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Jesús Zambrano (@JesusZambrano_)


“La ciudad de los caballeros” como es conocida Mérida, la ciudad que se encuentra ubicada a 1600 metros sobre el nivel del mar, con tantísimos atractivos para vacacionar y con una cantidad innumerable de personas que actúan de buena fe, fue sede por primera vez de la selección nacional en juegos correspondientes a las eliminatorias mundialistas de la CONMEBOL y además albergó el primer partido en condición de local de la vinotinto dirigida técnicamente por el seleccionador nacional Rafael Dudamel.

La previa del encuentro se vivió con mucha pasión y sentido de pertenencia en el estado andino de nuestra querida Venezuela, pese a caer 2-0 frente a la selección de Colombia en Barranquilla. Mérida se vistió de fiesta para recibir a la vinotinto, a sabiendas de que Lionel Messi era baja por lesión. La ciudad empezó a vivir a flor de piel este compromiso desde el pasado viernes cuando la selección arribó a El Vigía y posteriormente se trasladó hacia la ciudad capital, donde efectuaría el único entrenamiento a puertas abiertas en el estadio Metropolitano de Mérida con una cantidad impensable de público que llenaría parte de la tribuna este.

En cada esquina de las principales avenidas se podía observar ventas de las camisetas vinotinto, gorras tricolores y banderas de Venezuela, además de un ambiente futbolero impresionante en todos los rincones merideños, sólo se habló de futbol en esta mini semana, en una Mérida con tardes de lluvia y con un clima frío como lo es de costumbre.

Durante las horas previas del compromiso se manejaba mucho el tema de la boletería, según se comunicaba, se habrían devuelto entradas por la ausencia del capitán de la selección argentina, Lio Messi, pero cada hora menos hacia el inicio del compromiso fue opacando dichas declaraciones, que terminaron resultado una total mentira ya que el estadio Metropolitano de la ciudad de Mérida registró un total de asistencia de 40.790 personas, la tercera mejor marca en una eliminatoria para Venezuela.

Por otra parte las restricciones de la Guardia Nacional Bolivariana fueron exageradamente estrictas y a la vez sin sentido común, se prohibió el ingreso de botellas medianas plásticas de agua mineral pero dentro de las instalaciones del estadio se vendían sin ninguna restricción y esto pudo pasar factura al terminar el encuentro, debido a que desadaptados aficionados de la tribuna inferior este lanzaron botellas de plástico hacia la humanidad del futbolista argentino Javier Mascherano, que por suerte salió iluso de este suceso.

Las barreras con efectivos de seguridad que impedían el acceso al estadio fueron parte de la mala organización. Venezolanos que hacían su cola desde tempranas horas tuvieron que pasar por diversos “filtros”, en los cuales se demoraban cierto tiempo entre uno y otro. Pese a que las puertas del estadio se abrieron en horas del medio día, los Guardias Nacionales abrían y cerraban el paso para evitar la acumulación de aficionados en la entrada para ingresar al recinto deportivo.

Y el canto que nunca falta, sí, el del descontento social se hizo presente nuevamente en los eventos deportivos y, en esta ocasión, en el estadio Metropolitano de Mérida, sonó unas cuantas veces el “y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer". Una población con tantos problemas sociales y económicos no dejo pasar esta ocasión, para hacerse sentir.

Durante el desarrollo del encuentro, el hincha vinotinto no paró de alentar a los suyos, con cánticos acompañados por la recién fundada barra vinotinto llamada “Libertador de América” en la cual se juntaron diversas barras del futbol nacional con el único fin de apoyar a la selección venezolana de futbol.


En síntesis Mérida pasó la prueba con una alta calificación y se perfila para ser la sede oficial de la selección nacional.

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