Diego Sancho
(@SanchoDiegoo)
El litoral oriental
del país fue sede del último partido pautado para la décima primera jornada del
balompié nacional. Este evento iba a encontrar a dos equipos ordenados y con
recursos para optar por buenas actuaciones en el torneo. El Deportivo
Anzoátegui recibía al Caracas en Puerto La Cruz, ciudad en la que siempre los
capitalinos suelen perder puntos importantes, tomando en cuenta que los
anzoatiguenses llegaban tras ganar todos sus compromisos en casa. Esta no sería
la excepción, pero en este análisis se habla de fútbol y no de cábalas.
Los primeros
minutos fueron el prólogo de lo que iba a ser el desarrollo del encuentro, dos
oncenas bien paradas expectantes de lo que proponía el rival; balones largos y
gestación rápida de jugadas en ataque para tomar por sorpresa la defensa.
Las proyecciones
ofensivas a balón largo fueron la bandera de los rojos en las primeras
acciones. Se buscaba al escurridizo extremo Jhonder Cádiz para que consiga el
centro con tres posibles receptores dentro del área. Esta jugada se repitió un
par de veces antes de forma distinta y
estuvo cerca de abrir el marcador.
La dinámica se
repetía un par de minutos más tarde con un Caracas que se embala al área tras
una recuperación de Andreutti, quien avizora y ubica con un excelente pase a
Cádiz proyectado. Era más el rojo.
No es fácil
combinar precisión y rapidez en ofensiva, fue lo que buscaron ambas partes. El
resultado no fue abultado porque la rapidez de juego solo se podía materializar
en gol a base de perfecta ejecución de la estrategia o por un error defensivo.
Una de las claves
del triunfo de los de Ruberth Morán fue anular la pieza más importante del
contrario: el desequilibrio de Rómulo
Otero. Nacido en El Tigre, Edo. Anzoátegui, pero no fue por amor a su
tierra la razón por la que no brilló. Un futbolista de las características del
10 del Caracas requiere de doble marca;
se debe encerrarlo hacia un costado para y negarle acceso a zonas de peligro.
Eso fue exactamente lo que intentó su resistencia:
Con Otero sin posible sociedad, los Rojos del
Ávila no encontraron forma de hacer daño en momentos importantes. A sus
oponentes tampoco le sobraban argumentos para irse arriba. Los minutos iban
corriendo y la noche entrante sugería un duelo excesivamente táctico en el que
el primero que falle iba a pagar caro. Había una disciplina posicional por las
dos partes y la consigna del segundo tiempo fueron los remates de media y larga
distancia, además de los tiros libres. Ninguno de estos intentos técnicos logró
el gol.
Las contras, el
recurso que viene puliendo con el esfuerzo Eduardo Saragó a medida que avanza
el semestre, fue la siguiente propuesta. Esta vez nacía una ocasión por el
costado izquierdo con tres potenciales finalizadores. La opción más abierta por
la derecha, Robert Garcés, fue el destinatario. No hubo finalización tras una mala
recepción del servicio, pero Caracas conseguía el espacio.
Más tarde llegó el dudoso penal que puso adelante al
Anzoátegui. La diferencia era abismal por la escasez de juego peligroso que se
había generado hasta ahora. Morán tuvo la astucia de leer las intenciones de su
homólogo y cerró opciones de pase a ‘Cariaco’ González, volante que ingresó
tras el gol y medio por el cual Saragó encomendó a buscar el desborde para
intentar empatar las acciones. Aquí González queda sofocado ante la presión
aurirroja.
Al DT caraqueño le
quedaba un cambio y decidió darle ingreso a Dani Cure, quien tuvo 12 minutos de
chispa y casi concreta un empate agónico en par de oportunidades. Su movilidad
por el carril derecho fue un dolor de cabeza para los orientales que no
pudieron contenerlo vencidos por la fatiga.
En los últimos
instantes de partido Garcés encontró a Cure habilitado con un excelso balón
filtrado que el zuliano introduce en el área chica, pero el tiro es desviado
por el botín del meta González. Esta fue la última idea del Caracas, estuvo
cerca.
Este resultado
mantiene vivas las esperanzas de título de los dos conjuntos. Caracas tiene más
calendario (y por ende, más trabajo) que sus verdugos y depende de su juego
para levantar el ánimo de una hinchada acostumbrada al éxito. Las contras,
proyecciones y el ya dominante balón parado son recursos que tendrá que
perfeccionar si quiere vencer en este tipo de cotejos en los que se pierde por
un remate desde los doce pasos.
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