Diego Baquero (@DiegoBaco23)
El pasado 13 de octubre,
en el Metropolitano de Techo en la ciudad de Bogotá, Independiente Santa Fe era
apabullado por Atlético Nacional en el juego de vuelta valido por las
semifinales de la Copa Águila. 15 días antes, había sido eliminado en Paraguay frente
a Cerro Porteño en su defensa del título de campeón de la Copa Sudamericana.
Todo parecía indicar que
el semestre terminaría catastróficamente como el primero del año, pero el 16 de
octubre, en el estadio Alberto Grisales de la ciudad de Rionegro, Antioquia
algo cambió. Se empezó a construir la verdadera versión 2.0 del Santa Fe de
Gustavo Costas. ¿Por qué?
Desde su debut el 28 de
julio y hasta el 13 de octubre, día de la eliminación de Copa Águila, Costas
dirigió un total de 21 partidos en 77 días. Es decir que contaba con apenas
3,66 días de descanso/trabajo. Todo cambio ya que desde el 16 de octubre hasta
el pasado 3 de diciembre, se jugaron 7 partidos en 48 días y ahora, entre
partido y partido habían 6,85 días de descanso/trabajo. Y se notó.
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*El partido frente al DIM del pasado 3 de diciembre,
para efectos ilustrativos, entra en la cuenta del mes de noviembre
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Ahora bien, en lo que
respecta a la participación de Santa Fe en la Liga Águila, la levantada fue
notable. Jugó un total de 22 partidos y para llegar a la semifinal ganó 11,
empató 6 y perdió 5 obteniendo así un rendimiento total del 59%. De los 22
partidos, en 13 se empezó ganando y en 10 se mantuvo el triunfo, en dos empató
y en uno le remontaron. Adicionalmente, en ocho empezó perdiendo y en cuatro
perdió, en dos empató, en uno remontó y después empató y en uno remontó y
termino ganando (vs DIM en la de ida de los cuartos de final). Finalmente, en
los 22 partidos marcó 26 goles (1,18 por partido) y recibió 16 (0.72 por
partido).
*El partido frente al DIM del pasado 3 de diciembre,
para efectos ilustrativos, entra en la cuenta del mes de noviembre
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Pero más allá de los
números, el funcionamiento del equipo mejoró notablemente. El esquema con tres
centrales, doble volante central, dos laterales-volantes, un enganche y dos
delanteros constituyeron un equipo ideado para consolidarse en defensa y tras
recuperar el balón, poder tener unas transiciones de defensa a ataque a máxima
velocidad lideradas por el excelente momento de Jonathan Gomez, Anderson Plata
y Humberto Osorio Botello, este último, determinante en el funcionamiento del
equipo.
Además, gracias a la
recuperación física debida al excelente trabajo de los preparadores físicos
Fernando Amoroso y Federico Costas, el entrenador argentino pudo hacer realidad
una de sus mayores obsesiones a la hora de dirigir un equipo: la presión. El
Santa Fe 2.0 se volvió ‘insoportable’ para el rival asfixiándolo y sofocándolo
incluso en su propia área.
Jugar bien al fútbol es
saber a lo que juegas. Y este Santa Fe que nació el 16 de octubre de a poco ha
ido consolidando una idea que lo hace saber a qué juega. Así que, simple y
llanamente, juega bien. Para algunos será bonito, feo, aburrido o entretenido
pero la realidad es que juega BIEN.
Ahora la hinchada
santafereña sueña con que la curva de rendimiento siga en ascenso y que los
posibles cuatro partidos restantes en el 2016, terminen bordando la novena
estrella en el escudo de Independiente Santa Fe.
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