Ganar una Champions League
es un acto de proeza. Campeonar en una Copa Libertadores es un acto de entrega
en estado puro. Hacerla en ambas en un mes es cuasi imposible, por lo
menos para cualquier jugador que no se llame Juan Pablo Sorín.
Víctor Grao (@VictorGrao)
El argentino se desempeñó
a lo largo de su carrera en diferentes roles, que lo llevó a dar con un puesto
en el once por los clubes que pasó. Podía hacerlo de lateral izquierdo,
mediocampista de contención, extremo izquierdo y hasta de defensor central.
No fue un jugador estable.
Saltaba de equipo en equipo. Luego de tener una temporada mala –o regular– prefería
abandonar y colocarse otros colores en el pecho. Desde su debut en 1994 con
Argentinos Juniors, hasta su retiro en 2009 con Cruzeiro, Sorín jugó en 11
equipos, logrando alzar un trofeo en Argentina, Francia y Brasil.
Sorin con la camisa de la Juve |
Pero la verdadera proeza,
lo que lo volverá inmortal es haber conseguido en un mismo mes (sí, un mismo mes),
quedar campeón de la Copa Libertadores y de la UEFA Champions League. ¿Cómo?
Juan Pablo Sorín jugaba en
la Juventus. No era titular. Jugaba escasos minutos. A sus 20 años
intentaba hacerse un espacio entre los Del Piero, Deschamps, Conte, Ciro
Ferrara y demás nombres de peso del plantel de Marcelo Lippi.
“Juampi” no había sido
convocado a ningún partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones
1995-96, hasta que fue llamado para el compromiso del 21 de noviembre contra el
Borussia Dortmund en el Delle Alpi. La Vecchia
Signora caía derrotada por la mínima en el entretiempo y decidió sacar al “10”,
Vladimir Jugovic, para hacer debutar –por competencia internacional– al ex
Argentinos Juniors, en un grupo donde los italianos ya habían asegurado su
clasificación, restando dos fechas.
El regreso a su tierra
Juan Pablo Sorín –al no
tener muchos minutos y no contar en los papeles de Lippi– fue transferido a su
país natal: Argentina. Se enfundaría la camiseta de la franja. River Plate le
acogería y se uniría al equipo de Ramón Díaz que contaba con nombres como “Mono”
Burgos, Celso Ayala, Hernán Crespo, Enzo Francescoli, Ariel Ortega y demás.
En la Libertadores de
1996, Sorín fue un fijo en el plantel del “Pelado”. De hecho, en las
semifinales del torneo marcó el segundo de River contra la Universidad de Chile
en Santiago.
La
proeza
La Juventus de Lippi y el
River de Gallardo llegarían a sus respectivas finales continentales. Los
europeos lo harían contra el Ajax de Van Gaal y se coronarían en penales con un
marcador de 2-4, siendo el penal de la victoria –curiosamente– convertido por Jugovic
(por quien había entrado Sorín de cambio varios meses antes). El 22 de mayo de
1996 la Vecchia Signora levantaba la Copa en un lleno Olímpico de Roma. Juan
Pablo Sorín, a la distancia era coronado campeón por esos 45 minutos disputados
en la fase de grupo contra el Borussia Dortmund.
Ese mismo día, pero en
Sudamérica, se jugaba la vuelta de los cuartos de final de la Libertadores
entre River y San Lorenzo. Los millonarios sortearían la llave, luego ganarían
con global 2-3 a U de Chile y, en la final, saldrían campeones contra el
América de Cali de Diego Edinson Umaña.
El global 2-1 a favor de
los argentinos le daría el cetro que levantarían a los cielos del Monumental un
26 de junio de 1996, tan solo 35 días después de que la Juve se coronara en la
Champions.
Juan Pablo Sorín había
logrado lo que nadie nunca había hecho hasta ese momento: Ser campeón de la Champions y de la
Libertadores, pero él, como extra, lo había hecho en un plazo de un mes.
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