Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
Ariel Holan irrumpió como
técnico en el fútbol argentino con Defensa y Justicia, luego de estar más de
diez años como ayudante de campo, donde compartió su conocimiento sobre el
hockey, un deporte muy dinámico, de alta precisión y en el cual la velocidad de
la pelota es muy elevada. El fútbol moderno tiene cada vez más estos atributos
y tal vez por eso se hable mucho de Holan.
Él asesinó la frase “No le
ganamos ni a Defensa y Justicia”. Construyó un equipo con una gran cantidad de
futbolistas sin experiencia. Logró crear el potenciamiento técnico de su
conjunto desarrollado por conceptos como “salida lavolpiana”, “tercer hombre”,
“triangulaciones” y más. Se habló en toda Argentina sobre el fútbol de Defensa
y Justicia. Demostró coraje, ideología y trabajo. Holan fue el arquitecto de
una estructura sólida.
Lo importante es jugar y
jugar arriesgándose, sin miedo, con ganas de aprender; pero con criterio y
precisión. Con esa idea metódica, Holan se ganó un puesto en el banco de
Independiente de Avellaneda.
Independiente inició un
nuevo ciclo con Holan en búsqueda de volver, otra vez, a los primeros planos.
Con un técnico con idea de juego especial, donde la pelota y la táctica son
protagonistas; pero los actores principales son dos futbolistas: Ezequiel Barco
y Emiliano Rigoni.
Barco y Rigoni son dos
futbolistas que agarran el balón y encaran. Mantienen la ilusión. Tienen
sensibilidad. La llevan cortita. No se saben para dónde irán. Tipos rápidos e
impredecibles.
Imaginemos, por un
momento, que la etapa de Holan en Independiente es una película; entonces,
Barco y Rigoni serían los “héroes” y todo héroe tiene un “mentor” que le guía,
alguien que le dice lo que necesita oír para combatir el miedo, que lo prepare.
El mentor en el conjunto rojo sería Walter Erviti.
Los tres forman un
triángulo de fútbol asociativo – apoyos y paredes – con la idea de atacar los
espacios con precisión, donde Erviti le da sentido al juego de Barco y Rigoni,
ya sea por la banda o por dentro.
Siempre están en constante
movilidad; pero sobre todo Barco y Rigoni, que son dos tipos que saben cómo
desmarcarse y desequilibrar. Y eso lo aprovecha Erviti, que con inteligencia y
manejo del tiempo de juego, filtra balones al espacio, porque su función es
clarificar y hacer jugar.
Rigoni es el “Cazorla”
argentino. Pocos futbolistas son tan ambidiestros como él. Puede pasar,
controlar y conducir el balón con ambos pies, de forma brillante. Y parece
haber hecho un click con la llegada de Holan; ya que se siente más importante y
lo es.
Holan le encontró la
posición. Ahí jugó en Belgrano, de extremo, donde le queda todo el recorrido
para desequilibrar, llegar al área y hacer daño. Sin tanta responsabilidad de
la vuelta.
En la salida del balón,
Rigoni baja a la mitad del campo, cerca del lateral derecho (Bustos), para
apoyar. Cuando recibe desde ahí puede conducir por dentro para arrastrar marca
y darle la banda al lateral. O simplemente toca y activa su velocidad para
atacar la espalda del defensor rival.
Ariel Holan también
consiguió el puesto ideal para Ezequiel Barco, de extremo, donde va sin rumbo;
pero con un final trágico para los defensores rivales. Él es escurridizo.
Difícil de marcar. Y se le aprovecha más en la banda, porque desde ahí logra
desatascar a su equipo.
Hay jugadas de Ezequiel
Barco que parecen un flashback del Kun Agüero en Independiente. Él es un mago.
Cuando agarra el balón arranca, pausa, decide por dónde pasar y acelera otra
vez. Cambia constantemente el ritmo. Supera fácil a sus rivales. Gambeteador
nato.
En ataque posicional,
movilizan el propósito de desequilibrar y sacar del atasco a su equipo. Y
también pueden activan la intención de jugar de contragolpe, porque son
eléctricos y atacan, constantemente, los espacios y la espalda de la última
línea rival.
Holan tiene un plan para
que Independiente vuelva a los primeros planos. Falta ajustar detalles, sobre
todo anexar completamente en la construcción; pero hay una idea para que el
estilo de juego del conjunto rojo consiga potenciar a Barco y Rigoni.
Publicar un comentario