Ads (728x90)






Diego Sancho (@SanchoDiegoo)

Uno de los diez derbis capitalinos del semestre congregó al Caracas FC ante el Deportivo Petare en el Olímpico UCV. Dos escuadras con un presente dispar, los rojos llegan buscando acortar distancias en la cima del Apertura y los azules luchando  para salir de puestos de descenso. El acontecer del partido nos dará a entender el porqué de ambos contextos. Los pupilos de Saragó salieron con un 4-3-2-1 mientras que la oposición armó su dibujo táctico con un 4-2-2-2.

La prematura lesión de Ricardo Andreutti, volante recuperador  con historia en los dos planteles, hizo que el banquillo visitante cambiase el dibujo táctico formando un 4-3-3. Muy a pesar de perder a una pieza de estas características, los circuitos de Petare no eran difíciles de anticipar y esto les restó avance hacia la cabaña de Baroja. Cuando el cancerbero sacaba desde su portería, tenía cuatro receptores en línea para armar un triángulo que siempre iniciaba con Jhonder Cádiz o Edder Farías, pero no iba a encontrar un finalizador.

Los partidos del fútbol venezolano suelen iniciar con dos conjuntos repartiendo pelotazos hacia el área del adversario, esto hizo que el esférico siempre estuviese lejos de las porterías. Con el avanzar de los minutos, Petare buscó profundidad con juego de toque por las bandas buscando a Jacobo Kouffaty. El volante ex Monagas estaba claramente estudiado por los defensores centrales de Caracas, quienes se adelantaban para interceptar sus movimientos. El hombre más peligroso de los parroquiales era anticipado cada vez que se buscaba triangular con él.

Otero, imán de faltas

Esta labor no pudo llevarse a cabo con la misma efectividad para contener a Rómulo Otero, quien sí lograba llevar la tenencia a profundidad hasta llegar a bordear el área del meta Schiavone.
El nacido en El Tigre fue un dolor de cabeza a la hora del marcaje. Con rapidez llegaba a sectores importantes de gestación con gambetas endemoniadas y un control de lujo tal que los defensas no tenían más remedio que detenerlo con infracciones que se hicieron consecuentes, pronto la última línea de los caballeros de Giraldo se encontraba con dos amonestados. Precisamente el primer gol del cotejo llegó a través de una pelota parada fabricada por un desborde de Otero en el que había hasta tres mediocampistas detrás de su sombra.

Para el complemento, habría propuestas de Caracas para completar circuitos que siempre terminaban con la definición de Edder Farías. Cuando una de las triangulaciones alternó rematador, Cádiz le dio el pase gol a Luis González que duplicaba la ventaja para que el Caracas liquidase la contienda en una jugada sencilla. Más tarde, Valdeperas iba a derribar a Otero por enésima vez en la noche y comprometería a sus compañeros viendo su segundo cartón amarillo.

Con todo su esplendor, el 10 de la Cota 905 fabricó el tiro libre de gol y una roja para los contrarios, con un desequilibrio que no conoce fronteras y ese compromiso será premiado en esta fecha FIFA con su primera convocatoria a la selección nacional con Noel Sanvicente en cargo. Y no cobró ningún tiro libre.

Intentando emparejar la contienda, el lateral derecho Arace solía adelantarse como un extremo para dar sorpresa al elenco avileño, pero los problemas de comunión persistían. El juvenil fue el punto más alto de una oncena que no se encontraba.

Falencias azules

Giraldo decidió darle ingreso a Darwin Gómez, el ariete con mejor comunión con el gol de su plantilla perdiendo 0-2 y con un guerrero menos. Kouffaty referenciado con notable agotamiento y Bautista (de los mejores laterales izquierdos del torneo) en la enfermería dan un panorama nada promisorio.

Arace no volvería a cumplir su rol ofensivo y el que sugería diagonales era Juan Parada, que tuvo mejores resultados, pero no llegaba con peligro. La línea de tres camisetas contrarias en la mitad de la cancha cortaba mucho juego y lo más destacado del registro ofensivo petareño fue un tiro libre de Gómez. Su verdugo solo se apoderó de la posesión para quemar tiempo y buscaba con cautela el tercero a través de las contras, que solían crearse a través incontenibles escapadas de Francisco Carabalí, quien lograba trascender más de dos cuartos de terreno.


Al final, el público citadino vio a una fiera acechar a su presa, esperar al momento para sorprender y llevarse una cosecha que cae bien para un largo viaje en el que tendrá que enfrentar trajines más demandantes y rocosos. 

Foto: Prensa CFC


Publicar un comentario