Diego G. Argota (@Diego21Garcia)
"Remember the name, Wayne
Rooney!",
imposible olvidar el día que el hoy jugador del Manchester United se estrenó
como goleador en la Premier League. Estaba
a cinco días de cumplir los 17 cuando en Goodison Park, un niño con cara de
pillo, mandó a la lona el registro de 30 partidos sin perder del Arsenal con un
zapatazo imparable que llegó después de un fenomenal control. Como imposible es
también, dudar de que Sergio Díaz es un niño prodigio al que aún le queda mucho
por recorrer pero cuyo futuro se antoja prometedor.
Seis minutos le bastaron el pasado 27 de junio para demostrar de
lo que es capaz con la camiseta de Cerro Porteño. Salió como suplente para
jugar el tramo final de un partido ante General Díaz y desde entonces no ha
vuelto a ver un encuentro comenzar desde el banquillo. Un mes después, también
ante el mismo rival, se estrenó como titular con el dorsal número 18 a la
espalda y con su portero, Barreto, haciendo las labores de mentor antes del
pitido inicial. "Tiene la cara de un nene", decía el comentarista de
la cadena paraguaya que emitía el partido. "Es que es un nene", le
rebatía quien le acompañaba durante la emisión. Entonces sólo contaba con 16
años y 3 meses.
Sergio Ismael Díaz Velázquez, conocido
sólo como Sergio Díaz,
nació el 5 de marzo de 1998, aunque en muchas bases de datos figura
erróneamente que vio la luz en diciembre del mismo año. Es el penúltimo de seis
hermanos y desde hace unos meses, el nuevo ídolo del fútbol paraguayo. Ya le
apodan 'El Kun de Cerro Porteño' por
su semejanza con Agüero en varios
aspectos, como el estilo de juego y precocidad. Él, encantado con la
comparación. El hoy delantero del Manchester City es su ídolo y el espejo en el
que se mira todas las mañanas. Cierto es que esa potencia en el tren inferior,
tan característica de Agüero, también acompaña a Díaz en estos primeros pasos
en la alta competición. La facilidad para recibir de espalda, dar la vuelta y
regatear, o para cambiar de ritmo, también le acercan al estilo del argentino.
Además, los dos comparten nombre y debutaron a temprana edad. En el 'Ciclón'
(como se conoce a Cerro) no recuerdan una promesa similar desde que en sus
filas militó Juan Manuel Iturbe, que ahora triunfa en la Roma.
Sergio nunca da un balón por perdido, quizás fruto del ansia de la
juventud, de no perder el sitio que se ha ganado y sus compañeros le tienen
como uno más desde el primer día. Sin ir más lejos, el día que debutaba como
titular le dieron cinco pases en los dos primeros minutos de juego. Comparte
delantera con un viejo conocido del fútbol español como Dani Güiza, con el que
se entiende a las mil maravillas, pese a que él no se considere un punta nato. "Soy delantero, pero me muevo más por
fuera, con movilidad constante y con participación en el juego",
afirma. Le encanta caer a las bandas, donde puede encarar en el uno contra uno
y dar rienda suelta a su interminable registro de recursos en el regate. Quizás
fruto de la juventud y el físico (no llega al 1'70m) intenta salir del cuerpo a
cuerpo para equilibrar la balanza. Ya le pasó al propio Agüero, condenado a ser
un enganche incluso en sus primeros años del fútbol europeo para hoy ser un
goleador nato.
Díaz llegó a Cerro Porteño casi de rebote, pues militaba en las inferiores de otro club
del país, como Tacuaray. Diez amigos y él, que querían jugar juntos,
decidieron probar suerte en el 'Ciclón', y desde entonces no se ha quitado la
camiseta azulgrana. Sólo unas semanas antes de debutar, Díaz asombraba y fueron
los más de 30 goles con el equipo Sub15 los causantes de que fuera a probar con
los mayores, con los que ya ha jugado 20 partidos entre partidos de competición
liguera y Copa Libertadores en los que ha marcado 8 tantos.
"Cuando llegamos al equipo y empezamos a preparar los
partidos decidimos llamar a Sergio Díaz para el encuentro ante el Olimpia. Me llamó la atención la personalidad que
tiene para su edad. Es un niño, pero tiene el comportamiento de un
adulto", señalaba Hernán Díaz, su entrenador. "Tenemos que
cuidarle, porque es joven y a esa edad se puede cometer errores", añadía.
Uno de esos fallos, posiblemente, lo tuvo en el encuentro ante el Luqueño el
pasado mes de noviembre. El equipo perdía por un tanto y él, en una acción
individual, no pudo igualar el partido cuando tenía todo para hacerlo. Unos
puntos que pudieron resultar cruciales en el desenlace final del campeonato, que
se terminó llevando Libertad. Fruto de esa jugada, corrió el rumor de que tuvo
una pelea en la que un compañero llegó a agarrarle del cuello y agredirle, algo
que poco después se desmintió.
Aún en pleno bautismo, su llamada para jugar con los mayores
condicionó toda su vida, así como la de su familia. Su padre pidió un permiso especial en el trabajo para ausentarse
durante los entrenamientos y así poder llevar a su hijo hasta el campo.
"Antes iba en autobús, pero ahora no puede", dice su madre Miguela. Y
es que Sergio ha pasado de ser uno más en el Barrio Obrero a convertirse en
toda una estrella a la que le resulta imposible caminar por la calle ante el
acoso popular. "No queremos que nadie le haga daño, que vaya por ahí sólo
es muy peligroso, además aquí ahora hay mucha inseguridad", añade Miguela.
Por eso el padre hace las labores de chófer con el coche que le ha regalado
Yanick Delmás, representante de Sergio.
Su primer tanto como profesional no llegó hasta nueve partidos después de su debut y fue precisamente de la
manera más impredecible, con su mayor carencia: la cabeza. Con el 22 a la
espalda (número que ha alternado con el 18), el 'Chiquilín' (su otro sobrenombre hasta la fecha) remató en la
línea de gol un centro desde la esquina prolongado por un compañero, señalando
con ímpetu el escudo del equipo que le había dado la oportunidad y con una
sonrisa de oreja a oreja. Un testarazo, "¿Quién iba a pensarlo, de
cabeza?", decían en Paraguay, que dio los tres puntos a Cerro y supuso la
apertura de la caja de pandora, y es que Díaz, enamorado del sabor que tiene
mandar el balón a la red, no ha dejado de hacerlo desde entonces. Uno más en la
siguiente jornada, otros dos tantos en la siguiente (que supusieron otra victoria)
y una nueva racha de tres encuentros seguidos anotando el pasado mes de
noviembre completan su calendario goleador.
Lo ha hecho de todas las maneras. De cabeza, con la derecha,
picando el balón, al primer toque... Su sangre fría para hacer un control con
la rodilla casi en el área pequeña para fusilar después al meta de Sol de
América ha dado la vuelta al mundo. Al 3 de Febrero le vacunó en cinco minutos
con dos dianas. La primera, poniendo el balón en la escuadra desde fuera del
área tras una gran acción de Güiza; la segunda, para el recuerdo, con continuos
cambios de ritmo en diagonal desde la frontal, dejando atrás hasta a tres
rivales a los que manejaba cual marionetas en una jugada que podría firmar el
propio Agüero e, incluso yendo más allá, Leo Messi. "Un gol de auténtico
crack", definían los comentaristas, que siempre acompañan cada gran acción
de Díaz con la coletilla "el juvenil". Imaginen la cara de los
jugadores y entrenadores rivales cuando Sergio les saca los colores. "Nos
ha ganado un niño", deben pensar. Sí, un niño prodigio.
Más allá fue con el portero del 12 de Octubre. Primero le hizo una
vaselina, picando el balón cuando salía a por todas y luego marcó un tanto de
oportunista, con el meta batido. Y es que, los porteros son su víctima
favorita. Le bajan las pulsaciones cuando tiene a uno enfrente y no duda a la
hora de darle el golpe mortal. Como hizo con Guaraní, aprovechando un error
defensivo y remontando él sólo el partido en la que hasta hoy es su última
diana. Tuvo críticas al principio, sobre todo en esos ocho partidos en los que
su desparpajo no era suficiente y el nulo acierto goleador no acompañaba.
"Condiciones le sobran y juega porque está preparado para ser
titular", decía su entrenador. "Cada día mejora y eso se nota",
destacaba.
Su pierna natural es la derecha, pero
asombra la facilidad que tiene no sólo para golpear o asistir con la izquierda, sino para conducir la pelota con la
zurda. Una cualidad determinante a la hora del regate. No sabes por dónde va a
salir de él. No juega como referencia en punta, de momento, y se mueve como pez
en el agua tanto como enganche como en los dos costados. Siempre se ofrece para
el pase y no duda en bajar a recibir al centro del campo cuando el juego está
atascado. Su cambio de ritmo y el juego en una baldosa hasta la fecha es su
mejor arma, pero su futuro se antoja arrollador cuando adquiera experiencia y
físico.
La vida del futbolista es muy corta y el destino puede ser muy
cruel con un niño que apenas está empezando en esto y que no sabrá donde está
mañana. Por eso, su madre le obliga a
estudiar, aunque le han permitido abandonar momentáneamente el colegio.
"La idea es que vuelva el curso que viene", señala su madre. "A
mí me cansaba mucho estudiar después de venir de los entrenamientos. Además,
después de salir al campo, yo sólo quería ser futbolista", añade él.
Cuatro grandes clubes del mundo ya se han fijado en él, según
revela Juan José Zapag, presidente de Cerro, que intenta calmar el interés.
"Es muy joven, nosotros necesitamos que siga rindiendo alto y puedo
confirmar que no se va a mover de aquí como mínimo en los próximos dos
años". Sergio sueña con la selección. "Aún no me han llamado, pero sé
que si sigo así, pronto podré estar con ellos" y podría ser uno de los
elegidos para disputar el próximo Campeonato Sudamericano Sub 20 que se
celebrará en Uruguay entre el 14 de enero y el 7 de febrero. De momento, ya ha
entrado en una lista de 21 jugadores que lidera el ex jugador del Barça y ahora
en la Roma Tony Sanabria que viajó ayer para concentrarse y disputar tres
encuentros que servirá al seleccionador para tomar la decisión definitiva.
Habrá que estar atentos a los progresos, porque 'El Kun de Cerro Porteño' no
parece tener techo. Sergio Díaz,
remember the name...
Fotografía: Última Hora
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