Gustavo Laguardia (@AKD_GustavoL)
La historia comenzó a contarse hace casi cincuenta años, inmediatamente después de aquel ya tan lejano 4 de noviembre de 1967, el día que Racing Club de Avellaneda se consagró como el primer campeón Intercontinental de clubes de Argentina. Ese mismo día después comenzó a contarse esta historia, la historia de una pasión. Fue tanta la gloria alcanzada aquella vez, que cada día que pasaba se hacía más y más difícil sostenerla, y en la medida que los días se hacían semanas, las semanas meses y los meses años, parecía como que el tiempo iría cruelmente tragándoselo todo, absolutamente todo, aunque de una forma extraña e inversamente proporcional a la disminución de la gloria deportiva, aumentaba “paso a paso” y sin límites la intensidad de la pasión.
“Te juro que con lo que llovió quedé peor que Oleniak la vez aquella”; “vamos a hacer flor de yunta, no es lo mismo Anido, que Anido con Mesías”; “en eso soy como Manfredini y no como Bavastro”; “yo no quiero terminar como Sánchez”.
“Oleniak, Juan Carlos Oleniak, adquirido por Rácing en 1963, lo empujaron y se cayó a la fosa. Anido y Mesías, los back centrales del Racing campeón del 61; Manfredini, un jugadorazo, comprado a los mendocinos por dos pesos. Bavastro, jugó dos partidos en un año, nada; Sánchez, arquero de la década del 50, eterno suplente”. Luego de que ambos lo escucharon muy atentamente, Sandoval le pregunta (a sabiendas de que en la vida real él tendría ya la respuesta a la misma), ¿Qué es Racing para usted? Y el decidor de cuestiones futboleras responde:
-Una pasión.
“¿Te das cuenta?, el tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión”
Y allá fueron, Sandoval y Benjamín, esta vez a buscar al asesino a la cancha de Huracán, donde el local enfrentaba al Racing Club de Avellaneda. Y ahí estaba, aferrado a su pasión, enloquecido hasta las últimas consecuencias con el relato del tiro en el travesaño del ‘ropero’ Díaz, desencajado con el grito de ‘gol’ que lo hizo desaparecer de entre tanta gente celebrando…
1999, cuando la historia fue contada; cuando Espósito (ya en Buenos Aires desde 1985) va a encontrarse con Morales, quien vive en las afueras de Buenos Aires; cuando Racing “ha dejado de existir” y su gente va a la cancha a no verlo jugar y a expresar su pasión; cuando Espósito descubre que el asesino no murió ni desapareció, que aún está con vida; cuando se hace una misa en la cancha de Racing para que Racing vuelva a jugar y a existir; cuando Espósito escucha de Morales el argumento del secuestro y cautiverio del asesino “usted dijo perpetua”; cuando Racing dejó de serlo todo para pasar a ser solo una pasión; cuando la pasión del asesino por la víctima en sus ojos y por su club; cuando la pasión de Sandoval por su amigo dejándose morir por él; cuando la pasión por el esposo de la víctima por la venganza; cuando la pasión de Espósito por el cumplimiento de la promesa y por Irene a quien finalmente va a buscar; cuando la pasión por el amor.
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