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Guillermo Tagliaferri (@guilletaglia)



No resultó nada feliz el estreno oficial de Vélez en este año recién iniciado. Un técnico de reconocida capacidad y muy "bicho", en el buen sentido de la palabra, tres refuerzos cargados de experiencia y temple para partidos complicados y una buena base que venía de la temporada pasada permitían pensar en un arranque muy diferente al visto. 

No hubo brillo técnico, faltó cohesión táctica, tampoco asomó rebeldía y defeccionaron la mayoría de las individualidades. Así se arribó a una derrota indiscutible, que hasta pudo ser más amplia, en un partido (totalmente injusto que se haya jugado porque Vélez tenía reglamentariamente adquirido su derecho a jugar la Libertadores, pero este es otro tema) donde quedaron al descubierto muchísimas imprecisiones. 

Por empezar Vélez no tuvo un generador de juego, nadie capaz de organizar y generar, de ser dueño del equipo. Esa deficiencia resultaría letal. Para suplirla se recurrió al pelotazo, pero sin sentido ni inteligencia. Una variante pueden ser los envíos largos planificados y dirigidos, lo que hizo Vélez fue tirar pelotazos sin ton ni son; y así siempre ganaron los centrales de Boca pese a la voluntad de Mariano Pavone. 

La inconsistencia del mediocampo fue otro punto negativo; sin contención el doble cinco e intrascendente Cabral. Por las bandas, un recurso exitoso del equipo en las pasadas temporadas, tampoco apareció la solución; la excepción fue esa jugada de Yamil Asad, sobre el final del primer tiempo, que culminó con el remate en el poste y que bien podría haber cambiado la historia. 

Defensivamente también se registraron fallas; el gol, golazo en realidad de Colazo, fue la muestra más clara. Y un par de muy buenas tapadas de Sebastián Sosa soslayaron otras fallas. Un poco más de firmeza en el medio y un desborde interesante por la punta derecha aportaron los ingresos de Leandro Desábato y Ramiro Cáseres; pero ya era tarde y la reacción no terminaría de cristalizarse. Tan negra fue la noche fortinera que hasta perdió a uno de los pocos que se salvaba de la decepción: Fausto Grillo, quien tras sufrir la habilidad del Burrito Martínez en un par de acciones al comienzo del partidos, se afirmó y desparramó su personalidad, se fue expulsado. El primer examen materializó un aplazo, sin embargo hay material para pensar en satisfacciones durante el semestre. Será cuestión de ponerse las pilas.

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