Roy Galdos (@RRGaldos)
Con el resultado abultado en Lima, Universitario de Deportes visitaba a Emelec en Guayaquil con la consigna de lavarse la cara y tratar de mejorar la imagen mostrada de local. Para este encuentro, debutaron dos incorporaciones del conjunto crema: el defensor Diego Rodríguez, futbolista uruguayo llegado del Atlético Cerro de su país y Josué Estrada proveniente de Sporting Cristal. Además del ingreso de Rodríguez y Estrada por Balbín y Cuba respectivamente, Roberto Challe hizo otras modificaciones con respecto al primer partido de la llave. Alexi Gómez dejaría la posición de mediocampista central para ubicarse como volante por izquierda, mientras su lugar era ocupado por Giordano Mendoza y Juan Pablo Pino salía del sector izquierdo para colocarse en la posición de Diego Guastavino.
Con el resultado abultado en Lima, Universitario de Deportes visitaba a Emelec en Guayaquil con la consigna de lavarse la cara y tratar de mejorar la imagen mostrada de local. Para este encuentro, debutaron dos incorporaciones del conjunto crema: el defensor Diego Rodríguez, futbolista uruguayo llegado del Atlético Cerro de su país y Josué Estrada proveniente de Sporting Cristal. Además del ingreso de Rodríguez y Estrada por Balbín y Cuba respectivamente, Roberto Challe hizo otras modificaciones con respecto al primer partido de la llave. Alexi Gómez dejaría la posición de mediocampista central para ubicarse como volante por izquierda, mientras su lugar era ocupado por Giordano Mendoza y Juan Pablo Pino salía del sector izquierdo para colocarse en la posición de Diego Guastavino.
Mientras tanto, Emelec solo
mostraría una modificación con respecto al partido de ida: el ingreso de
Osbaldo Lastra por Pedro Quiñonez para acompañar a Fernando Gaibor en la
medular del conjunto ecuatoriano. Tiene mucho que ver en estas variantes que
el equipo guayaquileño no haya jugado el fin de semana en el campeonato
doméstico, mientras que Universitario cayó derrotado ante UTC en Cajamarca por
el cierre del Torneo Clausura.
La primera sensación que
dejó el arranque del partido, era que, a pesar de que Emelec no dejaba de
ejecutar su plan ofensivo para anular los intentos de Universitario, el
conjunto crema mostraba cierta rebeldía en cuanto la presión que ejercía a la
defensa local. A pesar de eso, Emelec no se desesperaba. También porque
Universitario, cada vez que contaba con una oportunidad para poder hacer daño,
sus futbolistas en campo no se encontraban para poder gestar el peligro. Los
remates de larga distancia, balones largos divididos y la dependencia
de alguna resolución individual, eran las armas que mostraba Universitario.
Por su parte, el conjunto de
Alfredo Arias, mostrando muchos automatismos en cuanto los movimientos de sus
jugadores por banda y la llegada de sus mediocampistas ofensivos, empezó a
reeditar lo visto en Lima; siempre teniendo a Fernando Gaibor como eje e iniciador
de las jugadas de peligro. Un equipo que se conoce de memoria y siempre
buscando el arco rival, no solo teniendo a Stracqualursi como referente de
área, sino con la llegada constante de sus jugadores desde la segunda línea;
incluso el propio Stracqualursi se encontraba en constante movimiento,
recogiéndose para apoyarse con Mena, Guanca, Giménez, Gaibor y los laterales
que llegaban por los lados.
Universitario, al igual que
en los primeros 90 minutos de la llave, anduvo desorientado en el medio sector.
Las modificaciones de Roberto Challe no fueron solución clara para el problema
que acarrea Universitario: el funcionamiento del equipo ha caído en un vacío en donde no
encuentra respuestas resolutivas en ningún sector del campo.
Dentro de ese mar de
confusiones, Universitario sería el propio verdugo de sus esperanzas. Ángel
Romero, luego de recibir un pase muy comprometido por parte de Mendoza, no pudo
salir airoso ante la presión de Gaibor. Tras la pérdida, Emelec ejecutó lo que
mejor sabe hacer. El propio Gaibor, luego de haber recuperado el balón, se
movió rápido hacia el espacio que Universitario dejó en el sector derecho; y
luego de un centro de éste y la llegada de Mena y Giménez al área, la jugada
terminaría en autogol de Romero.
Con el gol encima, lo de Emelec empezó a ser una constante durante los minutos posteriores. Siempre
haciendo daño en los espacios que Universitario dejaba por los lados y dominando
el encuentro a través del control del balón. Ni el buen gol de Hernán Rengifo
pudo desfigurar la tónica del primer tiempo. En un momento de confusión para
Emelec luego de una gresca minutos antes, Universitario encontró espacios
dentro de ese desconcierto, y con una buena asistencia de Juan Pablo Pino,
Rengifo puso el empate que, entendiendo lo que pasaba en el terreno de juego,
se salía de contexto.
Después del empate, como
si no hubiera pasado nada, Emelec siguió en lo suyo. El gol de Rengifo fue el
aliciente para que los locales no se duerman sus labores. Y sin que pase mucho
tiempo para que Universitario pueda aprovechar el descuento en la llave, los
ecuatorianos volvieron a tomar las riendas del partido. Trasladando el balón de
un lugar a otro, juntando todas sus herramientas ofensivas, sumándole más juego
asociativo a su volumen de ataque, Emelec arrinconó a Universitario; y en el
dominio ‘Eléctrico’, se acrecentó la desesperación de los cremas.
Luego de una buena
combinación de Holger Matamoros –que había ingresado en reemplazo del golpeado
Fernando Giménez- con el lateral derecho Byron Mina, éste último se internó en
el área, y con un acrobático intento de despejar el balón por parte de Braynner
García, Mina es derribado en el área. Penal. No había nada que discutir.
Oportunidad clara para que
Emelec refleje su superioridad en el marcador; y Andrés Stracqualursi no
perdonó. Remate fuerte y sin dudar. El delantero argentino canjeo gol por
penal, y sentenciaba aún más la serie. Los minutos siguieron su curso con el
mismo dueño del partido; de esa manera culminaba la primera mitad. Con un 5-1
en el global en contra para Universitario, y con la sensación de que las
respuestas a tremenda diferencia, iba más allá del resultado.
Para el complemento, al
igual que en Lima, poco o nada cambiaría. Emelec continuó siendo el dueño del
timón del partido, mientras que Universitario, ya sintiendo los estragos de la
exigente primera mitad, se encontraba más sometido en su propio campo. Incluso,
a pesar de que los minutos posteriores al inicio de la segunda mitad Emelec
bajaría las revoluciones de su juego, Universitario seguía siendo un equipo sin
mayor peligro para los locales. El transcurrir de los minutos solo confirmaba
lo que se vio en el partido de ida: un equipo que llegaba a esta Copa
Sudamericana como una aventura pasajera, sin haberle puesto la seriedad que
ameritaba, y otro, que sabe que su mayor saldo es a nivel internacional, y que
esta edición de la Sudamericana, era una nueva oportunidad para posicionar el
fútbol que ya había logrado a nivel local.
Los dirigidos por Alfredo
Arias, dejaron de ser profundos e incisivos por un momento, para buscar manejar
el partido desde la posesión del balón. Ángel Romero y Giordano Mendoza, como
todo el partido, no podían mantener el orden para que Universitario, la menos,
pueda soportar el dominio ecuatoriano. Y sin el control del balón, era casi
imposible que el juego pase por Andy Polo, Roberto Siucho –que había ingresado
por Alexi Gómez- o Juan Pablo Pino.
Con la llave ya resuelta,
y aun habiendo bajado el ritmo del partido, Emelec arremetió nuevamente. Luego
de un lateral a favor de Universitario, Holger Matamoros recuperó el balón en
una zona donde no se puede entregar facilidades tan marcadas. Combinó con
Stracqualursi que se había recogido, y luego de un gran desborde, asiste a Mena
que llegaba al área desde atrás. La defensa de Universitario, que se encontraba
retrocediendo tras la pérdida, se vio sorprendida con la rápida llegada del
volante ecuatoriano. Un gol más, y el marcador no mentía. La diferencia entre
ambos equipos era esa.
A pesar de que luego del
gol de Ángel Mena, restaban más de 20 minutos, el partido no mostraría muchos
cambios en cuanto al juego. La eliminatoria de la Copa Sudamericana ya estaba
consumada y Universitario se quedaría en el camino sin haber recorrido mucho.
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