Agustín Vigo (@Agusvigo)
El
primer partido contra Chile era el más complicado de la zona ya que la
selección de Pizzi llegaba como defensora del título obtenido el año pasado en
su propio país. Luego llegarían los partidos contra Panamá y Bolivia, dos
equipos de menor jerarquía pero que no se debían subestimar.
Algunas
lesiones complicaron al entrenador Gerardo Martino que debió buscar reemplazo
para Lucas Biglia y nada menos que para Lionel Messi. Los elegidos fueron
Augusto Fernández y Nicolás Gaitán, ambos con un desempeño aceptable en los dos
primeros partidos.
Contra
Chile la figura fue Ángel Di María junto a Éver Banega, el primero dándole
velocidad al ataque y el otro poniendo la pausa necesaria en el juego y los
pases en los momentos justos. Ambos convirtieron los goles de la victoria y
Banega fue el mejor pasador de la selección con sólo dos pases mal ejecutados.
El
segundo partido contra Panamá hay que dividirlo en dos partes, la primera antes
del ingreso de Messi y la segunda luego del mismo. Durante la primera etapa el
juego no fue bueno a pesar que Argentina se puso en ventaja rápido en una
pelota parada (cabe destacar que Martino ordenó practicar mucho en los
entrenamientos). No se encontró la fluidez en el mediocampo que acostumbra la selección y la velocidad de
Panamá llegó a complicar al arco Argentino. Luego ingresó el indescriptible Lío
Messi y cambió el partido, metió tres goles y asistió en el restante en una
actuación impresionante. La mala noticia fue la lesión de Di María, una pieza
clave en el equipo y que había iniciado el torneo en gran nivel.
El
último encuentro contra Bolivia ponía frente a frente a una selección ya
clasificada y a la otra eliminada. Martino optó por reservar algunos jugadores
y dio la posibilidad a jugadores como Cuesta y Kranevitter de mostrarse y
participar de la Copa, ya que los puede necesitar en la fase final. La
superiodad fue muy evidente y Argentina ganó el partido sin inconvenientes, con
un juego mucho más lúcido que contra Panamá y la confianza de saber que está en
cuartos de final.
Algunos
datos estadísticos que arrojaron los
primeros partidos ayudan a comprender la importancia de ciertos jugadores: el
goleador del equipo fue Messi con tres tantos en 90 minutos de juego, Di María
y Rojo los mejores asistidores con dos cada uno, Banega el mejor pasador con
193 correctos y 9 incorrectos, aunque el de mejor porcentaje es Lucas Biglia
con un tiempo jugado y el total de los pases acertados. También Banega fue el
mejor recuperador con 11 quites.
La
fase de grupos deja una sensación de tranquilidad transmitida por esta
selección, aún cuando no brilla en su juego, los jugadores demuestran que
tienen en claro lo que cada uno debe hacer para sacar adelante los partidos. Ante
la ausencia de Messi, se vió un equipo contundente que se apoya en Banega como
eje en el mediocampo y a partir de él surgen las mejores situaciones. Di maría
le brindó el desequilibrio que faltaba cuando Lío no pudo jugar y Mascherano
siempre fue destacado en sus actuaciones. Incluso Romero tuvo pocas pero claves
intervenciones, más allá del error en el único gol que le convirtieron a
Argentina contra Chile. Ahora se viene la etapa de definición y con Messi en un
cien por ciento hay confianza en que se puede lograr la tan deseada Copa.
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