Su niñez lo obligó prácticamente a convertirse en un
jugador de fútbol; ya que, creció con tres hermanos futbolistas: Franklin
(Paky), Pedro y Jonnhy Lucena, y en la época del “Boom” Vinotinto, cuando el niño venezolano se alejó del bate de béisbol y
se acercó al balón de fútbol. Ronaldo Lucena se convirtió en lo que soñó.
Ahora, con 20 años, y después de disputar una final de un Mundial en la
categoría Sub-20, le toca hacer maletas para irse del país donde se formó
profesionalmente rumbo a Colombia.
Le toca entrenar y jugar con el Atlético Nacional, el
vigente campeón de América, el único conjunto donde un compatriota suyo
(Alejandro Guerra) ha logrado conquistar una Copa Libertadores en toda la
historia y uno de los clubes más importantes del continente. Y además
actualmente está dirigido por uno de los técnicos, guste o no, más conocedores
de este deporte que llamamos fútbol: Juan
Manuel Lillo.
Lillo llega a Atlético Nacional en su segunda etapa en el
fútbol colombiano – la primera fue con Millonarios en 2014 –. Pero su nuevo
desafío es muy diferente. Sobre todo porque el estilo de juego que viene
practicando en los últimos años el conjunto verdologa,
con Osorio y Rueda, está inclinado, de manera relativamente distinta, a la
tendencia táctica del entrenador español: el juego de posición. Toca aclarar
que dicha idea comienza a trabajarse hace muy poco en Sudamérica, no como en
Europa, que lleva un buen tiempo poniéndola en escena; quizás por eso su primer período en Colombia tuvo controversias.
Aunque algunos futbolistas tengan conceptos construidos
en su cabeza similar a la tendencia de Lillo, la idea está guiada hacia prácticamente volver a aprender a jugar; ya que toca sistematizar comportamientos con o sin balón,
como la teoría del tercer
hombre, donde si “A” quiere jugar
con “C”, pero éste está lejos o marcado, entonces “A” toca con “B”, luego “B”
regresa con “A”, para que después se la pase a “C”, la idea es buscar
coordinación, reconocer los espacios, moverse y desmarcarse para conseguir a un
hombre con superioridad y escalar líneas.
“Este juego consiste en ir generando
superioridades a la espalda de la línea que te aprieta. Todo es más fácil si la
primera salida de balón es limpia”. ”No toques si no buscas generar nada. Tocar
para superar líneas. Buscar el tercer hombre y la segunda acción (dejar de
cara); dejar al más alejado. Generar superioridades en la línea siguiente. No
tocar lateralmente si no provocas nada…”, Juan Manuel Lillo.
En la pizarra de Lillo, la idea del juego de posición no
se basa en ordenarse con algún esquema en específico en el campo, no es un fin
en sí mismo. Lo importante son los principios, como el concepto esencial sobre
posiciones fijas dentro del terreno, donde se trabaja el estar en distintas
alturas para así crear líneas de pase; ya que no se juega a pasar por pasar,
sino que los jugadores se someten a la convicción y al pensamiento de cuándo conducir y tocar, y
cómo moverse, para así saber cómo ejecutar con y sin balón para avanzar –
aprovechar los espacios, desordenar al contrario, ir construyendo
superioridades y que cada pase elimine rivales –. El esquema es consecuencia de
la aplicación de dichos principios.
Ahora toca recordar una frase, aquello de “dime con qué
mediocentro andas y te diré qué equipo eres” de Juanma Lillo, que se debe
aplicar a Ronaldo Lucena – zona donde se desempeña – para poder entender qué
rol ocupará en el campo con Atlético Nacional. Para el técnico español, el centrocampista debe poseer
un buen criterio de observación para poder interpretar el juego y ser el último
que piensa en sí mismo para que su vocación sea al servicio de sus compañeros.
Su buen golpeo con el balón cae como anillo al dedo para
buscar compañeros abiertos realizando cambios de orientación, ya sea a los
extremos, quienes fijan posiciones por fuera para generar superioridad, o a los
laterales, cuando pisen zonas de extremos. Pero también puede ser clave
verticalmente buscando, con el concepto del tercer hombre, a sus volantes de
segunda línea, que se establecen detrás de la línea de presión del rival.
Además, posee un alto ritmo para actuar y atacar espacios libres con o sin
balón.
Destaca su golpeo
preciso en las jugadas a balón parado.
También su conducta en defensa queda perfecto con los
principios del juego de posición; ya que puede convertirse en el pulmón de su
equipo a la hora de presionar tras la pérdida del balón, de manera casi
asfixiante. Sabe cómo reducir espacios (para no dejar jugar al rival) y romper el
juego. Toca y juega. Y la idea que debe tener en su mente es robar para quitársela al rival y reiniciar el juego tocando con el compañero más alejado (con más espacio para así iniciar la jugada con calma). Asimismo, no es un futbolista desordenado y entiende cómo ubicarse en
campo, condiciones para no dividirse y viajar con el equipo.
La idea de Lillo con Nacional todavía está verde y el
camino es muy largo. Pero, en pocos partidos, se está viendo lo que busca y
quiere el técnico español. A Ronaldo Lucena le toca aprender algo nuevo,
acostumbrase a una forma de ser, entrenar y jugar. Ajustar, interpretar y
sistematizar comportamientos de sus compañeros. Y convencerse de la idea para
salir al campo con seguridad; ya que con dudas puede ganar problemas a la hora
de actuar, como la intuición y la paciencia. Le va a tocar casi aprender a
jugar al fútbol de nuevo; pero va a salir con un conocimiento amplio del juego.
Solo necesita trabajar, trabajar y trabajar.
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