Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Hay una tendencia en
las últimas ediciones de Copa Libertadores: el equipo paraguayo que cada
presentación llega compitiendo hasta el pináculo del certamen. Las últimas ediciones dejaron gestas impresionantes
de Olimpia, Nacional y Guaraní, todos eliminados
por la escuadra a la postre campeona. Aupado por el celo que produce ver triunfar a sus compañeros de
patio, Cerro Porteño quiere unirse a la cófrade sudamericana esta temporada. Para
esta misión buscó a un hombre con jerarquía en la zona y experiencia en el
torneo para comandar el puesto abandonado por Roberto Torres. Sonaron nombres
de altura, pero la oferta real existió para una promesa interesante: el DT
venezolano César Farías.
Con el Deportivo Táchira profanó el tope de la expectativa
llevando a los andinos hasta cuartos de final de la Copa Libertadores hace más
de diez años, aval suficiente para ser admitido en su combinado nacional. Con
la vinotinto hizo creer a su paisano que la utopía mundialista era asequible. No demostró su hipótesis, pero sorprendió a
propios y extraños con históricos resultados. Con labores menos sonadas en
México y la India llega como un trotamundos buscando de nuevo el terreno que
mejor conoce. Su trayectoria le ha legado una noción sudamericana suficiente
para entender que llega a un grande y que esta es su oportunidad de consumar
sus valores fuera de la frontera.
Ganarse el vestuario
A lo largo de su carrera demostró que el grado de
competitividad de sus plantillas es directamente proporcional a la confianza
que se tenga de su propuesta. Farías ahora es un veterano y debería estar
curtido de retórica para llegar a la conciencia del blaugrana. Si un técnico
entrante sabe llegar su mensaje al jugador, solo queda trabajo para armar una
estrategia que explote las fortalezas y reduzca debilidades. En base a los
jugadores que se tenga se traza un sistema con el cual guiarse, sin embargo el
de Güiria ha mantenido una postura regular en cuanto a sus planteamientos a lo largo de su trayectoria.
Como buen manager moderno, estudia al rival y se nota cuando
defiende. Busca los zonas donde el contrario suele hacer daño –acostumbra responder con triángulos defensivos para presionar-, su costado fuerte, su
lanzador; su plan de ataque. Diseña una táctica de apoyos y ocupaciones de espacio para contrarrestar la
ofensiva en defensa organizada. Le gusta el dibujo 4-4-2, pero
dependerá de sus piezas si tiene con qué llevarlo a cabo.
Nombres del cambio
Ofensivamente también hay estudios. En el juego de Farías
hay mucho cruce con los defensores en orden de conseguir faltas cercanas al
área rival, acá es donde Rubén Rojas puede tener un rol protagónico con su
desborde. La exhaustividad en la táctica fija es un sello de sus gestiones, lo
demostró en México y Venezuela. Nombres como Diego Lugano o Víctor Mareco pueden
incrementar sus cuentas goleadoras, con Fabbro como asistidor.
“Intuyo que el
paraguayo es buen cabeceador por el mal estado de las canchas: era tan complejo
jugar por abajo que no había más remedio que tirar la bola por arriba”
Gerardo Martino.
Esto cae de canto para las aspiraciones lúdicas del
venezolano. Sus dirigidos suelen crear peligro con envíos largos por todo el eje del último tercio. Organización defensiva en bloque y transiciones
ofensivas rápidas en orden de restar riesgos en la pérdida de balón. Se
juega mucho por arriba, como si hubiese pasto en el
aire para que el balón transite. Todo muy acorde a la percepción de
Martino, quien ha tensado el arco de la exigencia como nadie en la selección
albirroja.
En cuanto a la esencia de su carácter, Farías combina con el
pueblo del ciclón por su ánimo. Su sed de triunfo revanchista va en línea con
el deseo del barrio obrero de poder ganar títulos internacionales como su rival
citadino. Con un resultadismo a veces poco recursivo, se ha mantenido en el
cargo mientras tuvo esperanza matemática de lograr objetivos. Con optimismo
como bandera recuerda sus promesas en las ruedas de prensa. Ahora está en un
grande de Sudamérica, licencia suficiente para esperanzar a sus nuevos hinchas.
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