?

Al 18 de marzo del corriente año, el Vasco contabiliza 33 partidos con una efectividad del 70,7% (21 victorias, 7 empates y 5 derrotas). Por lo tanto, desde un punto de vista plenamente subjetivo, voy a intentar develar los que creo son los puntos favorables y perjudiciales de este Boca prometedor.

En primer lugar, tenemos que decir que el DT siempre tuvo claro cuál era su intención. La línea de cuatro defensores es una fija en el arranque de todos los encuentros, con dos laterales de proyección alternada y un central que acompañe al Cata Díaz, capataz de la zaga. En uno de sus últimos partidos, Marcelo Gallardo, entrenador de River, no dudó en utilizar el recurso de que ambos defensores laterales suban al mismo tiempo. Para Arruabarrena esto también es una posibilidad, pero trae sus dificultades.



En la imagen podemos ver como Fuenzalida y Monzón se suman al ataque de manera simultánea pero, al perder la pelota, el Cata Díaz debe arreglárselas para defender junto a su compañero en una línea claramente diezmada. Este tipo de peligros no sólo se dieron en el partido vs Rafaela (flojo en varios tramos) sino que también sucedió en otras ocasiones.

El relevo de Gago, Erbes o Cubas es otra variante. El 5 baja a recibir la pelota con mayor claridad, ofreciendo una opción de pase al ras del suelo o, en caso de ser necesario, formar una línea de tres mientras los jugadores de ¾ se encargan de la creación de juego.

Es muy importante ver cerca de qué eje se encuentra la línea más retrasada: la del mediocampo. La presión alta es una de las armas que incorporó Arruabarrena a lo largo de su ciclo en Boca. En este caso, los centrales -acompañados por Gago- forman una zaga de 3 muy cerca de la posición de los volantes de juego. A partir de esto se desprenden dos consecuencias: forzar el error o formar un equipo compacto. Cualquiera de las dos beneficia a Boca, siempre y cuando la sincronización defensiva –el achique, por ejemplo- responda eficazmente y no otorgue una posibilidad de varios metros de corrida al rival.

El vértigo es una de las fichas por las que apuesta el azul y oro. Salvando las distancias, la verticalidad del bielsismo encuentra un simil en esos tramos de continuo ataque – consecuencia – recuperación – ataque en el que se desenvuelven Gago y compañía.



Atacar con mucha gente es otra de las prioridades: no solo suben los volantes, sino un lateral como opción de descarga para descansar en la zona de la línea de cal. Pero si buscamos variantes notamos que el 5 que recupere y distribuya es el pilar en el que descansa el Arruabarrena style. Cubas, como se ve en la foto, quita la pelota limpiamente y en cuestión de segundos lanza un pase abierto para que Calleri se pelee con el defensor contrario. ¿El déficit? Con Erbes no sucede. Su descarga no es igual de técnica que la de un Gago y su nivel no está a la altura del de Cubas. Sorprende ver como un volante de contención pasó de un rendimiento superlativo previo a la venta al Betis a esta versión desmejorada donde todo lo que hace le sale mal, un 50% por la vocación ofensiva de los integrantes con los que se rodea (Gago-Lodeiro suben la línea de mediocampistas a tal punto que queda un espacio grande en el que desenvolverse) y otro 50% por su falta de posicionamiento o conocimiento táctico, cosa que, en pocos partidos, demostró un superlativo Cubas.

En la mitad de la cancha está una de las bases de la agresividad que muestra el conjunto de la Ribera, no solo en el sentido de garra, sino más bien en lo punzante que puede llegar a ser en el campo rival. Como vemos en la foto, el 4-3-3 del Vasco fomenta su idea en el triángulo mágico que se forma en esa zona. En este caso, Pérez-Gago-Lodeiro se buscan mientras el continuo movimiento y el buen trato de pelota –el pelotazo a dividir no es “bien visto”- son la clave.



De ¾ hacia adelante la idea es no dejar descansar al rival. La presión de manera conjunta en la salida del rival y la forma de pararse en el terreno –para ensanchar la zona y propiciar el espacio y las opciones de finalización de la jugada- son dos mensajes claros de este equipo.

El Vasco confía mucho en este estilo de ubicar a dos puntas externos y uno en el centro. Los dos primeros se encargan del desborde –Martínez lo viene haciendo bien, al igual que Carrizo- o el centro –Chávez en el partido vs Wanderers se cansó de utilizar esta vía con efectividad- y el 9 se pelea con los centrales y aguanta las pelotas de espaldas mientras espera la incorporación ofensiva de algún compañero con el que descargar, un puesto perfecto para Calleri.



Sin embargo, tanto el ex All Boys como Daniel Osvaldo están en la mente del DT como titulares futuros. Así, el 4-3-1-2 con Lodeiro de enlace y ellos dos como delanteros es una alternativa.

Las variantes no son escasas y las cosas por mejorar son muchas, tal vez más de las que pude afrontar en esta publicación (la pelota parada, por ejemplo). Pero la intención del análisis existió y gracias a ello podemos desmenuzar algunas cuestiones que hacen a la formación de este xeneize versión 2015.


El Vasco Arruabarrena se tomó muy en serio su desafío de dirigir al club de sus amores y, en un clima lleno de esperanzas, encara sus decisiones hacia el máximo objetivo: la Copa Libertadores. Mientras tanto, Boca sueña. Contradice épocas recientes y no se apoya en las individualides. Su ilusión descansa en el juego colectivo. Después de todo, Boca se maneja bajo el liderazgo de su entrenador y su intención clara: “Me preocupa que dentro de la cancha Boca esté a la altura y que la gente se sienta identificada con el equipo”.

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