El
ex-Wolfsburgo firmó por segunda vez con Alianza Lima como el último fichaje del
año en sus filas para la Copa Movistar. Luego de 5 años en un paseo por Europa
y el fútbol local, el fin de semana debutó en el clásico con Universitario de
Deportes, anotando el gol del triunfo y reencontrándose con el entrenador que
le permitió dar el primer gran salto de su carrera.
El 29 de marzo del 2016,
Carlos Ascues disputaba su último partido con la selección peruana en estas
Clasificatorias. Era de noche en Montevideo y el equipo de Ricardo Gareca
perdía por 1-0 con Uruguay para sumar su quinto partido de 6 sin poder ganar.
El jugador del Wolfsburgo jugó 65’ en lo que sería la última vez que el
entrenador argentino contaría con él en el proceso. No obstante, cinco días
antes, su actuación en el empate a dos goles con Venezuela, en Lima, terminaría
por confirmar que no podía seguir en las convocatorias.
Venezolano, de Caracas,
durante 10 años. Luego, peruano hasta el día de hoy. Carlos Ascues ha visto
como su carrera ha sufrido altibajos grandes, más por una falta de continuidad
que por rendimientos. Su despegue hacia el fútbol europeo en el 2012 daba
alcances de su potencial físico y técnico. Tras un excelente Sudamericano
Sub-20 con Alianza Lima un año antes, el Benfica lo recoge para reforzar las
filas de su filial, con 20 años. Su 1,85 m. y su despliegue físico
impresionaron a los ‘scouts’ del equipo lisboeta. Pese a ser defensor central,
daba detalles de que tenía intenciones de ir al ataque conduciendo en salida,
buscando lanzar balones y prestarse para las jugadas aéreas.
Ascues no pudo
consolidarse en el fútbol portugués durante dos temporadas y el Panetolikos de
Grecia lo repescó. Tampoco pudo acomodarse en el balompié helénico y la
Universidad San Martín, quien muestra una política de apostar por jugadores
jóvenes y con posibilidades de repotenciar, lo rescató de la falta de ritmo en
Europa. Su préstamo al equipo ‘santo’ sería la primera vez que veríamos al
caraqueño en un espacio en el campo que aprovecharía sus condiciones al máximo.
Julio César Uribe se topó
con un volante fuerte para su equipo, con una técnica interesante y una fuerza
física que le daba un plus en la fricción. La idea con Carlos era usarlo
nuevamente en la zaga, pero con el paso de los partidos redescubrió sus dotes
técnicos y comenzó a adelantarlo. No se completó del todo como un
mediocampista, pero lo vio como un ‘6’, antes que un defensor. Un volante de
marca, pero con la libertad de no quedarse fijo y adelantarse si lo decide. Era
el 2014 y en ese mismo año la selección peruana presentaba al uruguayo Pablo
Bengoechea como su nuevo entrenador, el nuevo padre que encontraría y su
primera visita en la absoluta.
No hay mucho que contar
sobre la relación del jugador y el entrenador. Bengoechea asumió e hizo debutar
a Carlos con la blanquirroja el 6 de agosto, en un amistoso con Panamá en el
Estadio Nacional. Su presentación fueron 2 goles y destellos de su movilidad en
el 3-0 contundente ante los dirigidos por el ‘Bolillo’ Gómez. De medio interior
y de un volante mixto, la selección ya veía a un jugador con un despliegue como
no se veía en mucho tiempo desde José Velásquez en los 70’s.
Bengoechea descubrió en
Ascues e intentó sacarle provecho lo más que pudo. Participó de una posterior
victoria frente a Irak en Dubai y una caída frente a Chile en un amistoso en
Valparaíso.
En octubre, el Estadio
Alejandro Villanueva, la casa de Alianza Lima, vivió el amistoso de Perú con
Guatemala. Carlos anotó el único gol del partido con una definición pegada al
palo izquierdo del golero centroamericano.
Lo que vino después fue
más que espectacular. Las selecciones peruana y paraguaya pactaron un doble
amistoso en noviembre. La ida fue en el Estadio Defensores del Chaco con una
derrota por 2-1 para Perú. La vuelta en Lima, marcaba el séptimo amistoso de
Bengoechea con el equipo peruano. El gol de Roque Santa Cruz en el final del
primer tiempo tocaba al arco de Pedro Gallese y atizaba las dudas concluidas en
la goleada recibida en Chile y la derrota en Asunción. El partido parecía
complicarse más de lo pensado luego de que Paolo Guerrero se fuera expulsado en
dos amonestaciones evitables por parte del delantero.
Sin dudas, es el mejor
encuentro que se le recuerde a Carlos Ascues y una de las apariciones más
brillantes de un jugador con el seleccionado. El volante del San Martín ingresó
a falta de 20’ para el final y unos minutos después igualaba el partido en una
excelente jugada individual frente a dos rivales. A los 81’, una recuperación
rápida de André Carrillo y Yordy Reyna sirvieron para que Carlos definiera una
remontada que parecía difícil de conseguir porque no era el mejor partido de
cuadro peruano. Los elogios no se hicieron esperar. Nuevamente la imagen de
Velásquez se reflejaba en lo que podría un nuevo elemento a seguir en el fútbol
peruano.
Sin embargo, el proceso se
cortó en diciembre. Manuel Burga dejaba la presidencia de la Federación Peruana
de Fútbol y con él, Bengoechea. Edwin Oviedo asumió el puesto de Burga y desde
el primer momento dijo que no contaba con el técnico uruguayo en el banco de
Perú. Así mismo, Gareca fue el elegido y no dudó en contar con Ascues, pero en
una nueva posición. Por su técnica y buena salida con el balón, apostó en
utilizarlo como un defensor. Apoyado en su físico y altura, comenzó con el pie
derecho la etapa del ‘Tigre’ en Perú. Disputó los 7 partidos de la Copa América
del 2015 en Chile como titular, siendo uno de los jugadores que jugó todos los
minutos en el torneo. Fue así que, ya en las filas de Melgar, dio el gran salto
hacia la Bundesliga. El Wolfsburgo lo esperaba sin saber que volvería a
encontrase con la inactividad.
Disputó 144’ en un año y 6
meses en Alemania desde su fichaje en julio del 2015. Nunca salió cedido ante
la poca inactividad y, con jugadores como el brasileño Dante y Naldo o el
internacional suizo Tim Klose, el zaguero no tuvo chances de meterse en la
consideración del técnico Diether Hecking. Pero Gareca nunca dejó de apostar
por su defensor y pese a no tener minutos de juego en su club, participó de
varios partidos como titular cumpliendo con las expectativas hasta el 29 de
marzo del 2016 en Montevideo. En la noche del Estadio Centenario con la derrota
de la selección peruana con Uruguay.
Sin embargo, son los dos
últimos encuentros que ha jugado que lo han relanzado estrepitosamente. Con 3
goles en 2 partidos es un registro pobre para calificar a alguien con notas
altas. Pero para quienes lo han visto jugar saben que no es para menos. El
recorrido que hace para llegar al gol no es común. Partiendo desde la primera
línea del mediocampo, hasta anotar en el área rival. El tranco largo que tiene
y, sobre todo, el control que no es común para un zaguero o un recuperador de
balón. Su lectura del juego no es la de un defensor, si no la de un delantero
fuerte que no conduce tan bien, como define. Alianza Lima lo ha repescado para
estos últimos 5 meses que le restan a la Copa Movistar. Sin duda, su presencia
en la gran final está asegurada. Es la cereza del pastel para las propuestas de
Bengoechea en el juego. Padre e hijo futbolísticos, de mantenerse en el equipo
podríamos ver una de las mejores duplas técnico-jugador del medio.
Publicar un comentario