Ahora
que Venezuela ha salido airosa en algún que otro intercambio de golpes y
Ecuador ha encontrado la parsimonia para jugar que no tenía antes de clasificar a mundiales, el mapa sudamericano señala a Bolivia como el rival
menos favorecido en talento. Y si vemos su convocatoria comparada con las demás
nóminas CONMEBOL, el fanático promedio podría identificar a duras penas a Moreno
Martins.
La
falta de jugadores diferenciales a nivel continental es una dificultad que ha
pesado toneladas para que puedan competir equilibradamente un puesto en un
mundial. La mayoría de sus jugadores militan en la liga local, casi todos en clubes
de La Paz.
La cenicienta armada
Sin
embargo, la geografía se ha apiadado del más débil y le ha dado una
ventaja con respecto a la gran mayoría de sus retadores: le ha otorgado la altura.
Hacer fútbol a 3600 metros sobre el nivel del mar requiere de un poder pulmonar
reforzado dado a su presión atmosférica y la hiperventilación que producen
esfuerzos físicos en aquellas lides. El desnivel local suele equipararse con el
desnivel físico de la visita.
Los
deportistas de máxima exigencia no están acostumbrados a este tipo de ambientes, en su intento por guerrear pueden sufrir dolores de cabeza y náuseas
provocadas por la asfixia. Los pocos que pueden dar su mejor versión en
este lugar del mundo son, precisamente, los paceños.
Aire para las piernas
Existen
varias formas de aminorar la influencia de la altura en el cuerpo. Algunos
equipos consumen viagra, ayudando a que al transporte de mayores cantidades
de sangre, produciendo un mejor tráfago de oxígeno, entre otras cosas.
Otro método es el uso de cámaras hipobáricas; espacios con dispositivos especiales para evaluar rendimientos físicos en distintos contextos de presión atmosférica. La gran mayoría de los equipos visitantes aterrizan en La Paz el mismo día del partido, se ha estipulado que el “mal de altura” aparece a las seis horas de estadía.
Otro método es el uso de cámaras hipobáricas; espacios con dispositivos especiales para evaluar rendimientos físicos en distintos contextos de presión atmosférica. La gran mayoría de los equipos visitantes aterrizan en La Paz el mismo día del partido, se ha estipulado que el “mal de altura” aparece a las seis horas de estadía.
Se
puede también optar por un proceso de aclimatación. Con llevar un par de
semanas entrenando en la capital boliviana se puede reducir el riesgo de desgaste
a causa de la hipoxia -falta gradual de oxígeno. Como en el calendario de un futbolista
profesional no existen “dos semanas libres” para realizar esta prevención, se
recurre, comúnmente, a las fórmulas de los párrafos anteriores.
La pelota no dobla
Hablemos
de ciencia. Sabemos que si salimos al campo y pateamos un balón de fútbol, por
su parte inferior, este volará y luego caerá por su peso. En el altiplano sucedería lo mismo, solo que permanecerá suspendido en el aire más tiempo dado
a que al estar tan lejos del nivel del mar, la fuerza de atracción hacia el suelo
es menor. Los saques de meta llegan más lejos dado a este nivel de ingravidez.
Los
tiros libres no se patean con la misma potencia allá arriba. Tampoco el tiro describiría una “comba” en su
trayectoria por la fricción del aire dentro del esférico. Es no quiere decir que no puede describir una curva, pero lejos de la magnitud del disparo en el llano. Un cobro a balón parado con
efecto que puede ser un golazo en la costa, terminaría en la fila 7 del Hernando Siles.
Malicia local
Cada
federación elige qué marca de pelota usarán durante cada proceso eliminatorio. En
Sudamerica suele jugarse con circunferencias de piel rugosa para que esta pueda
rodar más en el aire y consumar la parábola deseada en su movimiento. La verde
prefiere balones lisos. Estos son idóneos para remate directos hacia el arco,
sin curvas ni efectos alterando su envío. Por lo general, los porteros no están
acostumbrados a este tipo de disparos.
Sin
hablar meramente del juego hay cuestiones que influyen fundamentalmente en
aquella acrópolis del continente, donde sube el mejor del mundo y baja sin aire, con 6 goles en la valija. No hay una forma perfecta para aminorar el fuerte
embate de la hipoxia, por eso existen varios detractores de hacer fútbol allí. Para
ganar un partido hace falta un plan táctico, ciencia, pulmones y actitud para
administrarlos.
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