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Gustavo Laguardia (@AKD_GustavoL)


La historia comenzó a contarse hace casi cincuenta años, inmediatamente después de aquel ya tan lejano 4 de noviembre de 1967, el día que Racing Club de Avellaneda se consagró como el primer campeón Intercontinental de clubes de Argentina. Ese mismo día después comenzó a contarse esta historia, la historia de una pasión. Fue tanta la gloria alcanzada aquella vez, que cada día que pasaba se hacía más y más difícil sostenerla, y en la medida que los días se hacían semanas, las semanas meses y los meses años, parecía como que el tiempo iría cruelmente tragándoselo todo, absolutamente todo, aunque de una forma extraña e inversamente proporcional a la disminución de la gloria deportiva, aumentaba “paso a paso” y sin límites la intensidad de la pasión.

Una novela de Eduardo Sacheri, “La pregunta de sus ojos”, fue llevada al cine por Juan José Campanela en el 2009, bajo el nombre de “El secreto de sus ojos”. Todo indicaría que la gran fuente de inspiración de esta historia hunde sus raíces en la historia de una pasión, que bien podría llegar a ser la que empezó a contarse aquel día posterior al 4 de noviembre de 1967. Los malos resultados y las ‘malas noticias’ fueron sucediendo sin pausa desde aquella fecha para el primer campeón mundial. Apenas un sub-campeonato en 1973 detrás del Huracán del “flaco” Menotti, la Súper Copa de 1988, las semis de Libertadores en 1997, hasta arribar a la quiebra institucional expresada por la síndico Ripoll con las peores palabras: “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”.

Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Javier Godino y Pablo Rago, entre otros, son actores de cine y televisión que el público argentino conoce; todos ellos formaron parte de la película “El secreto de sus ojos”, pero Guillermo Francella es especial, al menos para los hinchas de Racing, porque él es de Racing, fanático de Racing, apasionado por Racing… Tuvo en su responsabilidad hacer de0 Sandoval, el amigo alcohólico de Benjamín Espósito (Ricardo Darín), agente judicial retirado, quien en 1999 escribe una novela acerca de un asesinato ocurrido en 1974.

Pero, ¿qué tiene que ver Racing con todo esto?, ¿Qué tiene que ver Racing con “El secreto de sus ojos”?

Benjamín Espósito siente pasión por el cumplimiento de la promesa que le hizo al viudo de la víctima, el viudo de la víctima siente pasión por la venganza y Sandoval siente pasión por su amigo. Sandoval con su amigo, precisamente, secuestran cartas del asesino (a quien creen asesino por la pasión en sus ojos al mirar a la víctima en un par de fotos que llegan a poder de Benjamín), con el fin de encontrar algo para el esclarecimiento del hecho, sin embargo solo encuentran frases ‘sin sentido’, sin conexión aparente con nada…

“Te juro que con lo que llovió quedé peor que Oleniak la vez aquella”; “vamos a hacer flor de yunta, no es lo mismo Anido, que Anido con Mesías”; “en eso soy como Manfredini y no como Bavastro”; “yo no quiero terminar como Sánchez”.
Y de pronto, en un bar cualquiera de Buenos Aires, hay alguien que está en condiciones de explicar cada una de las aseveraciones escritas por Isidoro Gómez, el asesino de Liliana Colotto de Morales. A ese bar fueron Sandoval y Benjamín.

“Oleniak, Juan Carlos Oleniak, adquirido por Rácing en 1963, lo empujaron y se cayó a la fosa. Anido y Mesías, los back centrales del Racing campeón del 61; Manfredini, un jugadorazo, comprado a los mendocinos por dos pesos. Bavastro, jugó dos partidos en un año, nada; Sánchez, arquero de la década del 50, eterno suplente”. Luego de que ambos lo escucharon muy atentamente, Sandoval le pregunta (a sabiendas de que en la vida real él tendría ya la respuesta a la misma), ¿Qué es Racing para usted? Y el decidor de cuestiones futboleras responde:

-Una pasión.
-¿A pesar de tantos años sin salir campeón? – Pregunta Sandoval.
-Una pasión es una pasión.



“¿Te das cuenta?, el tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión”

Y allá fueron, Sandoval y Benjamín, esta vez a buscar al asesino a la cancha de Huracán, donde el local enfrentaba al Racing Club de Avellaneda. Y ahí estaba, aferrado a su pasión, enloquecido hasta las últimas consecuencias con el relato del tiro en el travesaño del ‘ropero’ Díaz, desencajado con el grito de ‘gol’ que lo hizo desaparecer de entre tanta gente celebrando…

1999, cuando la historia fue contada; cuando Espósito (ya en Buenos Aires desde 1985) va a encontrarse con Morales, quien vive en las afueras de Buenos Aires; cuando Racing “ha dejado de existir” y su gente va a la cancha a no verlo jugar y a expresar su pasión; cuando Espósito descubre que el asesino no murió ni desapareció, que aún está con vida; cuando se hace una misa en la cancha de Racing para que Racing vuelva a jugar y a existir; cuando Espósito escucha de Morales el argumento del secuestro y cautiverio del asesino “usted dijo perpetua”; cuando Racing dejó de serlo todo para pasar a ser solo una pasión; cuando la pasión del asesino por la víctima en sus ojos y por su club; cuando la pasión de Sandoval por su amigo dejándose morir por él; cuando la pasión por el esposo de la víctima por la venganza; cuando la pasión de Espósito por el cumplimiento de la promesa y por Irene a quien finalmente va a buscar; cuando la pasión por el amor.

Cuando Racing Club de Avellaneda ganó su primer Óscar.

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