Matías
Mellano (@matiasmellano3)
El seleccionado argentino no podía empezar
peor, con un gol abajo, de visitante y en la altura de Quito. Sabiendo el
déficit que tenía para convertir goles, Rusia parecía una utopía.
A pesar del gol tempranero, Argentina nunca
se mostró con vértigo, la paciencia no se perdió y de pase en pase se agarró la
confianza necesaria para revertir el marcador. La idea ecuatoriana fue clara:
ataques directos a base de velocidad con el objetivo de ahogar físicamente al
conjunto albiceleste, pero rápidamente su cuerpo técnico notó el poco peso
ofensivo, por eso se decidió por el ingreso prematuro de Valencia. El conjunto
argentino entendió a la perfección los momentos del juego y supo atacar con
constancia, y también replegarse para dejar en descubierto las falencias de
gestación de los ecuatorianos.
Con un Biglia muy participativo, más las grandes
actuaciones de Di María y Enzo Pérez como socios de Messi, el equipo Sampaoli
culminó un gran partido. Lionel comandó el barco como se le exigió.
La selección ecuatoriana optó por un sistema 4-1-4-1. Su único referente
en ataque, Roberto Ordóñez, que fue muy bien opacado por la línea defensiva
Argentina. A la hora de gestar juego, Biglia se convirtió en el encargado de
sumarse a la primera línea. Con Mercado y Otamendi abiertos, Mascherano junto a
Biglia se encargaron de formar un rombo para poder iniciar el juego. En esta fase
Argentina no tuvo demasiados inconvenientes, ya que el pressing ecuatoriano
comenzó en tres cuartos de cancha, y esto permitió una salida de balón limpia y
eficaz.
Biglia distribuyó muy bien el juego y fue el
encargado de ser el nexo con Di María, Messi y Enzo Perez. Éste rol en algunas
ocasiones también lo ocupó Mascherano rompiendo líneas, a través de pases
largos o incursiones propias en ataque.
Di María cumplió un rol muy importante en éste
partido, alejado de la raya y jugando como un interior, el volante argentino
pudo demostrar el nivel que tanto se le exigió. Jugó por el lado que su perfil
indica pero con otra función y ahí se observó un gran socio para Messi. Jugó simple,
le aportó la movilidad que tanto al equipo argentino en tres cuartos y se
sacrificó defensivamente.
El otro gran socio de Messi en éste partido fue
Enzo Perez, quien pudo asociarse a la perfección con Lionel y logró comprenderse
con Lucas Biglia. Además llevó a cabo de buena manera los movimientos que debió
realizar, ubicándose siempre a una altura del campo diferente con respecto al
mediocentro y buscando como primera opción de pase a Messi. Sus buenos desplazamientos
permitieron dejar espacios libres y eliminar a jugadores rivales.
Messi encontró compañeros que supieron
ayudarlo, a diferencia de otros partidos, en la mayoría de las acciones contó
con opciones de pases disponibles y se movió muy libremente por el campo.
A pesar de ser el menos destacado, no se
puede decir que realizó un mal partido, Darío Benedetto hizo un gran desgaste
presionando a los centrales y cuando tuvo el balón logró asociarse muy bien
junto con sus compañeros.
A pesar de no tener muchas acciones como
atacantes es para destacar el despliegue físico que tuvieron los carrileros,
Acuña y Salvio, sabiendo las dificultades que trae la altura y que son
jugadores que se caracterizan más por sus acciones ofensivas que defensivas.
Asimismo no pudieron tener mucho peso arriba, sobre todo Salvio. Aun así los
dos futbolistas argentinos defendieron a la perfección a los Ibarras (Romario y
Renato), ya que ambos se vieron opacados y no generaron casi ningún peligro al
arco argentino.
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