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Cosme González (@CosmeGonzalez)


Se disputaba la última fecha previa al hexagonal final de la CONCACAF, y México recibía en el majestuoso estadio Azteca a la selección de Honduras, quienes venían en busca de un empate para asegurar su pase. Los visitantes hicieron su partido, cerraron espacios y salieron con el empate a cero del Coloso de Santa Úrsula.

México con y sin balón


Desde la llegada de Juan Carlos Osorio al banquillo nacional se han visto movimientos tácticos interesantes. El estratega colombiano hace mucho énfasis en los perfiles naturales, y gusta de jugar un 1-4-3-3 con la incorporación constante de los laterales. El puesto del medio centro que en ocasiones han desempeñado Rafa Márquez, Molina y como hoy Diego Reyes, es importante para el parado nacional, ya que cuando se tuvo la salida, Diego se posicionó como un tercer central para darle amplitud a los laterales.


Cuando no se tiene el balón, abandona esa zona y ocupa la de medio centro. Con la ayuda como interiores de Andrés Guardado y de Héctor Herrera, dejando la línea de cuatro en defensa, que en esta ocasión estuvo formada por Hugo Ayala y Héctor Moreno como centrales, en las laterales por derecha Dueñas y por izquierda Miguel Layún.



2.- Amplitud nacional

Ya con el movimiento anteriormente mencionado de Diego Reyes, los laterales Dueñas y Layún, prácticamente se vuelven hasta extremos. Los tres delanteros con los que acostumbra a jugar Osorio se posicionan en el pasillo central de la cancha con constantes rebotes. Para este partido Aquino y Zaldívar tomaron los extremos y Sepúlveda como centro delantero.


3.- Cerrojo hondureño

Los centroamericanos tenían muy claro su plan de juego, y desde que inició el partido se pararon muy bien en defensa. Con la formación fue 1-5-4-1 ese único delantero era quien retardaba la jugada para que no agarraran mal parados a los hondureños en zona defensiva, y era a quien lanzaban para buscar las espaldas que en ocasiones dejaba sobre todo Dueñas por el sector derecho en referencia a la defensa azteca.



4.- Pasillo central

Los hondureños se pararon muy bien en defensa, cerraron espacios y siempre estuvieron bien compactos, con poco espacio entre líneas, que hacían nulas las botadas de cualquiera de los delanteros nacionales. Los visitantes, optaron por cerrar el pasillo central, y dejarles los pasillos laterales libres obligando con esto a mandar los ataques de México por las bandas, y gracias al organizado parado hondureño y con buenos recorridos de líneas siempre estaban cerca de cualquier centrador mexicano. 


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