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Por Federico Muiños (@federuvi)

River Plate está pasando por un momento importante de su historia a nivel internacional. Hace dos años atrás, cuando asumía Marcelo Gallardo como entrenador, contaba con solamente 5 títulos internacionales. Con la última Recopa Sudamericana, lograda tras el triunfo contra Independiente Santa Fe de Bogotá, duplicó la cifra y ahora cuenta con 10 galardones.

Mucho tuvo que ver el “Muñeco” en esta seguidilla triunfadora. El primero de estos torneos fue la Copa Sudamericana 2014. En aquella ocasión, el Millonario formaba con un habitual 4-3-1-2. Leonardo Pisculichi era la gran figura de aquel plantel. Como enganche, fue clave en las semifinales ante el eterno rival, Boca Juniors, y también en la final ante Atlético Nacional de Medellín, donde convirtió un gol en la ida y fue asistente en los dos tantos de la revancha que le dieron a River dicha competencia.



El equipo preferido de Gallardo era con Barovero; Mercado, Maidana, Funes Mori, Vangioni; Sánchez, Kranevitter (o Ponzio), Rojas; Pisculichi; Mora y Teo Gutiérrez. Luego de la Sudamericana, la misma formación volvería a ganar otro título a principios de 2015: La Recopa. El uruguayo Carlos Sánchez marcó los goles ante San Lorenzo que le dieron a los de Núñez el séptimo título internacional de su historia (1-0 en la ida y el mismo resultado en la vuelta).



Llegó el momento de afrontar la Copa Libertadores 2015. Una competencia que a River se le negaba desde 1996. Luego de una sufrida fase de grupos, donde el equipo clasificó como el peor de los segundos (7 puntos en seis partidos), Gallardo se dio cuenta que la formación táctica debía cambiarse. Pisculichi ya no era el mismo que en 2014 y perdió su puesto en el once titular.



¿Qué decisión tomó el Muñeco? Cambiar el 4-3-1-2 por un 4-4-2 con un doble cinco que conformaron Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio. De esta manera, el Millonario pasó con éxito los octavos de final ante Boca, los cuartos contra Cruzeiro de Brasil, la semifinal ante Guaraní de Paraguay y la recordada final frente al Tigres de México.

Aquel River se caracterizó por funcionar como equipo. Todos cumplían un rol importante y no había figuras sobresalientes. Sin perder la intención del buen juego, aquella decisión de Gallardo convirtió al equipo en un conjunto que sabía leer los encuentros complicados de la Copa, donde sabía cuándo jugar y cuándo debía ser más “combativo”.

Con la Libertadores en las vitrinas el 5 de agosto de 2015, a los seis días se logró otro torneo internacional con el mismo sistema táctico: 3-0 al Gamba Osaka en Japón por la Suruga Bank. Noveno título para River y el cuarto para Marcelo Gallardo en tan solo un año. Algo totalmente espectacular.






Después de aquello, el Millonario sufrió algunas bajas en su plantel (ya no estaban Funes Mori, Rojas y Teo Gutiérrez, entre otros) y el rendimiento sufrió una merma importante: quedó eliminado en las semifinales de la Sudamericana 2015 (no pudiendo revalidar el título) y estuvo lejos de pelear el torneo local. Con el 4-4-2 ya mencionado, jugó el Mundial de Clubes en Japón: 1-0 ante el Sanfrecce Hiroshima (gol de Lucas Alario), y 0-3 ante el Barcelona de España por la final del certamen.



Cuando comenzó el año 2016, era un River totalmente distinto. Ya no estaban Carlos Sánchez y Matías Kranevitter, figuras del equipo ultra ganador de la temporada anterior. La buena noticia para el club fue el regreso de Andrés D’Alessandro, el talentoso enganche que surgió de las divisiones inferiores riverplatenses.

Sin embargo, el rendimiento colectivo del plantel durante el primer semestre no fue el esperado. Nuevamente estuvo lejos de la lucha en el campeonato doméstico y cayó en los octavos de final de la Libertadores contra Independiente del Valle.

Llegó una nueva pretemporada para un River que contaba con más bajas de peso: se fue el arquero Marcelo Barovero, quien supo meterse entre los mejores porteros de la historia del club, los laterales Gabriel Mercado y Leonel Vangioni, y los centrales Emanuel Mammana y Eder Álvarez Balanta. A tan solo un año de haber ganado la Libertadores 2015, el equipo de Gallardo solo pudo mantener a Jonatan Maidana en la defensa titular.

La pretemporada de mitad de año fue más larga de lo esperada. La disputa de la Copa Centenario y la crisis del fútbol argentino alargaron los trabajos de preparación más de la cuenta. En el caso de River, los del Muñeco jugaron dos encuentros por Copa Argentina (ambos con triunfo) y le tocó afrontar una nueva Recopa Sudamericana antes del inicio del Campeonato de Primera División. Justamente esta Recopa, se transformaba en el primer gran objetivo de la temporada… en caso de ganarla, el Millonario llegaría a los 10 títulos internacionales y sería el quinto con Gallardo como DT.

Y así lo fue. Luego del 0 a 0 ante Independiente Santa Fe en Bogotá, llegó la revancha en el Monumental, donde River ganó 2 a 1 con goles de Sebastián Driussi y, cuándo no, Lucas Alario. Un plantel con un equipo totalmente renovado. No solo por nombres, sino también por el sistema táctico.


El actual River juega con un 4-2-2-2 con Leo Ponzio y Nacho Fernández en el mediocampo y D’Alessandro junto con el “Pity” Martínez por los costados. Estos últimos, caracterizados por generar juego, también deben tener compromiso por la marca. Es raro verlo, pero incluso D’Alessandro baja varios metros para recuperar pelotas.

El once que se vio en la Recopa, y el que ahora es el “ideal” forma con Batalla; Moreira, Maidana, Mina, Casco; Ponzio, Fernández; D’Alessandro, Martínez; Driussi y Alario.



Tanto Gallardo como los jugadores, e incluso algunos dirigentes, afirman que es un “equipo nuevo” que se está “conociendo”. Sin embargo, ya ha conseguido una conquista, la mencionada Recopa 2016.

Primero con un enganche, luego con un doble cinco, y luego con un 4-2-2-2, Gallardo supo adaptarse a los jugadores que tenía y se transformó en el DT más ganador de la historia de River a nivel internacional. Él solo ya posee la misma cantidad que tenía la institución antes de su llegada como director técnico.

El Muñeco supo ser ídolo como jugador. No hace falta aclarar lo que significa para River desde su rol como DT.


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