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Por: Nicolás Saporito (@Nico_Saporito)

Sobriedad, bajo perfil, serenidad, liderazgo, humildad, son algunas de las cualidades que describen al actual arquero de River Plate, que sumadas a sus destacadas virtudes técnicas, hacen de Marcelo Barovero un portero a la altura de los mejores guardametas de Latinoamérica.

Nacido hace 32 años en la pequeña ciudad argentina de Porteña, ubicada en la provincia de Córdoba, comenzó a revolcarse bajo los tres palos en el club de su pueblo natal, Porteña Asociación Cultural y Deportivo cuando recién era un niño. Desde los cinco años se calzó los guantes y no se los quitó más. A los 14 años, tras la insistencia de un amigo, decidió probar sus habilidades en Atlético de Rafaela, donde luego realizó las divisiones inferiores logrando el gran salto a primera división a los 20 años de edad. A partir de allí, se afianzó en el arco del equipo santafesino, defendiendo la valla durante cuatro temporadas, donde logró ganarse el cariño de los hinchas de “La Crema”, a tal punto que aficionados lo mencionan como el mejor arquero en la historia del conjunto rafaelino. El adolescente que llegó desde Porteña adquirió experiencia y año tras año mejoraba sus condiciones de portero, llegándole el momento de buscar nuevos rumbos.

El destino le deparó un nuevo desafío en el Club Atlético Huracán de Parque Patricios, donde disputó la temporada 2007/2008 convirtiéndose en el arquero indiscutido del equipo con grandes actuaciones. Además de su buen desempeño, su corto paso por “El Globo” lo marcó hasta la actualidad ya que un relator le adjudicó el particular apodo de “Trapito”, dado su parecido a un personaje de caricatura.

En el año 2008 se produjo el desembarco del “Flaco”, como también lo suelen llamar, en Vélez Sarsfield, donde logró su primer título en primera división obteniendo el Torneo Clausura 2009. En el conjunto de Liniers disputó cuatro temporadas, alcanzando también levantar el trofeo del Torneo Clausura 2011.

Sus grandes actuaciones en Vélez, hicieron que River Plate ponga los ojos en él, adquiriendo su pase en el año 2012, representando el momento más significativo de su carrera profesional. Rápidamente, “Trapito” se ganó el cariño de uno de los públicos más exigentes de Argentina, logrando recibir, hasta el día de hoy, una ovación cada vez que sus pies tocan el césped del Monumental. Allí logró llegar a la cima de América, levantando la Copa Libertadores en 2015, título que sumó a su vitrina junto al Torneo Final 2014, Copa Campeonato 2014, Copa Sudamericana 2014, Recopa 2015, y Suruga Bank 2015.

Barovero y Messi en el Mundial de Clubes
Ser campeón de América le permitió darse un gusto al que ningún jugador de fútbol se negaría: compartir el verde césped con Lionel Messi. Si bien el equipo Millonario se fue derrotado en la final del mundial de clubes 2015 ante el Barcelona de “La Pulga”, Iniesta, Neymar, Suarez y compañia, Barovero se llevó a la Argentina un trofeo de lujo: los botines de uno de los mejores de la historia. “Me quedé mudo de admiración, jamás imaginé que iba a hacer eso. Fue un gesto muy lindo del más grande de todos", alegó su sorpresa “Trapito”, feliz por el regalo que le había hecho Messi para uno de sus tres hijos.

Él es Marcelo Barovero, aquel que, según deslizó, hubiese sido verdulero como su padre en caso de no ser futbolista. Un arquero que impone su tranquilidad en los momentos más calientes de cada partido. El arquero que quedará en la historia del fútbol argentino, fútbol en el cual transita sus últimos meses, buscando nuevos rumbos que lo distancien por un tiempo de la pasión desbordada que se vive en su país. Sus manos dirán adiós, pero quedarán por siempre en el recuerdo de los hinchas que lo supieron disfrutar. Nuevas aficiones lo recibirán y sin lugar a dudas lo idolatrarán al ritmo de “Trapito, Trapito…”.

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