El ser humano tiene la capacidad de permitirse crear un
mundo inexistente, en base a todo lo que desea y se imagina. En el fútbol ocurre
constantemente por cualquier escenario y motivo, como, por ejemplo, cuando se dice
que un jugador en específico va a terminar como técnico debido a su conducta
dentro y fuera del campo, por su manera de ver el deporte o por distintos
motivos. Uno de esos casos puede ocurrir en Argentina con Esteban Rolón, quien
cada partido demuestra en el campo características de jefe, por su carácter y
personalidad. De manera continua está indicándole a sus compañeros cómo
moverse, dónde pasar o qué hacer. Grita, señala con la mano. Siempre está
ordenando en el terreno, porque es un futbolista que interpreta el juego de
manera distinta.
Es un mediocentro defensivo con una gran técnica para
conducir, pasar y recibir. Se caracteriza por su intuición y perspicacia a la
hora de jugar. Desde atrás comanda todo, donde realiza un movimiento desde su
zona, la del “5”, hacia la zaga, colocándose como un libero, entre los
centrales, para ganar superioridad numérica en la salida. Su intención con el balón es ofrecer recepciones con
libertad a sus compañeros. Y avanzar con inteligencia, tranquilidad y
verticalidad.
Sabe cómo y dónde ubicarse en el campo. No solamente en
su juego con balón, sino también sin él. Ahí aprovecha para anticipar y cortar,
para después empujar a su equipo hacia adelante. Su técnica para robar es muy
simple, su margen de mejora es amplio; sin embargo, lo realiza bien. Aunque la
mayoría de sus recuperaciones son respuestas a su posicionamiento en la cancha.
Esa herramienta de imaginar, el fanático del fútbol también
la utiliza para desear algunos futbolistas en su selección; por ejemplo, en
Argentina, ya existen muchísimas casos de personas soñando con Rolón vistiendo
la camiseta albiceleste. Él pertenece a una larga lista de “5” argentinos con
una gran proyección. Ama lo que hace, lo disfruta y cada partido mejora. Todo
gracias a su sentido de comprensión.
Publicar un comentario